Rafael renace en el Museo del Prado

Hoy se inaugura una gran exposición sobre la obra del pintor en sus últimos años

‘Sagrada Familia con san Juanito’, conocida como ‘La Perla’, de Rafael

‘Sagrada Familia con san Juanito’, conocida como ‘La Perla’

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | A Rafael de Urbino le bastaron doce años en Roma, a donde había llegado procedente de Florencia, para convertirse en el pintor más influyente del arte occidental. Doce años, entre 1508 y 1520, como pintor y arquitecto, con el patrocinio de los papas Julio II y León X.

“Era mucho más que pintor o diseñador, había llegado a ser un gran personaje público en Roma, y se decía que aspirante a un capelo cardenalicio; era esteta, teórico del arte, arquitecto, arqueólogo, urbanista y estudioso de la Antigüedad; su radio intelectual, artístico y social era más amplio que el de ningún otro artista anterior, y muy pocos posteriores llegarían a emularlo”, explican Paul Joannides y Tom Henry, los comisarios de la gran exposición que le dedica el Museo del Prado desde el 12 de junio hasta el 16 de septiembre: El último Rafael.

Joannides y Henry son dos eminencias en la pintura del Alto Renacimiento y los mejores investigadores de la obra de Rafaello Sanzio (Urbino, 1483-Roma, 1520), conocido como Rafael.

Ambos han sido elegidos por el Prado y el Museo del Louvre, las dos pinacotecas con mayor número de obras producidas por Rafael y su taller en los últimos años de vida del pintor. Y ambos pretenden revisar su excepcional legado desde 1513, cuando el León X es elegido Papa, hasta la muerte del artista en 1520, con 37 años.

'Santa Cecilia', de Rafael

'Santa Cecilia'

“Fue en Roma donde Rafael creó sus pinturas más espléndidas y ambiciosas, entre ellas algunas de las imágenes más famosas del Alto Renacimiento, y fue bajo el pontificado de León X cuando pudo desplegar toda su genialidad”, señalan Joannides y Tom Henry en el catálogo.

Esos siete años no solo son peculiares por la magnificencia de la obra de Rafael, visible en sus famosos e innovadores frescos del palacio vaticano: la Signatura, la Estancia del Heliodoro y la Estancia del Incendio por petición de Julio II. Y con los múltiples encargos con los que León X colmó la genialidad de Rafael: los tapices de la Capilla Sixtina, la Sala de los Palafreneros, las Logias, la monumental Sala de Constantino…

“Bajo León X, fue Rafael quien ejerció el liderazgo creativo, conquistando un lugar entre los artistas más experimentales, polifacéticos e influyentes, con una producción en distintos terrenos que tuvo efectos incalculables sobre el curso ulterior del arte occidental”, manifiestan los comisarios.

Esos siete años son particulares también por las sombras persistentes sobre su autoría, el sistemático proceso creativo de su taller, el papel desempeñado por sus ayudantes, la dificultad para datar las obras y la necesidad de examinar hasta dónde llegó realmente “la mano” del genio y la de sus dos más leales discípulos: Giulio Romano y Giovanni Francesco Penni.

Disputas y sombras

La magnífica exposición del Prado no solo expone 40 pinturas, entre lienzos y tablas, y 30 dibujos, sino que intenta abordar todas esas sombras, suscitadas ya por Miguel Ángel y Sebastiano del Piombo, enemigos irreconciliables de Rafael.

Ellos fueron quienes difundieron, a partir de 1514, cuando Rafael es nombrado arquitecto de San Pedro y, un año después, prefecto de las Antigüedades de Roma, que su obra pictórica era creada casi en su totalidad por su taller.

“La exposición pretende colocar las pinturas movibles de Rafael en el orden más preciso posible, explicar la variedad de sus estilos e investigar el papel del taller rafaelesco en el diseño y la producción de sus cuadros”, según añaden ambos investigadores. Los resultados son sorprendentes, y desvelan una presencia de Rafael más consistente.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.804 de Vida Nueva. Rafael renace en el Prado, íntegro solo para suscriptores

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