Fray Hervoje Vranjes: “Los cristianos tenemos que escandalizar con amor”

Fray Hervoje Vranjes, franciscano bosnio

En pleno siglo XXI, son el colectivo social más discriminado del planeta

Fray Hervoje Vranjes, franciscano bosnio

JESÚS GARCÍA | Fray Hervoje Vranješ tenía apenas cinco años cuando comenzó el conflicto de Bosnia-Herzegovina, y con casi siete se convirtió en un desplazado de guerra, en un niño que se vio obligado a guardar los juguetes y memorias de su infancia en la maleta del huido, del refugiado. Es uno de tantos jóvenes bosnios que crecieron en medio del sinsentido de la guerra, haciéndose fuertes en medio del dolor, y que encontró en el hábito franciscano que viste y en la cruz del Señor el sentido de su vida.

Antes de comenzar la entrevista, el joven fraile advierte: “Hemos crecido en medio de un país en ruinas, con familias desplazadas, las casas destrozadas y abandonadas. Ese ha sido nuestro entorno, pero el sufrimiento hace que el hombre crezca en el amor. Lo sé porque mi familia perdió todo y escapamos a Croacia, pero nos sentimos como una familia que no necesitaba algo material para sentirse feliz y contenta, porque creemos en Dios, en su amor y en su bondad, no solo como algo sabido, teórico, sino que esa verdad ha sido en mi familia una vivencia, un sentimiento profundo. Y aquí hay muchos jóvenes que tienen en su fe un pilar, tal vez el único”.

– Entonces, ¿tiene sentido tanto sufrimiento?

– No se puede decir que haya sentido en este sufrimiento, pero, porque ha ocurrido todo esto, yo puedo decir con confianza y esperanza que mi vida es esta: ser franciscano. Yo soy consciente de que los jóvenes de la Unión Europea son diferentes, pero puede que ahora en Bosnia-Herzegovina se cambie la situación.

– ¿Cree que los jóvenes en Europa son más felices que los jóvenes en Bosnia?

– No creo. Mire, los jóvenes de Bosnia somos felices. Somos pobres, pero felices. Los bienes materiales no dan la felicidad.

– El dolor de su experiencia, o el dolor en otro ámbito que no sea el de la guerra, ¿le acerca a Cristo, o Cristo queda, sencillamente, como lo único a lo que te puedes agarrar?

– Cuando sufres, ocurren las dos cosas. Cuando sufres no ves sentido, tienes que encontrarlo, y te ves obligado a elegir entre darte al odio o al amor. Yo decidí entregarme al amor. Lo único que tiene para mí sentido es el amor. Yo no he pensado siempre en perdonar a los musulmanes que nos echaron de mi pueblo, ni que los amo. Pero desde hace unos cuantos años siento de manera diferente. Siento que Cristo está realmente vivo después de entregarse a la cruz por todos, por ellos también. Y ahora, lo que sí que tiene sentido es perdonar. Si no perdono, no puedo vivir. Y eso fue Cristo, amor y perdón desde el dolor injusto de la cruz.

Entregado al amor

– ¿Qué piensa cuando mira un crucifijo?

– Cuando me paro enfrente de un crucifijo veo a Cristo sufriendo, veo cómo ama. Mi cruz esta enfrente de su cruz y yo estoy en la cruz. Estoy muy cerca de Él y casi puedo sentir la temperatura de su cuerpo. Estoy enfrente, mirando cómo sufre y ama. No veo mis sufrimientos ni mis heridas, ni mi cuerpo. Solo estoy consciente de su gran dolor y amor, y de que tengo que amar como Él ama. Veo que la lógica de Dios es lógica de amor. Dios escandaliza con su amor, Jesús escandaliza con su amor. ¡Y yo quiero escandalizar con amor! Nosotros, los cristianos, tenemos que escandalizar con amor. Con el mismo amor con el que Jesús murió en la cruz.

– ¿Cómo intenta transmitir ese mensaje de perdón a otras personas que estén llenas de odio o de deseos de venganza?

– Mire, usted no le puede decir a nadie: “Oye, tienes que amar, tienes que perdonar”, porque una persona que tiene dolor, no puede oír. Tú solo se lo puedes demostrar con tus obras, con gestos de amor. Yo creo en el amor, pero pienso que tenemos que sacrificarnos. Por ejemplo, es una lástima que yo no vaya a tener una familia por entregar todo mi ser a mi vocación. Pero sé que Dios es amor. Lo más en la vida de los jóvenes en Europa, en general, es la fiesta, lo material, el dinero. En cambio, para mí, lo más es el amor, y el amor es Dios, a quien yo me he entregado.

– Pues ya que habla de ellos, ¿qué le diría a un joven católico español, que tenemos todo, que podemos ir a misa cuando queramos, que no hemos conocido una experiencia de sufrimiento generacional, que tenemos estudios, casa y donde, sin ser una minoría, se vive la fe de una manera más superficial, como un compromiso del domingo?

– ¡Que se despierte! Que no se engañe. No es una vida ideal la que lleva. Allí no todo es perfecto. Que escuche esa Palabra de Cristo en la que le invita a dejarlo todo, porque llegará un día en que le va a ver. Y se va a dar cuenta de que en el materialismo, en el consumismo, no hay amor. Todo eso se puede dejar de verdad, de corazón, y centrar el corazón en el amor.

En el nº 2.811 de Vida Nueva. Cristianos: los más perseguidos, íntegro solo para suscriptores

 

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