“La guerra entre Sudán y Sudán del Sur debe acabar”

ayuda a personas del Sudán del Sur

Los obispos lamentan que la ONU no haya sabido preservar el equilibrio en la región

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J. L. CELADA | Los obispos católicos y anglicanos (episcopalianos) de Sudán del Sur han lanzado un llamamiento a la comunidad internacional para que adopte una posición “más equilibrada” frente al conflicto que mantiene su país con Sudán.

En un mensaje hecho público tras su último encuentro en Yei, los prelados cristianos defienden la importancia de preservar ese equilibrio, que “no significa criticar a ambas partes por igual, sino, más bien, disponer de una visión amplia y a largo plazo, elaborada a partir de un estudio en profundidad, y tratar de presionar lo que sea necesario para construir una paz justa y duradera”.

El documento, difundido por la agencia Fides, recuerda el proceso que, con apoyo de la propia comunidad internacional, condujo a la independencia de Sudán del Sur (9 de julio de 2011). Sin embargo, lamenta la actitud de la ONU y de las principales potencias ante los últimos episodios de tensión entre los gobiernos de Jartum y Juba por el control de las zonas fronterizas de Heglig y Abyei, ricas en petróleo.

Una postura que, en su opinión, ha decepcionado a la población local. “Vivimos en contacto directo con las comunidades de Sudán del Sur, y lo que estamos escuchando nos preocupa”, advierten los pastores. Y añaden: “Parece que el pueblo de Sudán del Sur está perdiendo la confianza en la comunidad internacional. Hemos visto incluso manifestaciones en contra de las Naciones Unidas y de su secretario general, Ban Ki-moon”.

Ellos se preguntan, asimismo, “si la comunidad internacional entiende las aspiraciones del pueblo de Sudán del Sur y de las comunidades marginadas en Sudán”.

Tras la ocupación de Heglig por parte de las tropas de Sudán del Sur, la ONU ejerció fuertes presiones sobre Juba para que procediera a su retirada. Sin embargo, pese a su repliegue, la aviación de Jartum continuó bombardeando diferentes zonas fronterizas de Sudán del Sur. Esta tensión se ha visto más abajo), que han provocado numerosos muertos y heridos, en su mayoría mujeres y niños.

Este territorio es desde hace meses el escenario de fuertes enfrentamientos entre las tropas de Jartum y las del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés-Norte, un grupo afiliado al antiguo movimiento guerrillero que ahora ostenta el poder en Sudán del Sur.

Mientras, cada vez son más los sudaneses del sur repatriados desde Jartum a Juba: 3.600 en la última semana. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha dispuesto un puente aéreo especial para permitir a estos ciudadanos del Sur de Sudán que residen en Sudán desde hace décadas (algunos han nacido allí) regresar a sus lugares de origen después de que el Gobierno de Jartum haya decidido expulsarlos.

Ya hay previstos nuevos vuelos para repatriar a unas 12.000 personas acogidas en el centro de Kosti, a unos 300 kilómetros de Jartum, principal campo de tránsito de los sudaneses del sur que están a la espera de poder volver a su tierra.

Así las cosas, los obispos reafirman su “sueño de dos naciones libres y democráticas, donde todas las religiones, etnias, culturas y lenguas gocen de los mismos derechos, basados en la ciudadanía”.

“Soñamos –escriben– con dos naciones en paz, que cooperen para dar el mejor uso posible a los recursos entregados por Dios. Soñamos con niños que puedan ir a la escuela, madres con derecho a ser hospitalizadas, con el fin de la desnutrición y la pobreza, y con cristianos y musulmanes que puedan acudir a la iglesia o la mezquita sin miedo. ¡Ya es suficiente! ¡La guerra entre Sudán y Sudán del Sur debe acabar!”.

Tiempo del apocalipsis

Del cruento e interminable conflicto entre Sudán y Sudán del Sur dan fe testimonios como el que ha enviado a la agencia IVICON una religiosa que trabaja en la misión (y el hospital) que tienen las combonianas en los Montes Nuba:

“Parece que estamos en el tiempo del apocalipsis. Vivimos en medio de la guerra, la gente tiene hambre, no hay comida para todos (no sembraron lo suficiente para cubrir sus necesidades por la inseguridad), apareció una enfermedad que mató a los pollos, tenemos una epidemia de varicela, los perros tienen rabia, ayer murió una niña de esa enfermedad y muchos otros han sido mordidos por perros (los perros también tienen hambre), la gente no tiene ropa o zapatos, los niños están muy sucios en harapos (no hay jabón), hay más niños desnutridos…”.

En el nº 2.803 de Vida Nueva.

 

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