‘Los niños salvajes’: vidas paralelas

Los niños salvajes - fotograma de la película

Los niños salvajes - fotograma de la película

J. L. CELADA | Cómo un adolescente aparentemente normal puede llegar a cometer algo terrible. Esta alarmante posibilidad, confirmada por las páginas de un diario cualquiera, le sirvió a Patricia Ferreira como punto de partida y explosivo desenlace de su último trabajo: Los niños salvajes, un drama con aires de thriller y vocación cuasi documental sobre una edad donde abundan las preguntas y escasean las respuestas. Sobre todo, las de los adultos.

Preocupada por la gestión de los sentimientos en las diferentes etapas (vejez, infancia…) y situaciones (enfermedad, duelo…) de la vida, la directora y guionista ha querido ahora volver su mirada hacia el universo de “desfases y contrastes” que rodea a la adolescencia. También, muy especialmente, para seguir esas “líneas paralelas que nunca convergen”: la suya y la de sus mayores, dos mundos diferentes aunque condenados a entenderse.

Protagonizan esta historia tres chicos corrientes de hoy, que reparten su tiempo entre la familia y los amigos, las correrías callejeras y el colegio… Alguien fuera de campo les pregunta acerca de lo ocurrido durante una noche concreta y, en torno a su confesión, la realizadora construye una narración de estructura circular que va y viene del pasado al presente para desvelarnos qué nos ha conducido hasta aquí.

Por el camino, nos irá dejando interesantes pinceladas en forma de interrogantes al hilo del supremo desafío de educar –no confundir con domesticar– a las futuras generaciones.

Gracias a la naturalidad de sus jóvenes actores –y al oficio de los que no lo son tanto, como Ana Fernández o Francesc Orella–, Los niños salvajes nos describe sin trampa ni cartón el aislamiento emocional y la incomunicación que padecen sus personajes, y cómo todo ello degenera en actitudes violentas y de huida hacia delante.Los niños salvajes - fotograma de la película

Cámara en mano y con una fotografía que imprime mayor realismo si cabe a los diversos escenarios donde acontecen los hechos (las clases, el botellón o los grafitis en el parque, los ratos en casa…), Ferreira ofrece además a nuestra consideración asuntos no menos importantes para esos chavales –ora apáticos, ora rebeldes, siempre sumidos en el desconcierto– y para sus padres y profesores: la responsabilidad, la confianza o la motivación, encrucijadas donde se libra cualquier batalla con hijos y alumnos.

Nada nuevo respecto a otras producciones del cine español que ya tocaron de una u otra forma el tema: Historias del Kronen, Barrio, 7 vírgenes

Sin embargo, esta película –por boca de una de las madres– añade una interpelación tan necesaria como inquietante: “Yo sé que un día llegaré a casa y mi hijo no estará. Le habré perdido. Pero ese día el problema también será vuestro”. ¿De la escuela?, ¿de la sociedad?… Que cada cual responda. Ferreira ya lo ha hecho.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Els nens salvatges.

DIRECCIÓN: Patricia Ferreira.

GUIÓN: Patricia Ferreira y Virginia Yagüe.

FOTOGRAFÍA: Sergi Gallardo.

MÚSICA: Pablo Cervantes.

PRODUCCIÓN: Miriam Porté.

INTÉRPRETES: Marina Comas, Àlex Monner, Albert Baró, Aina Clotet, Ana Fernández, José Luis García Pérez, Montse Germán, Francesc Orella, Marc Rodríguez, Clara Segura, Eduardo Velasco, Emma Vilarasau.

En el nº 2.804 de Vida Nueva.

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