Los obispos de los Estados Unidos piden levantar el embargo a Cuba

un hombre en Cuba con una bolsa de pan

Critican las “obsoletas políticas que solo dañan a las personas más vulnerables”

un hombre en Cuba con una bolsa de pan

Cuba vive una economía de subsistencia

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Apenas unas semanas después del histórico viaje de Benedicto XVI a Cuba, los obispos de los Estados Unidos han querido contribuir a normalizar las relaciones entre el régimen castrista y su país.

Así, en una carta dirigida a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, el presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional del Episcopado estadounidense, Richard E. Pates, pide a la Administración Federal levantar el embargo de las relaciones comerciales, económicas y financieras con la Isla.

En la misiva, fechada el 17 de abril, el prelado de Des Moines (Iowa) ofrece una serie de razones para poner fin a un bloqueo que dura ya más de 50 años y que se ha convertido en el más largo de la historia reciente.

Así, si se cumple su solicitud de que se “adopten medidas rápidas y apropiadas para establecer relaciones diplomáticas plenas con Cuba y se retiren todas las restricciones a los viajes” a la Isla, Pates asegura que se ayudaría “al pueblo de Cuba, nuestros vecinos apenas a 144 kilómetros de distancia, en el logro de una mayor libertad, derechos humanos y libertad religiosa”, además de que se obtendría “un socio comercial que beneficiará al comercio estadounidense”.

Facilitar la asistencia

Pero, para el presidente del Comité Episcopal de Justicia y Paz Internacional, la principal razón es la que pudo constatar de primera mano en su última visita a Cuba, adonde acompañó al Papa: “Instamos a levantar el embargo existente sobre Cuba para que a los ciudadanos del país se les pueda prestar un mayor apoyo y asistencia”.

Una tarea que compromete principalmente a “las organizaciones caritativas, incluidas las de la Iglesia católica, que proporcionan servicios esenciales para preservar la vida de los más marginados y empobrecidos”.

Como detalla en su carta, Pates tuvo en su viaje “la oportunidad de visitar programas que se destinan al cuidado de niños y ancianos”, en los que “se entregan alimentos y medicinas a las personas más pobres y vulnerables”.

Sin embargo, como le comentaron los responsables de dichos proyectos de atención social, “la eficacia de su labor se ve obstaculizada por su incapacidad para obtener los productos precedentes de los Estados Unidos debido al embargo comercial”.

De ahí que insista en que, con el fin de caminar hacia “la promoción de los derechos humanos” y un “cambio positivo” para los ciudadanos de la Isla, se facilite la labor de las organizaciones de caridad que allí trabajan.

Sociedad más libre

Como argumenta el obispo Pates, estas instituciones sociales, entre las que hay numerosas católicas, son las que fomentan “una sociedad más libre y humana”. Obstaculizando su actividad “con obsoletas políticas que solo dañan a las personas más vulnerables”, no se contribuye sino a la generación de unos “efectos nocivos” que “no son asumidos por la élite gobernante cubana, sino por el común del pueblo de Cuba y, especialmente, por los miembros más débiles de esa sociedad”.

El prelado concluye su interpelación al Gobierno de Barack Obama reiterando “el compromiso de la Iglesia” con Cuba, su petición de acabar cuanto antes con un “aislamiento ineficaz” y su constante llamamiento al diálogo: “Al diálogo genuino y abierto dentro de Cuba, y al diálogo entre Cuba y el mundo exterior”.

En el nº 2.798 de Vida Nueva.

 

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