Colectivos de Iglesia muestran su rechazo al “juicio político” a Fernando Lugo

El Congreso destituye al presidente de Paraguay

Fernando Lugo, presidente de Paraguay, destituido

Lugo ante los medios tras conocer su destitución

B. A. | El Parlamento paraguayo, convocado el pasado 22 de junio para evaluar la responsabilidad del presidente del país en la matanza de Curuguaty, decidió en dos días –por 39 votos a favor y seis en contra– la destitución de Fernando Lugo, por considerarlo responsable de la misma. Según declaró luego en presencia de numerosos grupos de campesinos que lo respaldaban y que salieron a exteriorizar su descontento, Lugo acató el fallo para evitar un derramamiento de sangre.

Cuando en 2008 asumió la presidencia con una coalición de partidos, tras 60 años de gobierno del Partido Colorado, Lugo parecía traer aire fresco a las corruptelas de un país marcado por los 34 años en el poder del general Alfredo Stroessner (1954-1989), quien acosó y persiguió violentamente a los opositores en nombre de la seguridad nacional y el anticomunismo.

A su llegada a la presidencia, Lugo hizo una serie de promesas, como la reforma agraria, la regularización de los títulos de las propiedades y una mejor distribución de la riqueza en un país que es el cuarto productor de soja y el noveno de ganado vacuno, y que en 2010 tuvo la mayor expansión económica de América Latina y la segunda del mundo después de Qatar.

Pero el presidente debió gobernar con un Parlamento de mayoría colorada, que trabó sus proyectos y que intentó destituirlo por “juicio político” hasta en 23 ocasiones.

Horas antes de que fuera destituido, un grupo de obispos visitó al presidente en la residencia Mburuvicha Roga. Tras permanecer con él 45 minutos de reloj, se retiraron sin hacer declaraciones, salvo el titular de Caacupé, Claudio Giménez, quien reveló a los periodistas que le pidieron a Lugo que renunciara para evitar enfrentamientos.

Pero de los 15 prelados con que cuenta el Episcopado paraguayo, dos mantuvieron una posición contraria, entre ellos, Mario Melanio Medina, obispo de San Juan Bautista de las Misiones, quien declaró que en América Latina hay dos modelos: “El que busca la igualdad social, y el capitalismo, que solo quiere amasar fortuna y al que no le interesa absolutamente nada de la situación de los pobres”.

También tuvieron una actitud crítica los religiosos y religiosas, que a través de la entidad que los representa, la CONFERPAR, dieron a conocer un comunicado en el que ven en “la raíz de estos hechos la complicidad de los tres poderes del Estado”.

En el nº 2.807 de Vida Nueva. El Congreso paraguayo destituye al presidente Fernando Lugo

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