Los obispos catalanes frente a la crisis

obispos catalanes Conferencia Episcopal Tarraconense julio 2012

La Conferencia Episcopal Tarraconense reclama responsabilidades a los causantes de la situación

manifestación contra los recortes en la sanidad en Cataluña

FRAN OTERO | Valientes han sido los obispos de Cataluña que, tras reunirse en la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) los días 25, 26 y 27 de julio, han hecho pública una nota sobre la crisis económica. [Los obispos catalanes frente a la crisis – Extracto]

En ella, entre otras cosas, constatan que los recortes y medidas económicas que se están tomando en los últimos tiempos hacen más dramática la situación, así como el desencanto de la ciudadanía hacia la política o la importancia creciente de la labor social de la Iglesia, a través de Cáritas, congregaciones religiosas, parroquias, movimientos y asociaciones…

Pero, sobre todo, cobra mayor importancia si cabe porque reclama responsabilidades a aquellos que más han contribuido a alcanzar a esta situación.

Dicen así: “Hay que analizar los errores cometidos estos últimos años, para no volver a caer más en ellos, y reconocer que quizá todos hemos intentado vivir por encima de las propias posibilidades. Se debería poder pedir responsabilidades, especialmente, a aquellos que han provocado desórdenes financieros y especulación. La sociedad, si quiere ser justa, debe poner las medidas necesarias para que los capitales tomen también responsabilidades en orden al bien común y al justo reparto de los beneficios”.

Siguen de este modo las indicaciones de Benedicto XVI en su discurso a la Fundación Centesimus Annus hace casi un año, que aparece citada en la nota, y en el que recordaba que no es deber de la Iglesia definir las vías para afrontar la crisis, pero sí denunciar los males, defender la dignidad de la persona y promover la solidaridad.

Por eso, añaden: “Hay que empapar de compromiso ético el mundo de la economía y las finanzas, para que la dignidad de la persona humana sea defendida y promovida siempre y para que se evite toda especulación que acaba provocando un verdadero desastre social”.

obispos catalanes Conferencia Episcopal Tarraconense julio 2012

Los obispos catalanes, en su última reunión de julio

Proponen asimismo combatir decididamente “los brotes de corrupción en el ámbito de las instituciones y administraciones”; pero, sobre todo, consideran que deben ser una prioridad el gran número de parados, los jóvenes, o la angustia ante una posible pérdida de empleo.

Desencanto hacia la política

Siguen los prelados catalanes refiriéndose a los duros recortes promovidos por la clase dirigente y que afectan a importantes servicios. “La crisis ha provocado que algunos ámbitos tan fundamentales como la atención sanitaria, la educación o lo servicios sociales se hayan visto afectados por unos ajustes que, en bastantes casos, perjudican a muchas de las personas que son sus usuarias”, denuncian.

Del mismo modo, reconocen “las voces que claman contra esta situación y que, últimamente, se han hecho sentir en numerosas manifestaciones”. Movilizaciones, continúan los obispos, “donde se ha hecho patente el desencanto hacia la acción política y financiera, el rechazo ante la dudosa moralidad de algunas personas e instituciones y un angustioso pesimismo sobre el posible resurgimiento de la situación”.

Como en declaraciones anteriores sobre la cuestión, la CET recuerda que en el fondo de esta crisis económica y financiera “hay una crisis de valores y de fe”. “Cuando el hombre abandona a Dios, se pierde a sí mismo. Cuando las personas quieren construir una sociedad sin Dios, acaba deshumanizándose, porque olvidan la gran pregunta de Dios a Caín, que atraviesa la historia humana: ¿Qué has hecho de tu hermano?”, recoge.

Pese a todo, los obispos se muestran convencidos de la capacidad del pueblo para afrontar y superar los retos que la crisis económica plantea. “Así como en otros momentos históricos difíciles, nuestro país ha sabido enderezarse con nueva fortaleza, también ahora podremos salir adelante si mantenemos la confianza en nosotros mismos, si fortalecemos nuestra tradicional laboriosidad y espíritu de sacrificio, si los dirigentes saben conducirnos poniendo como prioritario el bien común, si todos nos ayudamos y buscamos la verdadera solidaridad entre los pueblos de Europa y del mundo, iluminados por el evangelio que siempre nos llama a la conversión”, añaden.

Se ofrecen para colaborar a mantener la esperanza y piden a partidos políticos, sindicatos y patronales que trabajen “con voluntad de acuerdo” para superar la situación.

“Necesitamos volver a los valores auténticos, a los que no se marchitan, y a un estilo de vida personal y familiar, institucional y eclesial, austero, generoso y responsable, sin dejar la solidaridad hacia los que tienen menos o tienen que soportar más cargas”.

No se olvidan de la labor que está realizando la Iglesia en este contexto, que no solo se ha mantenido, sino que se ha incrementado en lo referente a la atención material y espiritual a quienes se encuentran en situación de pobreza, como en la resolución de problemas más urgentes como la atención a los fectados por los desahucios o el paro juvenil.

Por todo ello, muestran su agradecimiento a estas instituciones y a las que colaboran con ellas pero, sobre todo, a los numerosos voluntarios, así como también a tantas personas y familias que con su contribución económica hacen posible que esta labor se pueda llevar a cabo. Una atención social, recalcan, que no se queda reducida al interior de las fronteras, ya que sigue promoviendo numerosos proyectos en el Tercer Mundo capitanedos por misioneros.

Concluyen con una invitación, como el lema de Cáritas, a vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir: “Humildemente, hacemos un llamamiento para que todos nos orientemos hacia una manera de vivir y de actuar más modesta y sencilla”.

En el nº 2.812 de Vida Nueva.

LEA TAMBIÉN:

Compartir