El nuevo embajador de España, Eduardo Gutiérrez, se presenta al Papa

cardenal Tarcisio Bertone

Roma ofrece a los lefebvristas una prelatura personal para el reconocimiento canónico

papa Benedicto XVI con Eduardo Gutiérrez, embajador de España ante la Santa Sede

El nuevo embajador Eduardo Gutiérrez, con Benedicto XVI

ANTONIO PELAYO. ROMA | Cuando en el año 1482 el caballero Gonzalo de Beteta fue nombrado embajador de los reyes de España Isabel y Fernando ante el papa Sixto IV, nadie hubiera podido imaginar que ese cargo iba a ser desempeñado ininterrumpidamente hasta nuestros días por 147 personalidades; algunas de ellas muy famosas, como Garcilaso de la Vega, Gonzalo Fernández Córdoba, el cardenal Gil de Albornoz o Antonio Cánovas del Castillo.

La primera mujer de esta larga lista fue María Jesús Figa López-Palop, a quien le ha sucedido ahora Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, que el 18 de junio presentó sus cartas credenciales a Benedicto XVI.

La ceremonia tiene mucho de impresionante. Poco antes de las once de la mañana, un gentilhombre de Su Santidad, Gioacchino Busardo’ di Martino, llegó al Palazzo di Spagna para conducir al embajador hasta el Palacio Apostólico. A su llegada al patio de San Dámaso y ante un piquete de honor de la Guardia Suiza, fue recibido por otro gentilhombre, Gianandrea Santucci. Procesionalmente y ya en compañía del prefecto de la Casa Pontificia, monseñor James M. Harvey, se dirigió, atravesando las imponentes salas de la segunda loggia, hasta la Biblioteca Privada, donde le esperaba un prelado de antecámara, monseñor Nicolas Thevenin, y el responsable de la sección española de la Secretaría de Estado, monseñor Fernando Chica.

El Santo Padre, con su innata afabilidad, le saludó con un apretón de manos antes de recibir el sobre de la Casa Real con las cartas credenciales. Más de un cuarto de hora duró el coloquio privado, en el que se abordaron un abanico de temas muy diversos y al final del cual el embajador presentó al Papa a su esposa, Carmen Seoane García, y al personal diplomático de la Embajada, con los que se hizo diversas fotos.

No hubo el hasta hace poco habitual intercambio de discursos (que no se leían, pero cuyo texto era entregado y posteriormente publicado), porque desde diciembre de 2011 la Santa Sede ha decidido suprimir esta costumbre (los embajadores son hoy 180), que no es habitual en los usos diplomáticos de otros países.

Finalizado el encuentro, el séquito fue conducido a la primera loggia, a la Secretaría de Estado, donde el embajador mantuvo un encuentro con el cardenal Tarcisio Bertone, que hizo prueba, como siempre, de un excelente humor, a pesar de la tormenta desatada en torno a su persona. [Una nueva revelación de documentos reservados pretende desestabilizar al cardenal Bertone]

La última fase de la presentación de cartas credenciales se desarrolló en la Basílica de San Pedro, en cuyo dintel los embajadores –Eduardo Gutiérrez y su esposa– fueron recibidos por los dos canónigos españoles, monseñor Jesús Irigoyen y monseñor Pablo Colino, que les acompañaron a la capilla del Santísimo, al altar de la Virgen ‘Salus Populi Romani’ y a la tumba del apóstol.

Ya de regreso en la Embajada, tuvo lugar una recepción en la que estuvieron presentes los cardenales Antonio Cañizares y Santos Abril, así como los arzobispos monseñor Luis Ladaria y Celso Morga, y otras personalidades del mundo eclesiástico y civil.

Bernard Fellay, superior lefebvristas Fraternidad San Pío X

Bernard Fellay, superior de la FSSPX

Una prelatura personal para los lefebvristas

Cambiando de asunto, en el interminable culebrón en que se está convirtiendo le negociación entre la Santa Sede y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, el enésimo capítulo se escribió el 13 de junio, durante el encuentro que mantuvieron el cardenal Willliam Levada, perfecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el superior de la Fraternidad, Bernard Fellay. En la reunión participaron, además de un asistente del prelado francés, monseñor Ladaria y monseñor Guido Pozzo, secretario de la Comisión Ecclesia Dei.

