‘Declaración de guerra’: pruebas de vida

Declaración de guerra - fotograma

Declaración de guerra - fotograma

J. L. CELADA | Un niño es sometido a la ruidosa e inmóvil tortura de una resonancia magnética, mientras la mirada perdida de su madre atrapa toda la angustia del momento. Así arranca la Declaración de guerra al cáncer que Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm nos proponen detrás (ella como directora y coguionista, él también con la pluma) y delante de la cámara (ambos como intérpretes), una historia de raíces autobiográficas sobre el escenario bélico de la propia existencia humana. Porque un tumor cerebral puede causar más bajas que la peor de las bombas.

La imagen inicial nos remite al inicio de las hostilidades contra la temida enfermedad, pero antes nos remonta a unos años en los que la joven pareja formada por Romeo y Julieta –¡reveladora y feliz coincidencia!– sonríe, disfruta de su amor y acoge gozosa la llegada de su hijo Adán –otro nombre de resonancias universales–.

Hasta que la vida, con su “sucesión de pruebas que debemos superar” (Donzelli dixit), estalla con tal crudeza en el seno familiar, que la invasión de Irak ese mismo día es apenas una anécdota frente a la encarnizada contienda que se adivina tras el diagnóstico médico.

Superados por la magnitud de los hechos, y presos del miedo y el desconcierto, nuestros protagonistas elucubran, flaquean, desesperan…, aunque no tienen tiempo de autocompadecerse.

Declaración de guerra - fotogramaDe París a Marsella, en un viaje de ida y vuelta amenizado por una brillante banda sonora que alterna la música electrónica con clásicos como Bach, Vivaldi… o Morricone, la realizadora francesa nos introduce con naturalidad (el ágil montaje, el sonido directo, la imagen fotográfica y la presencia de muchos actores no profesionales tienen buena culpa de ello) en el campo de batalla de las rutinas hospitalarias: consultas, visitas, esperas… Ayudada siempre por sendos narradores que ponen la necesaria distancia sobre una realidad que, paso a paso, todo lo alcanza (incluido el corazón del espectador).

Tan realista en sus situaciones como provocadora en las emociones que suscita, Declaración de guerra echa mano de cierto tono juguetón y un look fresco y moderno como espléndido contrapunto a un drama que, de otro modo, resultaría insoportablemente doloroso o demasiado cursi. No es el caso.

Este maratón sin fecha ni distancia contra los zarpazos de la muerte se convierte en un refrescante y maravilloso ejercicio de supervivencia y coraje. Por el camino, sin embargo, quedarán otras secuelas que la quimioterapia no cura: la soledad, la separación… “Estaban destruidos, pero eran sólidos”, resume resignada la voz en off que nos guía.

He aquí, pues, una película digna de ser disfrutada tanto como esa peripecia vital que reivindica, con sus luchas y sus pruebas. Por si fuera poco, gracias a ella, recuperamos la sensación a veces olvidada de que también el cine sigue vivo.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: La guerre est déclarée.

DIRECCIÓN: Valérie Donzelli.

GUIÓN: Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm.

FOTOGRAFÍA: Sébastien Buchmann.

MÚSICA: Pascal Mayer.

PRODUCCIÓN: Edouard Weil.

INTÉRPRETES: Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm, César Desseix, Gabriel Elkaïm, Brigitte Sy, Elina Löwensohn, Michèle Moretti, Philippe Laudenbach, Bastien Bouillon.

En el nº 2.789 de Vida Nueva.

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