La Iglesia peruana invoca al diálogo para lograr la paz

protestas por conflicto minero en Espinar, Cuzco, Perú

Mensaje episcopal tras las últimas muertes en las protestas contra la minería en Cuzco

protestas por conflicto minero en Espinar, Cuzco, Perú

Los últimos sucesos en Espinar se saldaron con cuatro muertos

J. L. CELADA | La Iglesia peruana, siempre dispuesta a “propiciar canales de diálogo y entendimiento” en pos del bien del país, ha hecho un nuevo llamamiento a sus compatriotas “ante los últimos y lamentables acontecimientos que se han producido en Espinar (Cuzco), con irreparables pérdidas de vidas humanas, numerosos heridos y cuantiosos daños materiales”, invocando al diálogo como camino para construir la paz.

Así se titula, precisamente, el pronunciamiento hecho público por el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), Salvador Piñeiro García-Calderón, tras los hechos ocurridos a finales de mayo en la citada localidad, cuando el enfrentamiento entre campesinos que apoyan un paro indefinido contra la compañía minera suiza Xstrata –acusada de contaminar los ríos de la zona– y efectivos policiales se saldaron con la muerte de cuatro civiles y más de 70 heridos.

En opinión del también arzobispo de Ayacucho, “la violencia expresa el fracaso del diálogo, y engendra el doloroso enfrentamiento y odio entre peruanos”. Lo cual –dice– “frena el proceso de desarrollo humano integral, el crecimiento de los pueblos y las justas oportunidades para la inclusión de todos”.

Por todo ello, el prelado insiste en la urgencia de construir una “cultura de paz”, que presupone “un diálogo constructivo, transparente, tolerante, respetuoso por la vida, el medio ambiente, la dignidad de la persona humana y el bien común”.

Proteger y respetar la vida

Más adelante, el mensaje episcopal reitera su invitación al diálogo entre los diferentes actores para alcanzar una resolución eficaz del conflicto creado, al tiempo que recuerda la necesidad de que toda vida sea “protegida y respetada, tanto la de nuestros hermanos de las comunidades campesinas, como las de quienes, en cumplimiento de su deber constitucional, procuran el restablecimiento del orden”.

Un orden social que están llamados a preservar tanto las autoridades y las propias fuerzas del orden como los dirigentes y las comunidades, “sin ceder a la grave tentación de la violencia”.

Finalmente, el presidente de la CEP le pide a Dios “que nos haga instrumentos de paz, constructores de un Perú fraterno y solidario que crece en la justicia, se afianza en la inclusión social y se construye en la unidad y la verdad”.

En el nº 2.805 de Vida Nueva.

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