El conflicto de Siria, un lento descenso a los infiernos

conflico en Siria campo arrasado

El nuncio tilda de “crimen inaceptable” el uso de menores como escudos humanos

conflico en Siria campo arrasado

Las huellas del conflicto sirio son cada día más evidentes en el país

JOSÉ LUIS CELADA | Siria vive un “lento descenso a los infiernos”, denuncia el nuncio apostólico en aquel país, Mario Zenari, hasta el punto de que hoy corre el riesgo de sufrir “una explosión de odio” entre las facciones enfrentadas que podría durar décadas. [El conflicto de Siria, un lento descenso a los infiernos – Extracto]

En declaraciones a la agencia AsiaNews, el representante pontificio ha lamentado que a las pérdidas materiales se añada “la devastación de los corazones” causada por el conflicto actual, porque si bien “se pueden cuantificar las viviendas destruidas, los muertos y los heridos, resulta imposible medir la desintegración del alma”.

En la misma entrevista, el prelado se ha referido al informe publicado por Naciones Unidas el pasado día 12, donde se recogen testimonios de niños menores de 9 años empleados como escudos humanos por las fuerzas armadas de Bashar al Assad y se cuestiona también al opositor Ejército Sirio Libre (ASL), que habría reclutado durante los últimos meses a cientos de combatientes de entre 9 y 15 años.

“La muerte de jóvenes inocentes –afirma Zenari– y su utilización como escudos humanos o como soldados es un crimen inaceptable. La comunidad internacional y la ONU deben hacer todo lo que esté en su mano para defender a estas víctimas inocentes, explotadas tanto por el régimen como por los rebeldes”.

A esta dramática circunstancia que propician los combates sobre el terreno, se suma “una guerra mediática en la que no se sabe a quién creer más”, advierte el nuncio en Damasco.

Es el caso de las noticias sobre masacres, torturas y violencia –incluidas las recientes imágenes de la matanza de niños en la provincia de Homs–, que son difundidas por los medios de comunicación del mundo entero, con el consiguiente riesgo de “instrumentalización por parte de los dos bandos en conflicto”.

Todos estos acontecimientos, sin embargo, no impiden que Mario Zenari conserve la esperanza de que se pueda abrir un proceso de paz en el país. Y alude a la Mussalaha (Reconciliación), una asamblea para el diálogo interreligioso surgida el pasado 25 de mayo en la propia Homs, una de las ciudades más castigadas por la guerra y por el odio entre las facciones rivales.

Este colectivo, impulsado por líderes cristianos y que reúne tanto a sunitas como alauitas, ya ha organizado encuentros con la sociedad civil y delegados llegados de la capital, a fin de aunar esfuerzos para liberar o localizar a secuestrados y desaparecidos, y para convencer a las diversas familias y facciones de que abandonen las armas y alcancen un acuerdo pacífico

“La situación de guerra no ayuda –admite el nuncio–, pero tenemos la esperanza de poder extender estas iniciativas a todas las ciudades de Siria”. En este sentido, apela a la comunidad internacional, sobre todo los países cristianos, para que no aísle a Siria. “Apoyar el enfrentamiento entre el régimen y los rebeldes es peligroso y contraproducente”, concluye Zenari.

Libertad para el pueblo

Después de más de tres décadas de trabajo en Siria, donde ha contribuido al diálogo y la reconciliación entre musulmanes y cristianos, el jesuita italiano Paolo Dall’Oglio se ha visto obligado a dejar el país a instancias de su obispo “para evitar consecuencias más graves”.

El religioso, que ha solicitado reiteradamente la democratización de Siria, ha enviado una carta abierta a Kofi Annan, ex secretario general de la ONU y enviado especial de este organismo y de la Liga Árabe al país, en la que denuncia el estado de opresión que viven los sirios. A su juicio, más allá de un proceso político negociado que conduzca a la pacificación, el pueblo “necesita ser liberado”.

En declaraciones a Radio Vaticano, Dall’Oglio ha insistido en este mismo argumento, lamentándose de la manipulación informativa que quiere hacer creer que el conflicto actual es simplemente un combate contra el terrorismo. “Eso es una mentira, aunque sea distribuida por los medios de comunicación católicos. El pueblo sirio reclama su libertad. Por razones objetivas vinculadas con la complejidad cultural, social y religiosa del país, este proceso es terriblemente difícil. Por eso necesitamos la ayuda internacional”.

El jesuita sostiene que “cuanto más se prolongue el conflicto armado, más posiblidades hay de que se agrave la ola de violencia sectaria”, si bien quiere dejar claro que se trata de “una tragedia musulmana, antes de ser una tragedia para los cristianos del lugar”. En este punto, Dall’Oglio convoca a unos y otros a “salvar la buena vecindad”.

“Que cada cual –exhorta– tema por su vecino, pero que no tenga miedo de él”.

En el nº 2.806 de Vida Nueva.

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir