Los obispos venezolanos quieren unas elecciones transparentes

El opositor Henrique C. Radonski junto al cardenal Jorge Urosa en la sede de la Conferencia Episcopal Venezolana

Miembros del Gobierno visitan la sede de la CEV por primera vez en una década

El opositor Henrique C. Radonski junto al cardenal Jorge Urosa en la sede de la Conferencia Episcopal Venezolana

El opositor Henrique C. Radonski, junto al cardenal Urosa en la sede de la CEV

ANDRÉS CAÑIZÁLEZ. CARACAS | En su segunda Asamblea de 2012, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) solicitó transparencia en las próximas elecciones presidenciales del país, convocadas para el 7 de octubre. Pero tal vez lo más significativo de esta reunión fue la presencia de representantes de alto nivel del Gobierno, un hecho inédito en la última década. [Los obispos de Venezuela quieren unas elecciones transparentes – Extracto]

Según diversos sondeos, los comicios se dirimirán entre el presidente en ejercicio, Hugo Chávez, quien busca ampliar a los 20 años su permanencia en el poder (en caso de ganar, prolongaría su mandato hasta 2019), y el aspirante de la unidad opositora, Henrique Capriles Radonski.

Este ex gobernador regional fue el vencedor de unas inéditas elecciones primarias que agruparon a la totalidad de la oposición, que por primera vez se enfrenta electoralmente a Chávez de forma unitaria.

Se trata de unas elecciones cruciales para la vida democrática de Venezuela. Chávez ha dicho que desea profundizar en el modelo del socialismo del siglo XXI, mientras que Capriles sostiene que conducirá al país por un modelo democrático clásico, semejante a las democracias europeas occidentales, combinando libertades con un Estado que garantice derechos sociales básicos.

La CEV llamó a ambos contendientes a afrontar la campaña electoral como “un proceso pedagógico”. Según los prelados, “los candidatos deben utilizar este tiempo para la presentación de un proyecto político eficiente con propuestas que respondan a las grandes necesidades e intereses del pueblo”.

Lo que, en su opinión, “exige abandonar como tácticas electorales la violencia política y el ventajismo en el uso de los recursos del Estado, la descalificación personal y las falsas promesas, ya que ellas solo confunden y frustran a los electores”.

Para los pastores, reunidos durante la última semana en Caracas, un actor principal del proceso, además de los candidatos y sus propuestas, es el Consejo Nacional Electoral. Aunque el Gobierno parece contar con una mayoría (4-1) en este órgano, en sus manos está “la transparencia del proceso”, según el único rector electoral disidente.

A juicio de la CEV, el Consejo Nacional Electoral debe generar “un clima de confianza (…) de acuerdo a las facultades que le otorga la Constitución y, con la clara conciencia de que no se trata solo de ofrecer la competencia jurídica y técnica para su realización, no debe escatimar mecanismos de información al ciudadano sobre todas las implicaciones del acto electoral”.

Garantías al electorado

El documento final de la Asamblea de la CEV sostiene que “es fundamental que el Consejo Nacional Electoral ofrezca la garantía de que la opción del elector no podrá ser alterada, que será resguardado el secreto del voto y que los ciudadanos no encontrarán obstáculos para ejercer su derecho. (…) La presencia de observadores internacionales es un factor que ayudará a evidenciar la transparencia del proceso. El organismo electoral debe, de manera razonable, dar a conocer los resultados a la brevedad posible”.

Los obispos recibieron al aspirante opositor, quien ofreció mantener una relación de respeto con la Iglesia católica. El exgobernador del Estado Miranda se reunió de forma cordial con ellos y les presentó sus planes de desarrollo social, especialmente en materia educativa. Aunque de origen judío, Capriles es católico, según ha expresado públicamente.

Chávez, por su parte, fue invitado también a la reunión en su doble condición de jefe de Estado y aspirante presidencial. No acudió a la cita, pero llamó por teléfono al presidente de la CEV, el arzobispo Diego Padrón. En su lugar estuvo el vicepresidente ejecutivo, Elías Jaua.

Es la primera vez en una década que un alto funcionario acude a la sede de la CEV y sostiene un diálogo directo con los obispos. La relación Gobierno-Iglesia católica quedó rota tras el fallido golpe de Estado de abril de 2002, que sacó a Chávez del poder por 48 horas. El Ejecutivo acusó al entonces arzobispo de Caracas, Ignacio Velasco –ya fallecido– de ser parte de la preparación del golpe.

De acuerdo con analistas, como el respetado columnista Tulio Hernández, la presencia de Jaua junto a los prelados solo tenía fines electorales. El Gobierno, que ha enfatizado una campaña que muestra a un Chávez dando amor a los venezolanos –según Hernández–, también usó la cita con la CEV para mostrarle al país una imagen de conciliación.

Habrá que esperar para ver si esta reunión tiene repercusión práctica en los próximos meses o, sencillamente, se queda en un acto más de campaña electoral.

En el nº 2.810 de Vida Nueva.

 

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