El anhelo indígena y el gesto de un presidente

Mario Toro, Director de la Sección de Etnias de la Conferencia Episcopal de Colombia

Con respecto al tema indígena, vale pensar que estamos a comienzos del túnel y no al final de este; es decir, ya se abrió un camino, y es que hay un diálogo que el Presidente de la República finiquitó el pasado 15 de agosto, a través del cual definió, con las comunidades indígenas del Cauca y con ellas todas las comunidades indígenas del país, algo que es alentador. Se trata de un paso muy significativo, que mostró no solamente la buena voluntad de un Gobierno, sino la actitud en cierto modo comprensiva de las comunidades y organizaciones indígenas del Cauca y de Colombia, porque allí en esa reunión estaban representantes de muchos lugares. En ese sentido, el encuentro de ese día abrió un boquete de aquel túnel para que el Gobierno y las comunidades indígenas empiecen a caminar por él de manera más organizada, seria y productiva. Hay una cantidad de acuerdos que se han venido firmando por parte de grupos indígenas en la mesa de concertación a lo largo de estos últimos tres años, procesos en los que he tenido oportunidad de participar. Días atrás, observé a ese respecto que se realizó un encuentro para hacer balance de ello. Muchos de esos acuerdos no se cumplieron, esa es concretamente la base de la desconfianza de los indígenas: que se firman acuerdos que después no se cumplen.

 

Ninguno de los ministerios responsables, sea el Ministerio de Salud, el Ministerio de Hacienda o el de Educación hace efectiva una respuesta, razón por la cual los indígenas se sienten engañados. Por ello, caminar por este nuevo túnel será algo muy lento. Pero al menos empiezan a hacerlo.

Me parece que la actitud del presidente Santos, de pedir perdón, es una actitud muy significativa. Es muy bonito observar a un jefe de Estado mostrando su capacidad de reconocer que ha habido muchos atropellos contra los Derechos Humanos, de los que ciertamente el Estado es el garante.

Los nuevos compromisos

Se acaban de fijar dos meses para continuar un diálogo, por lo que es de imaginar que va a continuar en la mesa de concertación, es como el espacio que el Gobierno mismo y a partir de una orden de la Corte Constitucional se indicó. Vale recordar desde ese mismo espacio que hay acuerdos previos como por ejemplo el de salud, que está ahí en el tapete y que no se ha cumplido, por lo que se aspira a que en los siguientes dos meses se empiece a concretar algo, lo mismo ocurre en la educación en los resguardos indígenas. Que ellos tengan el derecho a organizar sus proyectos educativos desde la perspectiva de sus tradiciones, de su espiritualidad, con su riqueza ancestral, que es el sueño de todas las comunidades indígenas…, en algunas algo se ha logrado, pero sería ideal que ocurriera igualmente en todas. En el Cauca hay un proceso muy importante en ese sentido: una universidad, que tiene ese derrotero de la cultura indígena, pero que eso sea administrado por ellos mismos es lo que se está pidiendo, una educación para ellos y también desde ellos.

En lo que tiene que ver con la salud, se tendrá que combinar la medicina que se conoce con la que ellos han concebido, combinar esas dos formas de llegar a la salud en sus hospitales. Por ejemplo, en Tuchín, un caserío cercano a Sincelejo, en la Costa Caribe, encontré una clínica muy bonita, bien acondicionada, indígena, donde atienden los médicos convencionales y atienden también los médicos indígenas. Hay un espacio, con un quiosco a donde llegan los indígenas a consultar a sus taitas y médicos tradicionales. Tienen esa doble alternativa, de modo que es imaginable el sueño de todos los indígenas del país en ese aspecto, tener unos centros de salud que les permita encontrar varias alternativas y a partir de las de su propia cultura y tradiciones.

Pienso que lo bueno que suceda en el Cauca será una excelente noticia, porque es este departamento el que está llevando una vocería en la que todos los indígenas están de una u otra forma interesados.

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