El anuncio de los terroristas de que liberarán a los secuestrados interpela a los colombianos
Acto de la Maratón de Mensajes por la Libertad y la Reconciliación
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | ·La libertad de todos los secuestrados es el gesto que todo el pueblo colombiano está esperando para abrir caminos de diálogo y de reconciliación”. Con este directo mensaje, el secretario general del Episcopado colombiano, Juan Vicente Córdoba, quiso mostrar el apoyo eclesial al II Maratón de Mensajes por la Libertad y la Reconciliación, una iniciativa puesta en marcha por el conocido programa radiofónico Voces del Secuestro, dirigido a los cautivos en poder de las FARC.
Solo cuatro días después, el 26 de febrero, el grupo guerrillero anunciaba que ponía fin a los secuestros y liberará a los diez militares y policías que aún mantiene como rehenes, y que llevan hasta 12 años en la selva. Previamente, había informado de que serían seis, aunque pospuso la entrega porque tenía sospechas de que el Gobierno buscaba detener a los miembros de su comando.
El comunicado, en el que instan al Gobierno a iniciar un diálogo para poner fin a un conflicto que dura casi cinco décadas, incluye expresiones que han causado perplejidad, cuando no directamente rechazo. Sobre todo, al manifestar sus “sentimientos de admiración para con los familiares de los soldados y policías en nuestro poder. Jamás perdieron la fe en que los suyos recobrarían la libertad, aun en medio del desprecio y la indiferencia de los distintos gobiernos y mandos militares y policiales”.
Los propios hechos también han puesto en tela de juicio la veracidad de sus palabras: si, tres meses atrás, las FARC asesinaron a cuatro cautivos que llevaban una década en su poder, al día siguiente del anuncio, dos ataques contra sendos destacamentos militares, en Caldono y Puerto Guzmán, se saldaron con cuatro policías muertos.
Paso importante y necesario
Por el momento, el presidente Juan Manuel Santos ha afirmado que este es “un paso importante y necesario”, pero “no suficiente”. Previamente, el Gobierno había exigido como condición indispensable para una posible negociación que las FARC liberaran a todos sus presos. Al cierre de esta edición, aún no se había concretado la fecha de la puesta en libertad de los que serían últimos rehenes de la banda.
En el nº 2.791 de Vida Nueva.
