Lo que va de las reliquias de Juan Pablo II a las víctimas de la violencia

Familiares de desaparecidos explicaron, a través de la reliquia del beato, el poder sanador del recuerdo y de la oración

“Las reliquias para mí son recuerdo, son memoria, son presencia y yo le doy mucha importancia a la memoria, porque uno se muere cuando lo olvidan decía Manuel Mejía Vallejo, el escritor. “Yo creo en eso.. y yo la memoria de mi hijo la he trabajado mucho desde que lo desaparecieron y esto es recordar para no repetir, no para fortalecer el odio y la venganza”, así hablaba Fabiola Lalinde, madre de Luis Fernando Lalinde, víctima de desaparición y ejecución extrajudicial. A su lado desfilaban las numerosas personas que habían venido a la Catedral Primada para ofrecer su homenaje y sus oraciones ante la reliquia de Juan Pablo II.

En medio de estrictas medidas de seguridad los devotos del beato colmaron el recinto. Lo mismo sucedería después en Cartago, otro de los lugares escogidos para la gira y el homenaje al recordado pontífice.
Fabiola Lalinde, explicó así su presencia en aquella romería de fe.
Esta mujer de cabello blanco, voz suave pero enérgica, agregó que “Juan Pablo II fue víctima de la violencia, y el hecho de estar aquí (en la catedral primada) y de ser un acto de memoria, en el que quienes somos creyentes, creemos en la intercesión de los santos, y cuando uno tiene fe no se siente tan solo ni desamparado y a mí la fe me ha ayudado mucho en lo de la desaparición de mi hijo.. Es que nosotros estuvimos 4428 días hasta rescatar 69 restos de él… que fue lo que me entregó la Brigada de Armenia, con acta inventariada como si fuera una mercancía y eso se consiguió a base de insistencia, persistencia, fe y solidaridad”. La claridad de Fabiola sorprendió a quienes tuvimos ocasión de escucharla. “Esto es un acto sencillo, de memoria, de recordarlo y de pensar que puede interceder por nosotros, es un irrespeto considerarlo como fetichismo, la gente tiene sus creencias, mi hijo por ejemplo era marxista-leninista y con él aprendimos a respetar sus creencias, aunque no las compartamos, de eso se trata… con él pactamos que no haría proselitismo en casa y nosotros le respetábamos sus ideas, pero es que aquí somos extremistas y tú o eres uribista o eres terrorista, entonces lo que tenemos es que cambiar el combate por el debate y el plomo por la palabra, son procesos lentos y difíciles pero hay que trabajarlos todos los días con insistencia”.

Miles de personas manifestaron su fe en la Catedral Primada de Bogotá

La demanda por la intercesión del beato sobre uno de los mayores males del país fue desbordante, pues las urnas destinadas para recibir las peticiones que por escrito hicieron ese día miles de personas, fueron desocupadas en repetidas ocasiones para recibir más. Se estima que fueron alrededor de 5.000 las peticiones hechas. La mayoría de esas peticiones tuvieron relación con la violencia que padece el país.
Ana Ligia Puerta de Tamayo, oriunda de Urabá, ignora si aún tiene una hija, pues desapareció en marzo de 1997. Su hija Beatriz Elena Tamayo trabajaba en el servicio doméstico en Medellín, madre soltera de tres hijos, desapareció en un paseo en Urabá. “Yo vine aquí para dar una ofrenda… todos estamos aquí para solicitar que aparezcan nuestros familiares”. “Yo sé que con la sangre del Papa Juan Pablo II él nos va ayudar a encontrar a nuestros hijos, tanto el mío como el de las compañeras”, expresó por su parte Aurentina Bedoya cuyo hijo desapareció hace 12 años.
Otras personas como Martha Londoño quien no vive ningún drama similar a los descritos, se aproximó en virtud de su cercanía a la figura del beato y lo que significó en su formación y acercamiento a la Iglesia “ahora mismo, le estoy pidiendo por los Misioneros de la Preciosa Sangre, que es una comunidad que hasta ahora se está formando, por la familia, el perdón en los hogares y claro por la paz de Colombia; gracias a él yo crecí y me acerqué a la Iglesia”. El beato Juan Pablo II fue visto como expresión e intercesor de la paz de Colombia. VNC
TEXTO: J. de Francisco
FOTOS: Humberto Pinto

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