‘Soul surfer’: fe a prueba de olas

Soul surfer, fotograma película

Soul surfer, fotograma película

J. L. CELADA | Allá, en su Hawai natal, el agua salada le corría por las venas. Tanto que, cuando cogió su primera ola, supo que quería ser surfista profesional. Con esta declaración de intenciones arranca Soul surfer, la historia –“basada en hechos reales”– de Bethany Hamilton, la joven estadounidense que en 2003 sintió cómo un tiburón le arrebataba el brazo izquierdo mientras conquistaba con su tabla el Pacífico.

Tenía solo 13 años, pero ya entonces había aprendido que la suma de esfuerzo, corazón y voluntad sería su mejor aliada para llegar lejos… en el deporte y en la vida.

Criada en el seno de una familia profundamente religiosa, heredó de sus padres (aquí Helent Hunt y Dennis Quaid) la pasión por el surf, y de la convivencia con dos hermanos mayores, su espíritu competitivo. Doble acicate para una chica que hubo de sobreponerse al trágico accidente sufrido a base de coraje y de fe, armas imprescindibles en su particular batalla contra esa desesperación que produce el renunciar a algunas cosas y aprender a hacer el resto de forma diferente.

También en su manejo de un conflicto interior invadido de preguntas (¿es este el plan de Dios para mí? ) y dudas (¿cómo podré gustarles ahora a los chicos?).Soul surfer, fotograma película

Un desafío de extraordinarias dimensiones que, sin embargo, el televisivo Sean McNamara resuelve de un modo convencional. Creíble, desde luego, aunque narrativamente muy plano. Ni se recrea en la desgracia ni abusa del tono melodrámatico, lo cual siempre es de agradecer, pero apuesta por personajes sin aristas, a los que sus habilidades acuáticas (bellas imágenes del universo surfero) y sus buenas intenciones disculpan –y redimen– de casi todo. Salvo de esa pátina algo empalagosa que envuelve no pocas situaciones.

Pese a ello, cabe decir que este ejemplo de superación personal –tan cinematográfico y tan americano, pero tan real– reinvindica una perspectiva creyente que humaniza a la protagonista y que, de paso, nos deja interesantes reflexiones sobre el cultivo de la paciencia, la escucha y la oración cuando sube la marea de las “cosas terribles”.

Porque, aun en tales casos, “uno tiene que creer que algo bueno va salir de todo eso”. Son los caminos inexcrutables del Señor, los mismos que conducen a nuestra sirena varada hasta Tailandia para ayudar a las víctimas de un tsunami, y descubrir entre ellas que hay algo más grande que el surf y más poderoso que cualquier miedo: el amor.

Este inequívoco mensaje, fraguado en su experiencia solidaria, refrenda y proclama el credo que recorre de principio a fin Soul surfer: con fe todo es posible. Incluso creer en esta película menor. “No necesito lo fácil, solo que sea posible”, reclama para sí la pequeña heroína. ¿Por qué McNamara no arriesgó más allá de lo fácil (y lo posible) cuando decidió contarnos su ejemplar testimonio?

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Soul surfer.

DIRECCIÓN: Sean McNamara.

GUIÓN: Sean McNamara, Deborah Schwartz, Douglas Schwartz y Michael Berk.

FOTOGRAFÍA: John R. Leonetti.

MÚSICA: Marco Beltrami.

PRODUCCIÓN: David Brookwell, Dutch Hofstetter, Sean McNamara, Douglas Schwartz, David Zelon.

INTÉRPRETES: Anna Sophia Rob, Helent Hunt, Dennis Quaid, Lorraine Nicholson, Kevin Sorbo, Carrie Underwood, Ross Thomas, Chris Brochu

En el nº 2.798 de Vida Nueva.

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