Banco de Alimentos estará en once municipios de Cundinamarca

La injerencia y corresponsabilidad oficial en el proyecto hace temer por el buen manejo de la ayuda

Con un capital semilla de 26.000 mercados el Banco Arquidiocesano de Alimentos de Bogotá (BAAB) está proyectando por estos días la creación de 11 bancos satélite en igual número de municipios en Cundinamarca.

Los municipios elegidos hasta el momento para el proyecto piloto son: Fusagasugá, Chocontá, La Mesa, Sesquilé, Ubaté, Tocancipá, Funza, Zipaquirá, Soacha, La Calera, Gachancipá.
La inmensa necesidad que se vive y poco advierten los gobiernos municipales en las zonas rurales del departamento motivó a las directivas del BAAB a pensar en un proyecto que ofreciera desde Bogotá una respuesta que comenzaría a operar este mes.
La idea fue aprobada a finales de 2011 por la junta directiva del Banco de Alimentos y la Gobernación de Cundinamarca. Una vez que se identificaron los 11 municipios con mayor población en situación extrema de pobreza, se procedió a establecer el capital semilla para determinar los mecanismos de distribución de los 26.000 mercados. En esto ha sido necesario el contacto y coordinación con cada una de las alcaldías, la Gobernación y las parroquias del municipio elegido para esta empresa. Así se estableció una alianza en la que se quiso que las parroquias fueran el punto clave, desde donde se distribuiría la ayuda alimentaria, por cuanto son éstas, las más idóneas para identificar a las familias más necesitadas. No obstante, el comienzo de las nuevas administraciones municipales y sus relaciones con la Iglesia en cada municipio no siempre han sido las mejores. A esto se agrega que la Gobernación de Cundinamarca aportó los $772 millones de pesos para la puesta en marcha del proyecto.
“Era nuestra ilusión que fueran las parroquias, pero el convenio con la Secretaría de Desarrollo Social y el Fondo de Desarrollo de Proyectos de Cundinamarca (Fondecun) ha establecido la capacitación de cinco personas del municipio correspondiente, como responsables de articular ese banco satélite”, explicó el sacerdote Daniel Saldarriaga, director ejecutivo del BAAB. Esa capacitación se centrará no sólo en la logística sino en la sensibilización para ayudar desinteresadamente al necesitado.
El plan está proyectado en principio para un año, el cual, una vez concluido, será motivo de evaluación para decidir si se amplía la figura de bancos satélite a más municipios, se da nueva continuidad a los mismos o se reajusta en una figura que permita canalizar de otro modo este tipo de ayuda para una población acosada por el hambre.
Además de su eventual ampliación a otros municipios, que es el objetivo a mediano plazo, se piensa igualmente en alternativas complementarias al esquema actual.
“Se ha pensado también en una forma de trueque con algunas familias que cultivan ciertos productos que pueden ser útiles y que en lugar de comprarles, se los intercambiamos por lo que les pueda hacer falta, y lo que ellos nos den se los ofrecemos a las familias que no tienen nada, pero la idea, claro, es que esto se amplíe a los municipios vecinos”, agregó el director ejecutivo del BAAB.
La expectativa con este proyecto es tan alta, como los desafíos que enfrenta el propio Banco de Alimentos para garantizar que la ayuda se entregue con el mejor criterio por parte de quienes fueron seleccionados desde cada administración municipal para tal fin.
Está pendiente también por establecer a cargo de quién estará la logística del transporte de una o cuatro toneladas de alimento no perecedero hasta los municipios seleccionados. Con todo lo anterior, el propósito es que la ayuda llegue a los destinatarios que más la requieren. VNC
TEXTO: VNC
FOTOS: VNC

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