‘Intocable’: una apuesta (casi) segura

Intocable - fotograma de la película

Intocable - fotograma de la película

J. L. CELADA | Ha recalado en España –y en otras carteleras europeas– avalada por el respaldo de casi veinte millones de compatriotas que han pasado antes por taquilla en su país de origen, Francia. Pero esta producción no solo debe su éxito al indisimulado chovinismo de nuestros vecinos.

Si el público galo acude en masa a las salas para disfrutar de los estrenos nacionales es, además, porque lo propicia una política cinematográfica que, frente a la avasalladora competencia estadounidense, defiende sin complejos títulos que poco o nada tienen que envidiar –en lo bueno y en lo malo– a la inmensa mayoría de esos que, semana tras semana, nos llegan del otro lado del Atlántico.

Uno de ellos, sin ir más lejos, es este Intocable, al que el mismísimo The Hollywood Reporter no ha dudado en presentar como “un cruce entre El discurso del Rey y Paseando a Miss Daisy”.

Claro que, aquí, el contraste que entonces ofrecía la convivencia entre logopeda y monarca o chófer y anciana, se traslada a la relación entre un tetrapléjico millonario (François Cluzet) y un joven inmigrante del extrarradio (Omar Sy) empleado a su servicio.

Intocable - fotograma de la películaSin embargo, apenas distan unas de otras en su manera de concebir la propuesta: personajes amables, tramas sencillas y una pretendida carga de profundidad que deja escaso margen para la sorpresa y abundantes lugares comunes.

Pese a todo, cabe decir que la cinta escrita y dirigida por Olivier Nakache y Eric Toledano responde con oficio e indudable frescura al tono y desarrollo que uno puede esperar de una comedia de sus características.

Su estructura, su ritmo y, fundamentalmente, su humor negro y su música (presentes en los mejores gags del filme) impregnan el conjunto de un aroma conocido y agradable, aunque sin mayores pretensiones sobre los temas sugeridos entre risa y risa: integración social, soledad, discapacidad física, parálisis sentimental, piedad…

Gracias a la química de la pareja protagonista, lo que se presumía como una sucesión de situaciones con vocación cómica y resultado lacrimógeno acaba resolviéndose con un sano equilibrio. Durante algo más de hora y media, el drama y la broma se ponen mutuamente coto, de tal modo que todos podamos “respirar”: el espectador en su butaca y el enfermo en silla de ruedas cada vez que sale de casa en compañía de su ángel de la guarda negro.

La fórmula, por tanto, es directa y de fácil digestión, si bien resulta tramposa en ciertos giros y cuando esgrime un recurso que debería quedar reservado a la sobremesa televisiva: “Inspirado en hechos reales”.

Fuera de esta apostilla y de su desenlace hollywoodiense, Intocable nos deja el recuerdo de una película que merece disfrutarse como lo que es: una historia tan entretenida que parece americana y tan humana que solo podría ser francesa. Como los envites que el cuidador lanza a su acompañante, esta es también una apuesta (casi) segura.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Intouchables.

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Olivier Nakache y Eric Toledano.

FOTOGRAFÍA: Mathieu Vadepied.

MÚSICA: Ludovico Einaudi.

PRODUCCIÓN: Nicolas Duval-Adassovsky, Laurent Zeitoun y Yann Zenou.

INTÉRPRETES: François Cluzet, Omar Sy, Anne Le Ny, Audrey Fleurot, Clotilde Mollet.

En el nº 2.794 de Vida Nueva.

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