EDITORIAL VIDA NUEVA | Con la toma de posesión, el próximo 22 de julio, de cuatro nuevos obispos para la Iglesia de la República Centroafricana, no solo se cierra un desagradable capítulo que obligó al Vaticano, en 2009, a forzar la dimisión de varios prelados (entre ellos, su presidente), sino que supone una visualización de que la “hoja de ruta” diseñada en la exhortación postsinodal Africae Munus ha echado a andar.
El detonante de la crisis tuvo que ver con la “doble vida” de algunos prelados, a lo que se añadieron problemas en la gestión de fondos y tensiones entre el clero autóctono y los misioneros.
Pero este golpe en la mesa habla de la determinación con la que se quiere afrontar esta problemáticas en el “continente de la esperanza”, un pulmón para el cristianismo del futuro, con comunidades vivas que tienen mucho que ofrecer a la Iglesia universal en el campo de la denuncia profética, la justicia, la paz y la reconciliación.
En el nº 2.805 de Vida Nueva. Del 16 al 22 de junio de 2012
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