La Palabra convoca al ecumenismo en Provenza

M. Á. MALAVIA | Escucha, Dios nos habla… La Palabra de Dios para la vida del mundo. Con este cálido lema, el 34º Encuentro Internacional e Interconfesional de Religiosos y Religiosas (EIIR), que tuvo lugar semanas atrás en Provenza (Francia), centró su atención en las condiciones hoy para una adecuada vivencia espiritual que ofrezca una completa esperanza al mayor número de personas.

Con este fin, durante una semana, 57 religiosos ortodoxos, católicos y protestantes procedentes de hasta 11 países europeos abordaron en charlas y sesiones prácticas –con un proyecto de Escuela de la Palabra dirigida a jóvenes y desarrollada en Suiza por grupos católicos y protestantes– la búsqueda de una metodología común. Las conferencias corrieron a cargo de representantes de todas las confesiones.

Laurent Schlumberger, presidente de la Iglesia Reformada de Francia, expuso la necesidad del silencio como condición indispensable para generar una predisposición íntima a la escucha de la Palabra. Una idea secundada por Grigorios Papathomas, ortodoxo y profesor de la Universidad de Atenas, quien advirtió de los riesgos del avance de la secularización y propuso como alternativa cristiana la espiritualidad monacal.

Por parte católica, junto al testimonio de Michel Camdessus, laico exresponsable del Fondo Monetario Internacional (FMI), el benedictino belga Benoît Standaert apostó por que todas las Iglesias cristianas dejen atrás las controversias y centren su mirada en lo que a todas une: la lectio divina.

El clima de convivencia fraterna se hizo evidente en las celebraciones conjuntas y una excursión a Loumarin, cuna del movimiento valdense, y al monasterio cisterciense de Sénanque.

En el nº 2.815 de Vida Nueva.

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