Volver a Jesucristo

+ AMADEO RODRÍGUEZ MAGRO | Obispo de Plasencia

“Confunden quienes, seguros de sí mismos, se dedican a juzgar y a acusar a cuantos, según ellos, necesitan en la Iglesia volver a Jesucristo…”.

La vuelta a Jesucristo es una invitación que hoy todos repetimos como una exigencia fundamental para la vida de la Iglesia. Todos entendemos que es una propuesta necesaria para estos tiempos en los que nuestra fe ha de ser testimoniada en una nueva evangelización.

Es esta una exigencia evidente, porque, sin una vida arraigada y firme en la fe en Jesucristo, los cristianos ni somos nada ni tenemos nada que ofrecer. Sin embargo, esta invitación, en ocasiones, suele llevar en sí misma una cierta confusión.

Confunden quienes, seguros de sí mismos, se dedican a juzgar y a acusar a cuantos, según ellos, necesitan en la Iglesia volver a Jesucristo; confunden quienes equivocan el camino de vuelta y lo hacen por atajos que hacen prácticamente imposible llegar a Jesucristo; y confunden mucho quienes proponen una visión parcial y reducida de Jesucristo, una visión que termina desencantado, porque impide que la fe sea un acontecimiento y un encuentro con su Persona que cambie y transforme la vida.

Confunden siempre los que se andan por las ramas de una verdadera renovación en Cristo, aunque puedan tener razón en las propuestas a medias que suelen hacer.

Como esta vuelta es necesaria, conviene encontrar guías serios que nos lleven de verdad a la puerta de la fe y nos pongan en camino hacia Jesucristo. Hoy, afortunadamente, tenemos siempre a disposición el guía que el Espíritu del Señor le da dado a su Iglesia.

Para volver a Jesucristo, nos dice Benedicto XVI que es necesario “descubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Él” (Porta fidei, 2). De cualquier modo, la invitación a volver a Jesucristo ha de ser discernida y acogida con humildad, venga de donde venga.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.803 de Vida Nueva.

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