Benedicto XVI: “No sé lo que me espera, pero sé que existe la luz de Dios”

Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal

El Papa celebra su 85º cumpleaños con sus más directos colaboradores y personalidades de su Alemania natal

papa Benedicto XVI en la celebración de su 85 cumpleaños en Roma

El Papa fue agasajado con bailes y cantos bávaros tradicionales

ANTONIO PELAYO. ROMA | “No quiero grandes celebraciones, nos dijo a sus colaboradores”, confiesa en unas declaraciones al semanario italiano Gente el secretario particular de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein, resumiendo la consigna que les había dado Joseph Ratzinger días antes de cumplir 85 años.

Consigna solo en parte acatada, porque esa edad merece, en cualquier caso, una regocijada manifestación de afecto y porque la humilde personalidad del actual Pontífice suscita cada vez más –aunque muchos se obstinan en no verlo– simpatía y respeto en todo el mundo.

El 16 de abril fue un normal día laboral en el Vaticano, cuyos servicios postales y de Internet no dieron abasto para recoger los múltiples mensajes de felicitación de parte de jefes de Estado, líderes de otras Iglesias y religiones, obispos, sacerdotes y fieles de a pie que querían hacer llegar sus felicitaciones al que se ha convertido en uno de los once papas más longevos de la historia de la Iglesia.

La jornada sí tuvo un neto carácter netamente bávaro, ya que desde Múnich llegó a la Ciudad Eterna una delegación presidida por el ministro presidente del land de Baviera, Horst Seehofer. Tanto él como los miembros de la expedición se dieron un gran madrugón (tenían cita a las 4:30 h. de la mañana en el aeropuerto Franz Josef Strauss) para poder participar en la misa que a las 9:00 h. iba a celebrar Benedicto XVI en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico.

Esta misa la concelebró el Pontífice con sus más directos colaboradores, entre los que se encontraban el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone; el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano; el sustituto de la Secretaría de Estado, Giovanni A. Becciu; y el secretario para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti.

También figuraba entre los concelebrantes monseñor Georg Ratzinger, llegado días antes a Roma para acompañar a “mi hermano el Papa” (título, también, de su reciente libro) en unas fechas tan llenas de significado.

Papa Benedicto XVI con su hermano Geor Ratzinger

El Papa, con su hermano Georg Ratzinger

“El último tramo de mi vida”

El Papa –emocionado, según relataron algunos de los presentes– improvisó una homilía en su lengua natal: “Ich stehe vor der letzten Wegstrecke meines Lebens…”. “Tengo ante de mí el último tramo del camino de mi vida –comenzó diciendo–, y no sé lo que me espera. Sé, sin embargo, que existe la luz de Dios, que Él ha resucitado, que su luz es más fuerte que la oscuridad, que la bondad de Dios es más fuerte que todos los males de este mundo. Y esto me ayuda a continuar mi camino con seguridad y a seguir adelante”.

Después de haber citado como guías de su existencia a la vidente de Lourdes, Bernardette Soubirous, y a un poco conocido “santo europeo” del siglo XVIII, Benedetto Giuseppe Labre, que atravesó todo el Viejo Continente “dando testimonio de lo que es verdaderamente importante en la vida: Dios”, Ratzinger evocó el día de su nacimiento y de su bautismo, el Sábado Santo de 1927, en el pueblecito de Marktl am Inn, afirmando que “la vida biológica es un verdadero don solo si, junto a ella, puede darse una promesa que es más fuerte que cualquier desventura que nos pueda amenazar, si viene inmersa en una fuerza que garantiza que ser hombre es un bien. Así, al nacimiento se une el renacimiento, la certeza de que de verdad existir es un bien, porque la promesa es más fuerte que las amenazas”.

A continuación, el Pontífice se reunió primero con los obispos alemanes llegados a Roma en compañía del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, y después, siempre en su Biblioteca Privada, con el ministro presidente. A las 11:30 h., todos se encontraban de nuevo en la Sala Clementina, donde se desarrolló la ceremonia de felicitación, en el curso de la cual el Papa recibió como regalo un magnífico crucifijo y una cesta con típicos dulces bávaros de Pascua.

