Los conflictos laborales, ejes de la Semana Social 2012 en Argentina

Semana Social Argentina 2012

La Pastoral Social del Episcopado analiza propuestas en Mar del Plata

Semana Social Argentina 2012

RICARDO L. MOSSO. MAR DEL PLATA. Fotos: VNCS | Fue la semana previa a una movilización gremial nacional. La misma en la que el paro de los pescadores del puerto de Mar del Plata cumplía 80 días, y en la que los 700 trabajadores de una planta alimenticia de la zona se reunían buscando evitar una suspensión masiva. [Los conflictos laborales, ejes de la Semana Social 2012 en Argentina – Extracto]

Con ese telón de fondo, la Semana Social 2012 –convocada entre el 22 y el 24 de junio por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS) y el obispado de la ciudad atlántica– se planteó como una oportunidad de “escuchar aportes de miradas diversas que nos puedan enriquecer a todos”, en palabras del titular de la CEPAS y obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano.

Bajo el lema Trabajo, dignidad y justicia social, la edición de este año convocó –según sus organizadores– a unos 250 participantes de diferentes extracciones, además de religiosos: sindicalistas y jóvenes dirigentes políticos, empresarios chicos y medianos, docentes, trabajadores de fábricas recuperadas y académicos dedicados a cuestiones sociales.

Allí se discutió durante dos días y medio sobre distribución de la riqueza, el trabajo no registrado, la desocupación, los aborígenes y la cuestión ambiental o los tratamientos de adicciones, además de temas candentes que se repitieron en varios paneles, como el del alcance del impuesto a las ganancias entre los asalariados.

En el primer día hubo una conferencia de Lozano y se presentaron varias publicaciones: dos guías pastorales del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), para el mundo del trabajo y el de los derechos humanos, y las conclusiones del I Congreso Nacional de Doctrina Social (2011).

La segunda jornada del encuentro –el sábado 23, cuando el diario La Capital informaba en su tapa de que el obispo de Mar del Plata, Antonio Marino, había hablado en la movilización de pescadores en huelga– arrancó con la mesa dedicada al sindicalismo. En ella intervinieron José Rigane, secretario adjunto de la CTA Nacional y de la Federación de Trabajadores de la Energía; Carlos Custer, de ATE; y Horacio Valdez, de la CGT Azul y Blanca y secretario general del Sindicato del Vidrio. Semana Social Argentina 2012

Custer inició su ponencia citando a Juan Pablo II: “El problema del futuro es resolver el trabajo humano, y sigue siéndolo. De eso depende nuestra sociedad, y de la construcción de la democracia”. El también exembajador argentino ante la Santa Sede retomó conceptos básicos de la Doctrina Social de la Iglesia recordados por Lozano el día anterior, como “dignidad humana, centralidad del trabajo, primacía del trabajo sobre el capital, destino universal de los bienes, justicia social y bien común”.

“No puede estabilizarse una democracia en base a la exclusión permanente –dijo Custer– si no encontramos mecanismos para favorecer el trabajo y posibilitar la inclusión”. Y detalló la propuesta de lo que llamó “un nuevo modelo de sociedad más democrática, que tendrá valores, un Estado no clientelar sino eficiente, y tomará en cuenta el trabajo, la cuestión medioambiental, los problemas del mercado”.

Valdez, por su parte, dejó en claro su oposición a lo que llamó “un impuesto al trabajo” (tasa a las ganancias que se aplica a muchos asalariados) y reclamó “libertad sindical”. “Hace bastante tiempo atrás, las políticas regían las economías. Hoy es al revés –agregó–. Hay que poner imaginación para revertir esta situación, y esto no va a suceder con un sindicalismo fragmentado. No hay que combatir el capital: hay que seducirlo. No tengamos vergüenza de decir esto”.

Cultura laboral

En la mesa sobre trabajo y juventud, hubo tanto descripciones de realidades ásperas como de experiencias positivas de promoción de la cultura laboral. En ese sentido, para el representante de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), Luis Bameule, “desde el punto de vista empresarial, la cantidad de jóvenes emprendiendo nuevas compañías es importante. El desarrollo de la tecnología permitiría mucho más de esto, aunque el marco que da el Estado va en contra”.

El dirigente explicó su trabajo con asociaciones del tercer sector como las fundaciones Cimientos y Reciduca, dedicadas a la educación de jóvenes en situaciones marginales. Y añadió: “Los testimonios que escuchamos de chicos que no están descartados, como díría Custer, pero que están ahí, tambaleando, muestran dos cosas: la primera es que se les abren los ojos a que ellos podían, y la otra es que se vuelven responsables por sí mismos de nuevo, no se quedan a esperar que el puntero político les ofrezca algo por su voto”.

En la misma charla, el santafesino Matías Della Fontana, del área Nuevos Dirigentes de Pastoral Social, dijo que en su trabajo diario en un secundario privado y laico encuentra “gente vieja de 17 años, que piensa su existencia como si no tuviera sentido, como si las condiciones en las que están viviendo fueran imposibles de ser transformadas”.

Para el docente, esto no escapa de lo que las ciencias sociales llaman “sujeto posmoderno”, que en lo económico se vincula con el neoliberalismo. “Y para los adolescentes es una contradicción terrible –advirtió–, porque si la historia no es transformable y ellos se encuentran del lado de los que no pueden conseguir trabajo es una condenación terrible”.

Trabajo ‘en negro’

Del lado empresarial, el presidente de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires, Raúl Lamacchia, deslindó responsabilidades en lo que tiene que ver con el trabajo “en negro”: “Es del Estado, de las empresas –las pymes dan el 80% del empleo en Argentina– y de toda la sociedad”. En esa línea, pidió un régimen diferencial de aportes laborales para las firmas más chicas.

Como cierre del segundo día de la Semana Social, hubo una misa concelebrada presidida por el obispo local, que no perdió la oportunidad en su homilía para recordar que la encíclica Rerum Novarum (1891), de León XIII, marcó la etapa moderna en la voluntad de la Iglesia de “acompañar desde una perspectiva cristiana y católica los cambios acelerados que se producían en la sociedad”.

“Entre un capitalismo salvaje que desprotegía a los trabajadores –recordó Marino– y un socialismo revolucionario que propiciaba la lucha de clases, la Doctrina Social de la Iglesia defenderá junto al derecho a la propiedad privada también la función social de los bienes y de los medios de producción, y hablará con claridad sobre la justa relación entre el capital, el trabajo y el salario”.

Para el prelado, “sin aportar soluciones técnicas, la Iglesia presenta la luz de los principios que deben iluminar la búsqueda constante de soluciones a una realidad compleja. Invita también al diálogo, sabiendo que los principios deben ser confrontados ante la realidad para volverse operantes”.

En el nº 2.809 de Vida Nueva.

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir