El presidente paraguayo toma el púlpito para defenderse

Federico Franco y el obispo Mario M. Medina

Franco replica durante la misa al obispo que acababa de denunciar en su homilía el uso de semillas transgénicas

Federico Franco y el obispo Mario M. Medina

Federico Franco y el obispo Mario M. Medina

B. A. | El 6 pasado de septiembre, se produjo un hecho del todo imprevisto e inédito en el templo paraguayo de Villa Florida, cuando el presidente del país, Federico Franco, le solicitó la palabra al oficiante, el obispo de San Juan de las Misiones y Ñeembucú, Mario Melanio Medina, tras la homilía que pronunció durante la celebración de la misa.

Medina, de 72 años, acababa de cuestionar en ella la decisión del presidente paraguayo de liberalizar el uso las semillas transgénicas. Franco respondió: “Si me permite, voy a explicar esto, monseñor”, y subió al púlpito.

El prelado le cedió el micrófono, y el mandatario replicó: “¿Usted cree, monseñor, que si los transgénicos van a perjudicar la salud y el ambiente, yo haría algo parecido?”, se defendió. Y le solicitó al obispo que presentara un documento de una persona entendida que demuestre que los transgénicos perjudican la salud y la vida. El presidente añadió que los transgénicos son semillas “que Dios y la ciencia permitieron que sean modificadas para beneficio de los productores”.

El pastor de San Juan de las Misiones y Ñeembucú, por su parte, respondió que personas entendidas en la materia le informaron sobre los perjuicios de las semillas transgénicas e insistió en la necesidad realizar un estudio profundo antes de aprobar el uso de las variedades genéticamente modificadas.

El pasado 20 de agosto, a petición de los grandes productores y bajo recomendación del Ministerio de Agricultura y Ganadería, Franco liberalizó la importación de semillas de algodón transgénico, a pesar de la resistencia de sectores sociales y campesinos, que consideran el hecho como un atentado a la soberanía alimentaria de Paraguay.

Ya entonces, los campesinos se manifestaron frente al Congreso Nacional contra el uso de este tipo de semillas, y organizaron un panel de debate en el salón auditorio de la Casa de la Cultura sobre las semillas transgénicas y sus consecuencias sociales, ambientales y para la salud. En esa ocasión, el ingeniero agrónomo Víctor Benítez habló de los riesgos de los transgénicos para la salud humana.

El trasfondo de este diferendo se encuentra en la puja librada en un país donde el 40% de sus habitantes vive de la agricultura. Paraguay se ha convertido en el sexto exportador mundial de soja, pero esta agricultura mecanizada y destinada a la exportación no mejoró el nivel de vida de sus habitantes.

En un país sin estabilidad política, la pobreza se incrementa y los jóvenes se ven obligados a emigrar por falta de trabajo; los campesinos, mientras tanto, abandonan sus hogares y se van a los suburbios o se agrupan en campamentos de protesta, ocupan campos de soja, defienden su derecho a cultivar la tierra y a decidir su modo de vida. Reclaman la propiedad de una tierra adjudicada ilegalmente durante la dictadura militar a muchos de sus actuales propietarios. Los latifundistas, por su parte, pasean sus armas junto a los asentamientos campesinos.

Desde algunos sectores se acusa a las multinacionales, con Monsanto a la cabeza, de promover el monocultivo de soja transgénica que alimenta la codicia de los grandes propietarios de la tierra y de las empresas que controlan la alimentación del mundo. Los campesinos cuestionan a los empresarios agropecuarios por fumigar sin respetar la ribera de los arroyos ni la proximidad de las casas, envenenando el suelo, el agua y el aire. Denuncian el aumento de niños y niñas con alergias y con problemas respiratorios, así como también el nacimiento de bebés con graves malformaciones congénitas.

Igualdad o capitalismo

El obispo Medina ya denunció con anterioridad que “el Gobierno de Federico Franco va a seguir de tumbo en tumbo, como el Gobierno de Lugo, porque el Parlamento no responde al Ejecutivo. Este Gobierno no está reconocido por los países del Mercosur y muchos otros países a nivel mundial. Ahora vivimos en otras épocas, en la globalización, por eso es importante la cooperación de los países extranjeros. En Paraguay todos los partidos se dividen por intereses grupales y mezquinos y el pueblo sufre. Le pusieron a Franco, pero él no va a poder hacer absolutamente nada, porque va a estar atado por el capitalismo, por la estructura parlamentaria y los que tienen poder económico. Paraguay y América Latina están sometidos entre dos modelos: el que busca la igualdad social y el capitalismo, que solo quiere amasar fortuna, que no le interesa absolutamente nada la situación de los pobres”.

En el nº 2.816 de Vida Nueva.

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