La información religiosa como servicio a los lectores

Barcelona acoge la presentación de Vida Nueva Catalunya

JORDI LLISTERRI. Fotos: MONTSERRAT FONTIC | El periodista Enric Juliana y el teólogo Armand Puig protagonizaron el lunes 14, en Barcelona, un avance de la edición del Atrio de los Gentiles que estos días acoge la capital catalana. Un diálogo sobre la información religiosa enmarcó la presentación del nuevo suplemento de Vida Nueva Catalunya

Juliana, director adjunto de La Vanguardia y excorresponsal en Roma, y Puig, biblista y decano de la Facultat de Teologia de Catalunya, coincidieron en que la información religiosa debe presentarse como un servicio a los lectores y que debe trascender más allá de los medios confesionales.

El Auditorio de la Facultat de Comunicación Blanquerna acogió el debate, moderado por Maria Paz López, presidenta de la Asociación Internacional de Periodistas de Religión (IARJ). El decano de la Facultat, Josep Maria Carbonell, abrió el acto agradeciendo la apuesta de ampliar la información religiosa en Cataluña y definió a “Vida Nueva como un claro ejemplo de que la comunicación es indispensable para profundizar en la comunión eclesial”.

Enric Juliana situó la confesionalidad oficial que durante muchos años marcó la sociedad española cómo uno de los condicionantes que aún hoy pesa en la información religiosa en España. “No soy creyente pero considero que la información religiosa tiene interés y que hace un servicio al lector”, y por ello defendió “el modelo singular” de La Vanguardia, que mantiene dos páginas dominicales de información religiosa.

Juliana explico que, como periodista, no le había creado problemas tratar informaciones del ámbito católico y que, “en general, la jerarquía eclesiástica tiene un planteamiento informativo inteligente”. También recomendó a los responsables de comunicación eclesial alejarse de algunas modas: “Cuidado con el twitter. La Iglesia tiene sus tiempos y sus ritmos”.

Dimensión espiritual

Armand Puig abrió su intervención destacando “no solo la importancia de la información religiosa si no también de la posición de cada medio respecto a la religión. Desconfiamos de los medios que anatematizan la religión, pero tampoco nos fiamos de aquellos que la colocan en ideales inalcanzables”.

Puig describió los distintos registros de la información religiosa, en los que la dimensión espiritual “es la más difícil de captar y de vehicular”, justo al contrario que en la dimensión social de la actividad religiosa.

Coincidió en que “el pasado pesa mucho” y lamentó que a menudo se interpreten los acontecimientos o las declaraciones de los responsables institucionales “tratando a la Iglesia como a un partido político”. “Hasta qué punto los líderes son exponentes del conjunto?”, se preguntó Puig, y recordó que “la voz autorizada es la del obispo, pero la presencia eclesial en los medios puede ser mucho más amplia”.

Ambos ponentes elevaron la mirada sobre la información religiosa al contexto mundial actual. Juliana definió como muy representativa “la pervivencia y la extraordinaria proyección de la Iglesia católica en el mundo” y cómo por su papel crítico “hay la voluntad de expulsarla” de los centros de decisión y creación de pensamiento. Juliana recordó que “con datos objetivos, la religión cristiana es la más perseguida del mundo”.

En este mismo sentido, Puig defendió que “el cristianismo es una propuesta que integra en un contexto de globalización que se construye sin demasiada ética”. En un momento en el que esté el juego el modelo de sociedad, la aportación de la Iglesia puede “hacer comprender que la economía no puede ser la vara de medir”.

Juliana y Puig expresaron su satisfacción por la apuesta de Vida Nueva de aportar un discurso global y de ampliar su presencia en Cataluña.

Una voz evangélica y que evangelice

El director de Vida Nueva, Juan Rubio, cerró el acto definiendo la relación de la revista con la Iglesia en Cataluña como la de “una vieja amistad” que ahora se revitaliza con la edición del nuevo suplemento mensual. Recordó que la celebración de los 50 años de la revista fue una ocasión para “no petrificarnos en el pasado”, y que cristalizó en la actual apuesta por ampliar la presencia en Latinoamérica.

Rubio destacó que todas estas nuevas presencias están marcadas por una clara voluntad de la revista de ser “una voz evangélica y que evangelice, y una voz conciliar que no quiere que se olvide el Concilio Vaticano II”. También explicó que la apuesta de Vida Nueva en Cataluña nace con la voluntad “de poner nuestro grano de arena para que la comunión sea más efectiva y afectiva”.

En la presentación intervino también el responsable del suplemento en Cataluña. Jordi Llisterri destacó que esta publicación mensual no significa renunciar a la presencia de la actualidad de la Iglesia catalana en la edición semanal. Explicó que Vida Nueva pretende ser un altavoz más de la vitalidad que mantiene la Iglesia en Cataluña en ámbitos tan relevantes como la educación, la acción social o la formación: “Cataluña sería diferente sin esta presencia de la Iglesia”.

El acto contó con el apoyo de un centenar de lectores y amigos de la revista, y con una significativa representación eclesial y institucional. En las primeras fila estaban el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés; el director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Xavier Puigdollers; el presidente y el secretario de la Unió de Religiosos de Catalunya, el claretiano Màxim Muñoz y el marista Lluís Serra; el director de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona, Ignasi Garcia i Clavel; el gerente de Cultura de la Diputación de Barcelona, Jordi López Camps; el director general de la Fundació Blanquerna que acogía el acto, Andreu Ibarz; el presidente del Grupo SM y del Consejo de Administración de PPC, editora de Vida Nueva, Javier Cortés; y el vicepresidente de ese grupo editorial, Luis Fernando Crespo; o el director de Cruïlla, Enric Masllorens
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Entre los representantes de distintas instituciones eclesiales se sumaron la presentación la abadesa benedictina de de Sant Pere de la Puel·les, Esperança Atarés; el exsuperior general de los Escolapios, Josep Maria Balcells; el director de Catalunya Cristiana, Jaume Aymar; el director del Centre d’Estudis Pastorals, Josep Maria Domingo; el exdecano de la Facultad de Historia de la Universidad Gregoriana, Josep Maria Benítez; el teólogo y consultor del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, Xavier Morlans; el director de Cristianisme i Justícia, Llorenç Puig; el coordinador de la Comunidad de Sant’Egidio en Catalunya, Jaume Castro; el director de Migra-Studium, Jaume Flaquer; el director de Foc Nou, Joaquim Gomis; el director de Catalunya Franciscana, Josep Manuel Vallejo; el exvicepresidente del Gremi de Llibreters, Pere Fàbregas; la directora del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Cultura i Religión, Miriam Díez; el delegado de pastoral de Salut, Josep Maria Forcada; el editor de Fragmenta, Ignasi Moreta; el gerente del CPL y de El Ciervo, Miquel Lirio; el jefe de prensa del Opus Dei en Barcelona, Marc Argemí; el exdirector de la editorial Claret, Pere Codina; la editora de L’Avenç, Núria Iceta; la directora de la Revista Re, Assumpta Sendra; o el excorresponsal en Roma de Europa Press, Salvador Aragonés.

En el nº 2.801 de Vida Nueva.

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