Editorial

Un paso más contra la pederastia en el clero

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EDITORIAL VIDA NUEVA | La Pontificia Universidad Gregoriana, la más prestigiosa institución académica de la Iglesia católica, acaba de celebrar un congreso sobre el escándalo de la pederastia por parte de algunos miembros del clero y en la Vida Consagrada. Los organizadores, que han contado con el visto bueno de las altas jerarquías vaticanas, han puesto el dedo en la llaga. Al congreso han asistido no solo expertos en el tema, sino también formadores de centros eclesiásticos. La Iglesia muestra así su empeño en seguir dando pasos adelante en la lucha contra los abusos sexuales a menores.

Mientras otros estamentos miran para otro lado sin analizar como colectivo un problema en auge, la Iglesia fija su objetivo en el estudio y la prevención, además de en la atención a las víctimas.

Un ejemplo de ello ha sido este congreso, uno de cuyos impulsores, Hans Zollner, habla en este número de Vida Nueva. Precisamente, este profesor de psicología será el encargado de gestionar el Centro de Protección de Menores, una iniciativa que pretende formar a los miembros de la Iglesia para afrontar adecuadamente los casos de abusos.

Para ello, se trabajará en la prevención de los abusos cometidos por clérigos, en las consecuencias legales, las perspectivas teológica y pastoral, los factores de riesgo, los signos de sospecha, la asistencia a los menores o las medidas preventivas, entre otras. Un proyecto de formación que usará también las nuevas tecnologías y que se pondrá a disposición de todo el mundo, con independencia de que quien lo solicite pertenezca o no a la Iglesia católica.

Se ha dado cuenta la Iglesia de que
esconder una realidad no solo no es bueno,
sino que empeora mucho la situación y causa más dolor.
Es consciente y ha actuado en consecuencia.

Y es que la Iglesia, que ha afrontado con valentía este grave problema, pese al silencio cómplice de muchos de sus responsables en años anteriores, está decidida a actuar en su seno, y también a servir a la sociedad y a proteger a los más débiles, independientemente del causante del mal. Ha demostrado que va un paso por delante, planteándose una reflexión y varias medidas de acción que no se han dado en otros estamentos. De hecho, como reconoce el propio Hans Zollner, es en la familia donde se producen entre el 60 y 70% de los abusos, donde la ley del silencio es muy fuerte, tal y como pasaba en la propia Iglesia.

Si bien queda mucho por hacer, iniciativas como la que se pone ahora en marcha gracias a este pionero congreso, van en la buena dirección y demuestran que la Iglesia está comprometida en la erradicación de esta lacra. Fue el papa Benedicto XVI quien dio el pistoletazo de salida en la batalla contra ella con su política de tolerancia cero y transparencia, y ahora son otras las instancias que empiezan a abordar la cuestión.

Se ha dado cuenta la Iglesia de que esconder una realidad no solo no es bueno, sino que empeora mucho la situación y causa más dolor. Es consciente y ha actuado en consecuencia. Tiempo al tiempo, pero la Iglesia saldrá reforzada de esta grave crisis. Y saldrá reforzada en su credibilidad, en sus medios para resolver sus problemas, convencida de que su tarea está en la protección de los más débiles y en su testimonio. La Iglesia, con el Papa a la cabeza, se ha decidido a atravesar con paso firme un túnel en cuyo horizonte se va viendo más luz. Reconozcámoslo.

En el nº 2.789 de Vida Nueva. Del 18 al 24 de febrero de 2012.

 

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