‘Tres veces 20 años’: sesentones en crisis

Tres veces 20 años fotograma película

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J. L. CELADA | Sometida al implacable dictado de la imagen, la industria cinematográfica suele retirar prematuramente de escena a sus estrellas, de tal modo que, a cierta edad, apenas unos cuantos privilegiados siguen gozando de oportunidades frente a la cámara.

Sin embargo, el envejecimiento y sus “daños colaterales” –corporales, sentimentales o profesionales– constituyen un tema recurrente a lo largo de la historia de este invento. Ahí está, sin ir más lejos, El exótico Hotel Marigold, que trajimos a este espacio en nuestro último número.

Pues bien, caprichos del azar o de las distribuidoras, la recomendable producción de John Madden comparte ahora cartelera con Tres veces 20 años, nuevo trabajo de la francesa Julie Gavras.

Con la impagable participación de dos veteranos como William Hurt e Isabella Rossellini –recuperados para el celuloide y en plena madurez interpretativa–, la hija del gran Costa-Gavras nos invita a descubrir qué le ocurre a un matrimonio felizmente casado cuando se dispone a franquear la barrera de los 60 y cómo afrontan ambos cónyuges ese ingreso en una etapa decisiva para sus vidas.

Sus actitudes y decisiones, abiertamente contrapuestas, no solo van distanciando a la pareja protagonista, sino que brindan a esta cinta sobrados argumentos para la reflexión: ¿por qué el hecho de hacernos mayores nos sume en tantas crisis: 30, 40, 50, 60…?, ¿acaso envejecer es una enfermedad crónica?, ¿o los ancianos una especie de “bebés arrugados”?Tres veces 20 años fotograma película

Todo ello se traduce en un melodrama familiar (interesante ver cómo los hijos juzgan y asumen la reacción tan dispar de sus padres al paso del tiempo), que administra con habilidad el humor en su ácida descripción de un universo donde conviven la chupa de cuero y las camas articuladas, los proyectos universitarios y los ejercicios acuáticos para jubilados.

En ese proceso de adaptación a situaciones que se antojan más que probables en un futuro no lejano (“momificación”, dirá irónicamente él; “preparación”, prefiere llamarlo ella), se juegan buena parte de su verdad unos personajes que resultan muy cercanos y profundamente humanos en su búsqueda del equilibrio necesario para acometer un tramo de la andadura vital solo apto para valientes. Y valentía y equilibrio exhibe también la directora en su retrato de los mismos, al apostar por la ternura desterrando cualquier asomo de patetismo.

Con la salvedad de un deselance demasiado complaciente –al más puro estilo Hollywood–, Tres veces 20 años funciona como la película atrevida, lúcida y sincera que es: capaz de reírse reconfortada de la estupidez juvenil, aunque sin ignorar las locuras adultas. Dos peligros que ni el voluntariado ni la actividad laboral, por más que se prolongue, pueden evitar. Quizá porque –como aquí se sugiere acertadamente– “la gente que no sabe aburrirse se vuelve idiota”.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Late bloomers.

DIRECCIÓN: Julie Gavras.

GUIÓN: Julie Gavras y Olivier Dazat.

FOTOGRAFÍA: Nathalie Durand.

MÚSICA: Sodi Marciszewer.

PRODUCCIÓN: Sylvie Pialat y Bertrand Faivre.

INTÉRPRETES: William Hurt, Isabella Rossellini, Doreen Mantle, Kate Ashfield, Aidan McArdle, Arta Dobroshi, Luke Treadaway

En el nº 2.796 de Vida Nueva.

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