‘Mi semana con Marilyn’: la mujer y el mito

Mi semana con Marilyn fotograma película

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J. L. CELADA | En 1962, dos meses después de cumplir los 36, moría en Los Ángeles la considerada por entonces “mujer más famosa del mundo”: Marilyn Monroe. Sin embargo, aquel 5 de agosto, lejos de apagarse su estrella, nacería un mito capaz de iluminar para siempre las pantallas con cualquier fugaz aparición. Que su corta y tormentosa existencia tuviera un trágico final contribuyó a ello, aunque no exclusivamente.

Esta joven, “sin oficio ni malicia”, era “puro instinto”, lo que la convirtió en alguien “genial, pero inmensamente infeliz”. Ahí reside también la clave de su éxito y el magnetismo de su carismática figura.

Al menos, así nos la presenta Simon Curtis en Mi semana con Marilyn, adaptación al celuloide del diario que Colin Clark escribió sobre el rodaje en 1956 de El príncipe y la corista.

Fueron días de duro trabajo, como ¡tercer ayudante de dirección! (léase “recadero”) a las órdenes de Laurence Olivier, y de emociones intensas junto a la popular artista estadounidense.

Y de ambas facetas –profesional y personal– nos habla este homenaje al cine clásico y a algunos de los nombres de la época: la propia “tentación rubia” (Michelle Williams desplegando una amplia gama de matices); el gran sir de la escena británica (un sobreactuado Kenneth Branagh); la que fuera su esposa durante dos décadas, Vivien Leigh (la recuperada Julia Ormond); o el escritor Arthur Miller, tercer marido de la auténtica protagonista del filme.Mi semana con Marilyn fotograma película

Gracias a la amistad que se establece entre Marilyn y el aplicado aprendiz y confidente (Eddie Redmayne), descubriremos cómo el irresistible atractivo que ella derrocha es solo comparable a la infinita desdicha que arrastra; cómo su simple presencia revoluciona a cuantos se arremolinan a su alrededor movidos por la idolatría o el interés, mientras sobrelleva sus ataques de soledad y la falta de afecto a base de alcohol y pastillas.

Esas píldoras que el “circo” de la industria cinematográfica le suministraba para calmarla, dormirla o darle energía, temeroso de que se echara a volar su gallina de los huevos de oro.

De todo ello da buena cuenta con respeto y ternura Mi semana con Marilyn, una cinta que huye de la pornografía sentimental para desnudar de un modo sencillo y elegante el conflicto entre la mujer, la actriz y la estrella.

Porque el talento natural de aquella frágil muchacha hizo que naciera estrella y debiera aprender a ser actriz (justo lo contrario a lo que aspiraba el teatral Olivier), lo cual forjó su posterior triunfo, pese a las trabas y los dardos envenenados de Hollywood.

Nuestra malograda Marilyn necesitaba entender la situación para encontrar el personaje, pero no supo aplicar idéntico método a su vida. O quizás es que –como plantea esta película– nunca queda claro si actuar tiene que ver con la verdad o es el arte del fingimiento.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: My week with Marilyn…

DIRECCIÓN: Simon Curtis.

GUIÓN: Adrian Hodges y Colin Clark, sobre el libro autobiográfico de este último.

FOTOGRAFÍA: Ben Smithard.

MÚSICA: Conrad Pope.

PRODUCCIÓN: David Parfitt y Harvey Weinstein.

INTÉRPRETES: Michelle Williams, Eddie Redmayne, Kenneth Branagh, Julia Ormond, Emma Watson, Judi Dench, Derek Jacobi, Dougray Scott.

En el nº 2.792 de Vida Nueva.

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