“El objeto del encuentro –decía el comunicado– era presentar la valoración de la Santa Sede sobre el texto entregado por la Fraternidad San Pío X el mes de abril como respuesta al Preámbulo Doctrinal presentado por la Congregación a dicha Fraternidad. En la sucesiva discusión se ha tenido la posibilidad de ofrecer las oportunas precisiones y explicaciones. S.E. Monseñor Fellay, por su parte, ha ilustrado la actual situación de la Fraternidad y ha prometido dar a conocer su respuesta en un tiempo razonable”.

Se avanza, pues, a paso de tortuga, pero se progresa, como lo prueba el hecho de que en el curso de la reunión se haya presentado “un borrador de documento con el que se propone –dice siempre el comunicado– una Prelatura personal como instrumento más apto para un eventual reconocimiento canónico de la Fraternidad”.

Otro signo indirecto del avance es que el Opus Dei ha hecho saber que no pone reparo alguno a la idea de que la Santa Sede conceda una prelatura personal a los lefebvrianos que deseen reintegrarse en la plena comunión eclesial.

Esa figura canónica –afirma un comunicado de la Obra– “es muy amplia y permite encuadrar realidades distintas que tienen en común estar compuestas de prelado, presbiterio y fieles que siguen perteneciendo a las diócesis en las que viven”.

cardenal Tarcisio Bertone

El cardenal Bertone

Se había atribuido a la institución fundada por san Josemaría Escrivá de Balaguer una cierta oposición a que se creasen otras prelaturas personales, aunque, como observan los expertos canonistas, lo que se ofrece ahora la Fraternidad es algo más similar a los ordinariatos aprobados recientemente por la Iglesia católica para acoger a los anglicanos que desean integrarse en la Iglesia católico-romana. [A RAS DE SUELO: Las prelaturas nullius]

Bertone habla sobre Vatileaks

“Cuando los periodistas juegan a hacer de Dan Brown”, es el título-resumen de L’Osservatore Romano de la entrevista concedida al semanario Famiglia cristiana por el secretario de Estado sobre los robos y filtraciones de todo tipo que desde hace algún tiempo afligen al Papa y a sus más inmediatos colaboradores. [A FONDO: Vatileaks: apuntes de zoología vaticana]

El cardenal Bertone no se anda por las ramas, y califica como mentiras, mezquindad, calumnias, fábulas y leyendas muchas de las informaciones que alimentan las páginas de los periódicos. “Todo es falso –dice–, y la verdad es que hay una voluntad de dividir que viene del maligno”.

Según el purpurado, “la Iglesia es una roca que resiste a las borrascas. Es un punto de referencia inequívoco para innumerables personas e instituciones en todo el mundo. Por eso se intenta desestabilizarla. Y hacer pedazos esta roca, esta institución bimilenaria que continúa desarrollando su misión de anuncio, de reconciliación, de justicia, de amor y de solidaridad”.

Sobre la destitución del presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, es aún más claro. “La publicación de las intervenciones del Consejo de Supervisión muestra que su alejamiento no se debe a dudas internas sobre la voluntad de transparencia, sino más bien a un deterioro de las relaciones entre los consejeros a causa de tomas de posición no compartidas que han llevado a la decisión del cambio. Además, y al margen de los escándalos pasados (que han sido muy exagerados y vueltos a ser evocados periódicamente para generar desconfianza hacia esta institución vaticana), el IOR se fijó reglas muy precisas antes de la ley anti-blanqueo. El actual Consejo de Supervisión, compuesto por altas personalidades del mundo económico-financiero, ha continuado y reforzado esta línea de claridad y de transparencia y está trabajando para recuperar a nivel internacional la estima que merece dicha institución”.

Según el purpurado salesiano, “el Papa ha pedido varias veces, de manera afligida, una explicación sobre el gesto de Paolo Gabriele, al que ama como a un hijo”. Este hijo –¿pródigo?– sigue por ahora en la llamada “habitación de seguridad” del Vaticano, a la que fue conducido hace poco menos de un mes. Según dijo el padre Lombardi el lunes 18, no hay una fecha inmediata para su próximo interrogatorio.

El sábado 16 por la tarde, Benedicto XVI recibió en audiencia a la comisión cardenalicia a la que ha encargado seguir la investigación del caso. Los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore de Giorgi habrían interrogado, siempre según las informaciones del director de la Sala de Prensa, a 23 personas; “clérigos y seglares”, especificó, pero excluyendo que hubiese algún cardenal entre ellas.

  • OPINIÓN: Garaudy, por Antonio Pelayo

En el nº 2.806 de Vida Nueva.

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