La imagen, la Iglesia y el Románico

Virgen con ángeles y santos, retablo de Ambrogio Lorenzetti

El II Coloquio Ars Medievalis acerca las últimas investigaciones sobre el poder de la imagen en la Edad Media

Virgen con ángeles y santos, retablo de Ambrogio Lorenzetti

'Virgen con ángeles y santos', retablo de Ambrogio Lorenzetti

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La imagen se ha instalado en nuestras conciencias como el gran medio de transmisión de información del siglo XX –con la difusión de la fotografía y la invención del cine y la televisión–, y lo que va de siglo XXI no ha hecho más que persistir en ello con la gran revolución de la transmisión de imágenes desde dispositivos electrónicos personales.

Pero la cultura de la imagen como instrumento para comunicar poder tuvo otra época de esplendor: el Románico. “Innegablemente, la cultura contemporánea proviene del cristianismo. Sin duda. Y el cristianismo se forjó frente al poder de Roma, que fue un imperio iconográfico, que usó la imagen para gobernar y extenderse. Así que el cristianismo, en su origen, forzosamente, ya desde el siglo II, tuvo que utilizar la imagen para imponerse. Pero serían siglos más tarde, entre el X y el XII, cuando realmente utilizó el poder del icono para difundir su mensaje con todo su esplendor. Somos herederos del concepto de imagen que la Iglesia crea en el Románico”.

Lo afirma Gerardo Boto Varela (León, 1967), profesor de Historia del Arte Medieval de la Universidad de Girona y director del II Coloquio Ars Medievalis que organiza la Fundación Santa María la Real en Aguilar de Campoo (Palencia) con el título de Creer en imágenes, creer con imágenes en la Edad Media.

Boto señala: “Nunca está todo dicho. Nosotros no investigamos acerca de la obra de arte en sí, es decir, sobre su estética. La mejor comprensión de las capacidades funcionales y pragmáticas de las imágenes no puede omitir el interrogante primordial: qué es la imagen en el Medievo, cómo se justifica lo que hace y cómo era capaz de hacer. En este sentido, aún hay mucho que decir y el seminario va a aportar una visión múltiple de nuevas investigaciones en torno a la vinculación de la imagen y la fe”.

Recurso de fe

Sobre todo, a partir de que la propia Iglesia, desde el IV Concilio de Letrán (1215), buscara nuevos recursos para afianzar su posición como defensora de la fe, lo cual incluía el emplear a las imágenes como muestra del poder del verdadero Dios.

Es lo que apunta, por ejemplo, el profesor de Herbert Kessler (John Hopkins University), autor de Aspiciens a longe: La mecánica del ver y el problema de creer a través de las imágenes, la ponencia marco que inaugurará el seminario, que se celebrará entre el 27 y 29 de septiembre.

cartel del II Coloquio Ars Medievalis, Fundación Santa María la Real

Cartel del II Coloquio Ars Medievalis, que tendrá lugar en Aguilar de Campoo

“Si bien las autoridades de la Iglesia medieval y los pintores y escultores que trabajan para ellos generalmente aceptaron las imágenes como una forma de generar fe, durante mucho tiempo mantuvieron una gran resistencia al grave peligro de que las representaciones de Cristo, María y los santos pudieran convertirse en sustitutos del invisible Dios, susceptibles de conducir a la idolatría. Desde finales del siglo XII hasta el siglo XIV se agudizó este problema, al desarrollarse dispositivos para aumentar la presencia realista de las imágenes materiales”.

A partir del gran retablo de Ambrogio Lorenzetti (1335) conservado en el Museo de Arte Sacro de Massa Marittima (Toscana), la ponencia de Kessler examina, según sus palabras, “algunas de las formas y procedimientos mediante los cuales los artistas desplegaron técnicas derivadas de la ciencia natural, no solo para mejorar el sentido de compromiso visual con los santos representados, sino también para mantener una necesaria separación respecto a ellos”.

