Pepe vuelve a Alemania

Los agentes de pastoral en el país atienden a miles de emigrantes de lengua española

Misión Católica de Lengua Española en Alemania, encuentro comida

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | En los años 50 y 60, miles de ciudadanos abandonaron la España franquista en busca de la oportunidad de una vida mejor. La industria alemana acogió a muchos de ellos. Eran los años del “vente a Alemania, Pepe” que, desde el humor, reflejó la famosa película protagonizada por Alfredo Landa. Pero, como también mostraba el film, no todo eran vino y rosas. La gran mayoría de los españoles que entonces fueron al extranjero lo hicieron en condiciones muy difíciles, trabajando de sol a sol y alejados de sus familias.

Paradojas de la Historia, en las décadas siguientes España se convirtió en un espacio preferente por el que, desde África y América, otros muchos llegaron a Europa en busca de su oportunidad. También con las mismas dificultades. Parecía que el círculo se cerraba. Pero no.

La crisis está provocando que miles de españoles, en paro o con el afán de encontrar una alternativa laboral, se vean obligados nuevamente a marcharse a otros países. Entre ellos, cómo no, a Alemania. Otra vez, Pepe se abre un camino nada fácil.

En este contexto, ¿cómo adapta la Iglesia su actividad pastoral con los migrantes? ¿Cómo afrontan los responsables eclesiales un cambio de paradigma por el que España, además de un país receptor, vuelve a ser un emisor? ¿Y los agentes de pastoral nacionales que se encuentran ante una cuestión que parecía ya superada? ¿Hay que desempolvar el manual de acogida que se innovó con Pepe? ¿Puede ser esta, en definitiva, una oportunidad para profundizar en una forma particular de nueva evangelización?Misión Católica de Lengua Española en Alemania, excursión

Las respuestas las conoce bien Juan Mari García Latorre. Este sacerdote vizcaíno (Arrigorriaga, 1950), de la Congregación de los Terciarios Capuchinos (amigonianos), lleva desde 1975 en Alemania y hace un año asumió la Misión Católica de Lengua Española, que atiende a 11.000 católicos hispanohablantes de hasta 21 países.

La Iglesia da el primer paso

¿Cómo localizan a quienes deben ayudar? En Alemania, cuenta Juan Mari, ayuda mucho la propia legislación: “Cuando llega una persona a Alemania y se empadrona, si es católico, el ayuntamiento tiene la obligación de pasar sus datos al obispado”.

Nada más conocer la identidad del nuevo vecino, la Misión Católica le envía una carta de saludo para “comunicarle que existimos y que estamos a su disposición”. Algo simple, pero que ha traído muchos frutos.

Son muchos los que devuelven el contacto a través de llamadas telefónicas, correos electrónicos o cartas. Y con respuestas como estas: “Llevaba 30 años viviendo en una parroquia y nunca me llegó una carta de estas. Llevo un mes viviendo en Colonia y ya me ha escrito una carta el cura”.

Es el caso David Antón Albaladejo, alicantino de 24 años que llegó a Colonia con una beca para ser profesor de Español: “Ellos son la familia que no tengo aquí. La Misión es un lugar de convivencia en el que hay un hueco para todos y cada uno”, asegura.

En el nº 2.815 de Vida Nueva. Pepe vuelve a Alemania, íntegro solo para suscriptores

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