La Conferencia Episcopal Tarraconense reclama responsabilidades a los causantes de la situación
FRAN OTERO | Valientes han sido los obispos de Cataluña que, tras reunirse en la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) los días 25, 26 y 27 de julio, han hecho pública una nota sobre la crisis económica.
En ella, entre otras cosas, constatan que los recortes y medidas económicas que se están tomando en los últimos tiempos hacen más dramática la situación, así como el desencanto de la ciudadanía hacia la política o la importancia creciente de la labor social de la Iglesia, a través de Cáritas, congregaciones religiosas, parroquias, movimientos y asociaciones…
Pero, sobre todo, cobra mayor importancia si cabe porque reclama responsabilidades a aquellos que más han contribuido a alcanzar a esta situación.
Dicen así: “Hay que analizar los errores cometidos estos últimos años, para no volver a caer más en ellos, y reconocer que quizá todos hemos intentado vivir por encima de las propias posibilidades. Se debería poder pedir responsabilidades, especialmente, a aquellos que han provocado desórdenes financieros y especulación. La sociedad, si quiere ser justa, debe poner las medidas necesarias para que los capitales tomen también responsabilidades en orden al bien común y al justo reparto de los beneficios”.
Proponen asimismo combatir decididamente “los brotes de corrupción en el ámbito de las instituciones y administraciones”; pero, sobre todo, consideran que deben ser una prioridad el gran número de parados, los jóvenes, o la angustia ante una posible pérdida de empleo.
Desencanto hacia la política
Siguen los prelados catalanes refiriéndose a los duros recortes promovidos por la clase dirigente y que afectan a importantes servicios. “La crisis ha provocado que algunos ámbitos tan fundamentales como la atención sanitaria, la educación o lo servicios sociales se hayan visto afectados por unos ajustes que, en bastantes casos, perjudican a muchas de las personas que son sus usuarias”, denuncian.
Del mismo modo, reconocen “las voces que claman contra esta situación y que, últimamente, se han hecho sentir en numerosas manifestaciones”. Movilizaciones, continúan los obispos, “donde se ha hecho patente el desencanto hacia la acción política y financiera, el rechazo ante la dudosa moralidad de algunas personas e instituciones y un angustioso pesimismo sobre el posible resurgimiento de la situación”.
Pese a todo, los obispos se muestran convencidos de la capacidad del pueblo para afrontar y superar los retos que la crisis económica plantea.
“Así como en otros momentos históricos difíciles, nuestro país ha sabido enderezarse con nueva fortaleza, también ahora podremos salir adelante si mantenemos la confianza en nosotros mismos, si fortalecemos nuestra tradicional laboriosidad y espíritu de sacrificio, si los dirigentes saben conducirnos poniendo como prioritario el bien común, si todos nos ayudamos y buscamos la verdadera solidaridad entre los pueblos de Europa y del mundo, iluminados por el evangelio que siempre nos llama a la conversión”, añaden.
En el nº 2.812 de Vida Nueva. Los obispos catalanes frente a la crisis, íntegro solo para suscriptores
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