En el estadio Rommel Fernández se reunieron 20.000 fieles
J. L. CELADA | El cardenal dominicano Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo y primado de América, presidió el domingo 13 de mayo la 42ª Cita Eucarística de Panamá, como anticipo de los festejos por los 500 años de la fundación, en este país centroamericano, de la primera diócesis del continente en tierra firme: Santa María La Antigua.
Miles de católicos, convocados bajo el lema Con María caminando en esperanza, se reunieron en el estadio Rommel Fernández, de la capital, para participar en una misa concelebrada también por el arzobispo metropolitano de Panamá, el agustino José Domingo Ulloa Mendieta; el nuncio apostólico en el país, el español Andrés Carrascosa Coso; y varios miembros de la Conferencia Episcopal panameña.
Durante su homilía, además de recordar cómo se fundó esta primera diócesis en tierras panameñas y adelantar que las celebraciones se prolongarán durante todo el próximo año, el cardenal López Rodríguez destacó que “América Latina es una región con una riqueza cultural que permite el acercamiento de los pueblos, dejando a un lado los sufrimientos por los que ha pasado, aun recordándolos”, informa la agencia Fides.
Al referirse a la evangelización del continente, el purpurado subrayó que la fe cristiana de esta región ha estado siempre acompañada de la devoción a la Virgen María.
Ante más de 20.000 fieles, el arzobispo Ulloa, por su parte, pidió a los políticos panameños que “no actúen con una moral ambigua, porque no debe existir una doble moral”, invitando a todos a promover y hacer crecer la cultura de la participación y el diálogo sincero, siempre con el respeto por los demás.
La ciudad de Santa María de la Antigua, situada en la zona selvática de la provincia del Darién, limítrofe con Colombia, fue la primera diócesis americana en tierra firme, erigida por el papa León X a través de una bula fechada 9 de setiembre de 1513. Años más tarde, el 15 de agosto de 1519, Pedrarias Dávila fundó la ciudad de Panamá, futuro centro comercial y principal puerto naval.
Así, en 1524, el segundo obispo de la diócesis, fray Vicente Peraza, trasladó la sede a la nueva ciudad de Panamá. Sin embargo, esta sería destruida por el corsario galés Henry John Morgan en 1671, hasta que los colonos españoles la trasladaron tres años después a unos ocho kilómetros al oeste del lugar donde fue fundada por primera vez.
En el nº 2.801 de Vida Nueva.
