Los obispos bolivianos apoyan la marcha indígena

marcha de los indígenas de Bolivia en defensa del TIPNIS

Pese a los intereses del Gobierno Morales, reivindican el TIPNIS como un bien común

marcha de los indígenas de Bolivia en defensa del TIPNIS

RONALD GREBE. LA PAZ | “Los admiramos por su actitud de quedarse allá arriba cerca a la cumbre y de no bajar para no buscar confrontación. Eso es de gente racional”. Así de satisfecho se expresó Edmundo Abastoflor, arzobispo de La Paz, al dar la bienvenida a los indígenas de las tierras bajas de Bolivia.

Estos caminaron durante 65 días desde Trinidad hasta la capital con el fin de reclamar al Gobierno de Evo Morales que encuentre una verdadera solución al problema del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), ubicado entre los departamentos de Cochabamba y Beni, al oriente del país.

En una eucaristía en la basílica de San Francisco, Abastoflor reconoció la acción emprendida por los marchistas, que caminaron unos 610 kilómetros y fueron testigos de la belleza de la naturaleza, pero también sufrieron los embates y durezas del cambio de clima, las ampollas y los malestares físicos.

El prelado los animó para continuar en esta acción de justo reclamo por sus derechos, que también lo son de todos los bolivianos. Y les invitó a continuar haciéndolo, en paz y tranquilidad, razonando y dialogando para buscar, además, soluciones a los grandes problemas de marginación, pobreza y abandono de tantos hermanos.

Invitación al diálogo

Además del arzobispo de La Paz, también se ha manifestado el cardenal Julio Terrazas, arzobispo de Santa Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia: “Una vez más, hago un llamado a que busquemos el camino del diálogo, de la conversación, el camino de la civilización que nos permite reconocernos unos a otros como hermanos y constructores del Reino de Dios en el país y en nuestra tierra”.

El objetivo de esta novena marcha, iniciada el 27 de abril en Trinidad y que contó con la participación de unas 1.200 personas, entre ellas 200 niños y decenas de mujeres, tiene su origen en incumplimientos gubernamentales en los últimos dos años. Los indígenas piden la derogatoria de la Ley 222, contraria a la Ley 180, que protegía el TIPNIS. La nueva ley está referida a la consulta previa que permitiría la construcción de una carretera que partiría por la mitad el parque nacional y daría lugar a asentamientos humanos, producción de coca, procesos de deforestación y mercantilización de la tierra.

Los dirigentes de la marcha, Adolfo Chávez, Bertha Bejarano, Rafael Quispe y Fernando Vargas, reiteran que el TIPNIS es un patrimonio y un bien común de todos los bolivianos, y no solamente de los pueblos indígenas yuracarés, moxeños o chimanes. Por eso, defienden, ningún grupo político o social puede atribuirse y decir “esto es mío y yo lo destruyo”, siendo el TIPNIS “la casa grande” de todos.

La primera marcha indígena llegó a La Paz el 17 de septiembre de 1990 encabezada por Marcial Fabricano, dirigente que ha participado también en esta novena marcha. La anterior llegó a La Paz el pasado 19 de octubre.

Intento de divisón

Aunque se ha firmado un acuerdo entre el Gobierno y un grupo de indígenas de T’siname-Mosetene, que llegaron a La Paz junto al resto de marchistas, este ha sido calificado por la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, Yolanda Herrera, como “una falta de respeto del Ejecutivo a la estructura orgánica de la IX Marcha Indígena”, considerando que se ha buscado “la división en lugar del diálogo”.

El ex Defensor del Pueblo Waldo Albarracín denuncia que el Gobierno actúa en la lógica de “dividir para desorientar, y así no se resuelven los problemas”. En su opinión, Evo Morales está recurriendo a los recursos menos democráticos, como provocar enfrentamiento interno y división, insistiendo en que se debe comprender que “para los indígenas de las tierras bajas la unidad es vital, pues su seguridad depende ello”.

El presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), Adolfo Chávez, mantiene que el Gobierno “usa sus influencias” y “actúa políticamente” en su afán de querer “quebrantar la marcha”, desconociendo a sus dirigentes y haciendo un gasto millonario para conformar otra Cidob que le diga ‘sí’ a todo. “No hay ninguna señal –concluye Chávez– de que el Gobierno quiera dialogar, pero no nos rendiremos”.

En el nº 2.808 de Vida Nueva.

 

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