El Ensemble Hans Berger –diez jóvenes de ambos sexos– ejecutó una serie de bailes y cantos tradicionales que el Papa contempló y escuchó con manifiesta satisfacción, recordando su infancia y juventud.

papa Benedicto XVI con Horst Seehofer, ministro presidente de Baviera

Regalo del ministro presidente de Baviera, Horst Seehofer

Con el cumpleaños se inicia el ciclo de celebraciones: el 19 de abril se recordaba su elección como Sucesor de Pedro, y el 24, el inicio de su ministerio como Supremo Pastor de la Iglesia universal. [Editorial: Siete años con Benedicto XVI]

Respuesta de la FSSPX al Preámbulo doctrinal

El “regalo” que más apreciaría Benedicto XVI para esta serie de celebraciones sería el anuncio de un acuerdo con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX).

El miércoles 18, la Pontificia Comisión Ecclesia Dei emitió el siguiente comunicado: “El texto de la respuesta de Su Excelencia Monseñor Bernard Fellay, superior general de la FSSPX, requerido en el curso del encuentro del 16 de marzo de 2012 en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha llegado el 17 de abril de 2012. Este texto será examinado por el Dicasterio y posteriormente sometido al juicio del Santo Padre”.

Se trata de una nueva clarificación al Preámbulo doctrinal que el 14 de septiembre de 2011 el cardenal William Levada les hizo llegar para que lo estudiasen y manifestasen su opinión al respecto; pero no se aclara si esta es positiva o no.

Como se recordará, el 16 de marzo el cardenal estadounidense y el prelado lefebvriano mantuvieron un encuentro en el que se le hizo notar al líder de este movimiento ultraconservador que “la posición expuesta no es suficiente para superar los problemas doctrinales que son la base de la fractura entre la Santa Sede y la Fraternidad en cuestión”. Se hacía referencia a un escrito previamente recibido en Roma en el que los seguidores del arzobispo cismático se pronunciaban sobre el ya citado Preámbulo.

En las últimas semanas, monseñor Fellay y otros exponentes del movimiento –como el reverendo Franz Schmidberger, primer sucesor de monseñor Lefebvre– han hecho algunas declaraciones no del todo concordantes, pero en las que parecía prevalecer la voluntad de no romper con Roma.

Hasta el día 18, todos los intentos por conocer el tenor de la nueva respuesta lefebvriana habían resultado estériles, puesto que la Congregación estaba estudiando el documento en cuestión y sus autores declararon que no dirían ‘esta boca es mía’ hasta no conocer la respuesta romana. Así que se abre un nuevo paréntesis de espera que no tardará en cerrarse y que ¡ojalá! concluya sin una ruptura definitiva, lamentable desde todos los puntos de vista.

Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal

Kiko Argüello

Informe sobre la liturgia del Camino Neocatecumenal

En otro ángulo de la galaxia eclesial se centra ahora, de nuevo, la atención del Papa y de Doctrina de la Fe. Me refiero al Camino Neocatecumenal, fundado por el español Kiko Argüello.

En su día, esta revista informó de la audiencia que Benedicto XVI concedió el 20 de enero a 7.000 miembros del Camino, en el curso de la cual se dio lectura a un decreto del Pontificio Consejo para los Laicos autorizando las ceremonias extra-litúrgicas de los ‘kikos’.

Pocos días después, el arzobispo de Berlín, Rainer Maria Woelki (que semanas después sería nombrado cardenal), expuso personalmente al Santo Padre los problemas que le creaban en su diócesis las prácticas litúrgicas de los neocatecumenales y su preocupación ante el posible nacimiento de una Iglesia paralela (al menos en sus prácticas litúrgicas) o, en todo caso, de un nuevo rito.

Como la inquietud expuesta por el cardenal berlinés no es ni mucho menos la única llegada a la mesa del Papa, Benedicto XVI ha ordenado a Doctrina de la Fe que asuma el análisis de esta delicada cuestión.

Con este objetivo, el secretario de la Congregación, el jesuita español Luis Ladaria, presidió el 26 de marzo una reunión en el Palazzo del Sant’Uffizio, a la que asistieron el secretario de la Congregación para el Culto Divino, Joseph Augustine Di Noia; Josef Clemens, del Pontificio Consejo para los Laicos; y cuatro expertos más.

Se reabre de nuevo una cuestión que no ha dejado nunca de plantearse desde que el Camino se puso en marcha: la integración de los neocatecumenales en las comunidades parroquiales, como les pidió Ratzinger en la audiencia antes citada.

En el nº 2.797 de Vida Nueva.

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