Kessler ejemplifica el sentido del seminario que, en cierta manera, surge a partir del I Coloquio Ars Medievalis, celebrado el año pasado y que examinó el Pensar en imágenes en la Edad Media. “Es una consecuencia el uno del otro –responde Boto–. Los poderes religiosos preponderantes en los siglos medievales, sin duda, consideraron las imágenes como instrumentos adecuados y eficaces para transferir y estimular ideas y convicciones”.

El encuentro dará a conocer algunas investigaciones realmente novedosas, por ejemplo, la de la profesora Clara Fernández-Ladrera, de la Universidad de Navarra, que se adentra en el examen de las imágenes devocionales como fuente de inspiración artística: “El hecho de que las estatuas de culto medievales que gozaron de una especial veneración sirvieran con gran frecuencia como fuente de inspiración artística, más en concreto como modelos para otras imágenes de devoción, resulta totalmente lógico y fácilmente comprensible”.

“Sin embargo –sigue–, en España no parece que se haya concedido la debida relevancia a este fenómeno y que se hayan explotado a fondo sus posibilidades de cara al estudio de la imaginería”.

Y cita, entre otros ejemplos, los llamados “crucificados esbeltos” catalano-aragoneses, “respecto a los cuales trataremos de demostrar que, en contra de lo que se ha dicho, su fuente de inspiración es exclusivamente el Devot Christ de Perpignan”.

Importantes aportaciones

También será significativa la aportación de la profesora María José Martínez (IES Quintanar de la Sierra, Burgos), con una nueva lectura en torno a Las anunciaciones góticas burgalesas y sus variantes iconográficas, o la de Marcello Angheben (Centre d’Etudes Supérieures de Civilisation Médiévale, Poitiers) acerca de La Virgen en el espacio litúrgico: ¿una imagen de la Iglesia oficiante?, es decir, de la imagen de la Virgen y el Niño en el altar románico.

Ars Medievalis no es la única herramienta del Centro de Estudios del Románico de la Fundación Santa María la Real para difundir las últimas investigaciones.

Gerardo Boto, en el claustro de Palamós

Gerardo Boto, "descubridor" del claustro de Palamós

El último libro que ha editado, coordinado por Pedro Luis Huertas, Monumentos singulares del Románico: nuevas lecturas sobre formas y usos, recoge las actas de las ponencias del XIII curso de las Claves del Románico, celebrado este mismo año y que se compone de un total de seis artículos con notables novedades acerca de la cripta de la catedral de Palencia –revela la existencia de dos catedrales previas que fueron derribadas “hasta hacer la definitiva”, según el historiador Rafael Martínez–, la ermita de San Baudelio de Berlanga en Soria, la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, el panteón regio de la colegiata de San Isidoro de León, la iglesia de San Pedro de Siresa en Huesca o la influencia de la Santa Cruz y el Calvario en la estructura de las iglesias románicas en España, por ejemplo, en la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río (Navarra).

Tras el origen del claustro de Palamós

Gerardo Boto ha saltado a los medios de comunicación como el “descubridor” del claustro románico de Palamós. Él fue quien hizo posible que el conjunto, instalado en los años 50 en la finca Mas del Vent, saliese a la luz. Y no se da por satisfecho con el dictamen de la Generalitat: es una recreación a partir de elementos románicos.

“Evidentemente no estoy de acuerdo con las conclusiones que se han sacado. Y aquí estoy en Zamora investigando –responde Boto a Vida Nueva–. Me he dedicado este verano a hablar con mucha gente y a ir de un lado para otro. Esto no ha acabado. O no ha acabado, al menos, aquí”.

Boto está empeñado también en encontrar el origen del claustro –y en ello está–, que fue montado en 1931 por un marchante en Madrid y, años después, vendido y trasladado a Palamós.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.814 de Vida Nueva.

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