Brasil no propone soluciones a los problemas indígenas

índigenas en Brasil

La Iglesia denuncia al Gobierno ante la ONU por las muertes en la Amazonía

índigenas en Brasil

GRAZIELA CRUZ. BRASIL | Brasil ha sido denunciado formalmente ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), vinculado a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), por no proponer soluciones a los problemas de los pueblos indígenas, en particular a los casos de violencia que afectan a los indios en el Estado de Mato Grosso do Sul y las enfermedades que han causado numerosas muertes entre los indígenas en la Amazonía. [Brasil no propone soluciones a los problemas indígenas – Extracto]

En una reunión con la subsecretaria general para Asuntos Humanitarios de la ONU, Valerie Amos, los representantes del CIMI solicitaron la intervención de Naciones Unidas ante el Gobierno Federal.

En su denuncia, el CIMI sostiene que, entre 2003 y 2010, se han producido 250 muertes de indios guaraní kaiowá en Mato Grosso do Sul y otras 300 en el Valle de Javari, en el Amazonas.

“Hemos decidido denunciar a Brasil ante las Naciones Unidas, porque ya pusimos en conocimiento de las agencias federales las constantes violaciones de derechos humanos en el Valle del Javari y Mato Grosso do Sul, pero no se hizo nada”, lamentó el abogado y representante del CIMI en la reunión, Adelar Cupsinski.

“Le dije a la subsecretaria de la ONU que la situación de los pueblos indígenas en Brasil es dramática, sobre todo en los últimos diez años, y que no faltan hechos para demostrarlo, como los que le presentamos a ella. Lo que el CIMI pide es que la subsecretaria de la ONU pueda intervenir y solicitar respuestas del Gobierno Federal a los problemas indígenas”, añadió Cupsinski.

Uno de los apartados del documento presentado por el CIMI ante la ONU constata que, más de 20 años después de la promulgación de la Constitución Federal, “solo ha sido delimitado un tercio de las 1.046 tierras indígenas. Lo más grave es que se han puesto en marcha en el Congreso Nacional medidas que pueden conducir a una regresión de los logros históricos de los pueblos indígenas, como las demarcaciones de tierras, dejando algo que era responsabilidad del Gobierno Federal en manos de los diputados”.

Según dicho informe, en el Valle de Javari “han crecido de forma alarmante las tasas de infección de enfermedades como la malaria y la hepatitis (A, B, C y D), principalmente de tipo B, que no tiene cura”.

Según el representante del CIMI, en el Valle de Javari, el 8% de la población indígena ha muerto por enfermedades controlables como la hepatitis y diversos tipos de diarrea infantil. “Hay un genocidio silencioso en el Valle del Javari. Se producen 300 muertes por enfermedades como la hepatitis, un hecho que el Gobierno brasileño ha conocido desde los años 80”, desveló Cupsinski.

En Mato Grosso do Sul, los pueblos indígenas viven recluidos en pequeñas reservas, y sus muertes se deben a la violencia entre ellos y a la que viene de fuera. En ese estado se concentra “la segunda mayor colonia de población indígena del país [unos 70.000 integrantes], con la peor distribución de tierra y las tasas más altas de violaciones de derechos humanos. Estos tristes registros tienen estrecha relación con la omisión sistemática del Estado, principalmente a través de sus representantes del Poder Ejecutivo y el Poder Judicial”, denunció el representante del CIMI.

La subsecretaria de la ONU, a su vez, recordó que el papel de este organismo no es reemplazar a los gobiernos, sino asegurarse de que se ofrezcan respuestas a los problemas humanitarios. Aun así, Valerie solicitó más copias del expediente presentado por el CIMI para ser enviadas a otras secretarías de la ONU.

Sin contacto con la civilización

La tierra indígena del Valle del Javari se encuentra en el extremo occidental del Estado de Amazonas y es considerada la mayor concentración de grupos indígenas aislados (aquellos que no han tenido contacto alguno con la sociedad circundante) de la Amazonía y del mundo. Alrededor de 5.000 indígenas de los pueblos marubo matsés, kanamari, kulina y matis, ya en contacto con la civilización que les rodea, y otros 18 que todavía no lo tienen, viven en esta región.

Sin embargo, a pesar de este aislamiento, los indígenas sufren los efectos de la ocupación de la zona. Entre las principales amenazas para su integridad, figuran la caza ilegal, la explotación de madera, la minería del oro, los agro-pastores con grandes deforestaciones, las actividades misioneras y las situaciones de frontera, tales como el tráfico de drogas.

Pero la principal amenaza, la que está matando a la gente indígena, es la epidemia de hepatitis y de malaria, junto a la falta de asistencia médica y hospitalaria.

En el nº 2.797 de Vida Nueva.

Compartir