“Los robos puntuales crean alarmas injustificadas”

Antonio Tenorios, jefe de la Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional

FAUSTINO CATALINA | Para Antonio Tenorios, jefe de la Brigada del Patrimonio de la Policía Nacional, “el patrimonio de la Iglesia no está desprotegido y la seguridad puede mejorarse, aunque robos como el del Códice Calixtino sobredimensionan injustificadamente el problema y llevan a adoptar una actitud alarmista en los ciudadanos”.

“De hecho –sigue–, en el último año, los robos no han aumentado, sino que descienden con respecto a años anteriores debido a un incremento de las medidas de seguridad y a que muchas piezas que merecen protección especial han terminado en centros museísticos de la Iglesia con mejores medidas que ermitas o centros aislados. Sí se ha detectado un aumento en las falsificaciones de obras de arte, sobre todo de pinturas”.

Ante los robos, considera fundamental tener realizado un inventario. A su falta se une, en ocasiones, “la falta de información atribuible en parte a algunos párrocos, que, con actuaciones bienintencionadas, permutan piezas o las ponen a la venta, cuando la Ley de Restauración 10/85 impide esa venta de bienes dedicados al culto”.

Las directrices de los planes de protección del patrimonio pasan por “una sensibilización popular, una educación de la ciudadanía que se sienta titular de unos bienes que son de la Iglesia, pero cuyo disfrute es colectivo, y el establecimiento de medidas de seguridad tanto físicas como tecnológicas. Además, el inventario de los bienes es la mejor medida de prevención, con la elaboración de fichas con datos de la obra, la época, el autor, las dimensiones, el origen, el propietario, la fotografía digitalizada o los vídeos, para que, cuando ocurra un robo, la Interpol tenga una conocimiento exhaustivo, rápido y puntual. Y ello, a partir de la concienciación de los sacerdotes sobre la obligación de una denuncia inmediata cuando se detecte un robo”.

Como soluciones preventivas, aboga por un mayor control de paso a los recintos con una sola puerta, más zonas de acceso restringido, un mayor uso de cordones de seguridad y de vitrinas para proteger las piezas, así como completar inventarios en fichas con copias en lugares diferentes.

Además, es importante realizar habituales recuentos de las principales existencias, comprobar de forma rutinaria que quedan cerradas las puertas y ventanas, y sin posibles ladrones dentro del edificio, o visitar periódicamente aquellos recintos que permanecen cerrados largas temporadas y que nadie se ocupa de su revisión periódica.

En el nº 2.796 de Vida Nueva.

 

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