A propósito de ‘Elefante blanco’: hay mucho que aprender en estos barrios

Elefante blanco - fotograma de la película

LORENZO DE VEDIA, cura villero | Una tarde, mi padre paseaba por San Pedro, localidad de la provincia de Buenos Aires, y, mirando una villa instalada en una barranca, evocaba la frase de una obra de teatro: “Qué pequeño era mi mundo”. Esta frase puede ser la conclusión de muchos que vean la película Elefante blanco, que muestra un mundo tantas veces “ninguneado” por el resto de la sociedad: el de las villas.

Lorenzo de Vedia, cura villeroElefante blanco es parte de un proceso de cambio en el que, como sociedad, queremos sacar del “olvido” a los villeros.

Tanto los curas que vivimos en las villas como los vecinos somos seres humanos con luces y sombras, con las contradicciones propias de quien está en camino. Llegará el día en que no se necesite hablar de la villa como de un mundo lejano y desconocido. Sabemos que la villa no es “un lugar al que hay que ayudar”. Hay mucho que aprender de estos barrios, que tienen mucho para aportar a la gente de otros lados.

Está bueno que se muestren realidades que existen en estos barrios, como el narcotráfico, la toma de tierras y los sórdidos pasillos de las villas. Pero debemos saber que la realidad de la villa es más amplia que esto que aparece. Es bueno que salgan a la luz muchas realidades que antes “no existían”.

Pienso que vamos en camino hacia una visión más integral sobre lo que se vive en estos verdaderos barrios obreros, donde hay mucha droga y violencia, pero también hay solidaridad, fiesta y espíritu de progreso. Los curas que tenemos el privilegio de vivir en las villas somos testigos de familias enteras que buscan salir adelante, jóvenes que le pelean a la droga e intentan avanzar en su camino de recuperación. Miles de hombres y mujeres salen temprano todos los días para ganar el pan con el sudor de su frente.

Algún día, las películas y los programas de televisión reflejarán de manera más completa todavía lo que pasa en las villas: el sentido de familia, la religiosidad popular traída de las raíces, los jóvenes creciendo, las madres que son madres de sus hijos y de otros también…

En el nº 2.810 de Vida Nueva. A propósito de ‘Elefante blanco’, íntegro solo para suscriptores

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