Los cristianos egipcios pasan del miedo a la esperanza

Kyrillos Samaan, obispo copto en Egipto

El obispo Kyrillos Samaan confía en las intenciones del nuevo presidente Mursi

Kyrillos Samaan, obispo copto en Egipto

El obispo Kyrillos Samaan

M. Á. MALAVIA | Pese a los iniciales temores que siguieron al triunfo de los Hermanos Musulmanes en las recientes elecciones presidenciales egipcias, el futuro de los cristianos en el país norteafricano “no será peor que lo que hemos tenido anteriormente”. Una esperanzada afirmación ciertamente significativa, pues quien la expresa es el obispo copto Kyrillos Samaan.

El titular de Assiut, en el marco de un encuentro informativo que tuvo lugar el pasado día 11 en la madrileña sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), valoró positivamente el hecho de que el nuevo jefe del Ejecutivo de Egipto, Mohammed Mursi, haya prometido que designará como vicepresidente suyo a un cristiano. Aunque aún se desconoce el nombre del elegido, el prelado asegura que “confía” en su palabra.

Y es que, pese a los numerosos episodios de violencia registrados en el país desde que, hace más de un año, las multitudinarias protestas (que tuvieron su epicentro en la cairota Plaza Tahrir) acabaran propiciando la caída de Hosni Mubarak, ahora, sin el dictador, la situación parece más favorable para los cristianos.

Así, frente a quienes sostienen que estos estaban más protegidos bajo el anterior régimen, Samaan responde que, entonces, “los cristianos eran discriminados de diferentes maneras”. Por ejemplo, “no teniendo derecho a ocupar altos cargos de Gobierno y siendo tratados como ciudadanos de segunda categoría”.

El obispo copto, que rechaza hablar de “persecución” cuando se aborda la condición de minoría de los cristianos egipcios –“estamos mejor que en otros muchos países”, destaca–, considera que la imagen de la Iglesia en el país es en general positiva, y así es reconocida por una amplia mayoría de la población. Como ilustra con una realidad: “En Egipto tenemos 170 escuelas católicas, y muchos de los dirigentes del país llevan allí a sus hijos, aún sin ser católicos. Esto significa que, cuando sus hijos sean mayores y sean quienes dirijan el país, serán más abiertos a la hora de tener buenas relaciones con nosotros, los cristianos”.

Samaan concluyó su comparecencia agradeciendo la labor de AIN en Egipto: “En numerosas ocasiones, he podido sentir la cercanía y la ayuda de esta institución que tanto bien nos da”.

En el nº 2.810 de Vida Nueva.

 

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