La crisis de la Iglesia llega a Latinoamérica

cristianos evangélicos en Brasil rezando

cristianos evangélicos en Brasil rezando

PEDRO ALIAGA, trinitario e historiador | En los últimos años se han producido algunos estudios estadísticos y sociológicos de gran calidad (señaladamente, los de Bastian, Strotmann-Pérez Guadalupe, De França Miranda, Herrera Rodríguez…), que presentan un cuadro religioso de América Latina sin duda alguna complejo y lleno de interrogantes sobre el futuro más inmediato de la Iglesia católica. [La crisis de la Iglesia llega a Latinoamérica – extracto]

Los tres datos fundamentales que se desprenden de estos estudios son: la disminución alarmante de católicos, que pasan a engrosar las filas de las comunidades evangélicas de estilo pentecostal; el sensible aumento del número de personas que se declaran “sin religión”; y la constatación de la pobreza de estructuras y recursos humanos de que adolece la Iglesia latinoamericana.

Pedro Aliaga, trinitario e historiador

P. Aliaga

Si miramos al conjunto de América Latina, en 2004 los católicos eran el 71% de la población, los evangélicos el 14% y los que se declaraban sin religión, el 8%.

De seguir la tendencia actual, en 2035 se produciría el “empate” entre católicos y evangélicos latinoamericanos, en torno al 41% para cada denominación, mientras que los que no profesan religión alguna se situarían en el 16%.

Un caso particular y suficientemente elocuente es el de la nación con “más católicos del mundo”, Brasil, que ha pasado de tener un 95,2% de católicos en 1940, al 73,57% en 2000 y al 61% en 2010.

Una intervención durante la Conferencia de Aparecida, donde se ponía de relieve cómo en los últimos diez años han abandonado la Iglesia unos 30 millones de católicos latinoamericanos, fue uno de los datos que más impresionó a los obispos participantes y que incidió en las decisiones sobre la nueva evangelización a emprender.

Norberto Strotmann, obispo de Chosica (Perú) y sociólogo, coautor de La Iglesia después de Aparecida. Cifras y proyecciones, ha afirmado por las claras que en los próximos decenios se juega la catolicidad del conjunto de América Latina.

Fragilidad institucional

A nivel mundial, la Iglesia latinoamericana presenta la fragilidad institucional más débil. Dos son los datos principales al respecto: por una parte, el bajo número de sacerdotes y de religiosas, pues resulta paradójico que teniendo América Latina el 42% de los católicos del mundo, tenga el 16,3% del total mundial de los sacerdotes y el 16,9% de las religiosas.

América Latina, junto con Europa, es
el continente donde la Iglesia católica
pierde más fieles.
Y el único continente donde
el crecimiento de los católicos es
inferior al crecimiento de la población.

Una de las conclusiones a las que llega Strotmann es que América Latina, junto con Europa, es el continente donde la Iglesia católica pierde más fieles. Y lo más sorprendente: es el único continente donde el crecimiento de los católicos es inferior al crecimiento de la población.

Conclusiones que deberían evitar caer en ingenuidades y simplezas sobre el futuro de la Iglesia, propiciando una lectura “realista” de la realidad que lleve a tomar las decisiones más oportunas, desde una sana autocrítica, auspiciada por voces sensatas y bien informadas.

De entre estas, es digna de reflexión la del sociólogo jesuita L. Herrera Rodríguez, quien se pregunta si el desarrollo de las comunidades evangélicas no será una consecuencia de la identificación demasiado fuerte de algunas comunidades católicas con los programas políticos. “Cuando las reflexiones sobre los cambios sociales o políticos se han convertido en algo central o casi exclusivo en los discursos de algunas comunidades eclesiales, quienes tenían deseos más espirituales se han ido a otro sitio”.

Esta reflexión sintoniza con cuanto Thomas P. Rausch ha notado al respecto del cristianismo pentecostal, cuyas filas se nutren mayoritariamente de “conversos” procedentes de la Iglesia católica, señaladamente en América Latina.

Hoy el pentecontalismo, dividido en 30.000 denominaciones, es la corriente religiosa con mayor crecimiento, y al que ya hace referencia el 25% de los cristianos. Las previsiones de los sociólogos (cfr. Philip Jenkins, The next Christendom) es que esa tendencia irá en crecimiento durante el siglo XXI.

Es fácil concluir con que la Iglesia católica tiene un ulterior desafío en la relación con los pentecostales, con quienes comparte muchos valores humanos, existiendo divergencias notables en la fe; aunque existe ya un diálogo ecuménico, la atomización del universo evangélico-pentecostal (y su frecuente política agresiva anticatólica) plantea un horizonte lleno de interrogantes inéditos para la Iglesia católica en América Latina.

En el nº 2.800 de Vida Nueva.

Compartir