Cine espiritual

FRANCISCO JUAN MARTÍNEZ ROJAS | Deán de la Catedral de Jaén y delegado diocesano de Patrimonio Cultural

“Desde hace poco se palpa un creciente interés por lo religioso en el cine, que puede servir de nuevo método para presentar el mensaje evangélico hoy…”.

El pasado 29 de diciembre se cumplieron 25 años del fallecimiento del cineasta ruso Andréi Tarkovski a la temprana edad de 54 años, víctima de un cáncer de pulmón. Considerado como uno de los directores del siglo XX que más atención dedicó en su filmografía al hecho religioso, la coincidencia de la citada efemérides con un florecimiento de las semanas de cine espiritual y la Nueva Evangelización, no pueden sino suscitar alguna reflexión.

Es evidente la necesidad de aprovechar las potencialidades pastorales que ofrece el cine. El mismo Tarkovski era consciente de ello: “El arte es una forma de oración. El hombre no vive más que por su oración; una oración de otra manera que la utilizada por los fieles en una catedral. No soy un profeta. Soy un hombre al que Dios ha dado la posibilidad de ser poeta; es decir, de orar de otra manera que la utilizada por los fieles en una catedral”.

Hoy parecen quedar lejos los tiempos en que el debate en torno a una película, como el conocido de La clave, constituía un fecundo intercambio de ideas.

Sin embargo, desde hace poco se palpa un creciente interés por lo religioso en el cine, que puede servir de nuevo método para presentar el mensaje evangélico hoy.

Sería de desear que el próximo sínodo sobre la Nueva Evangelización recogiesen alguna aportación sobre el cine. También con películas de Tarkovski se puede orar, como él decía, de manera distinta, más atrayente para los buscadores de verdad y plenitud que vagan por el atrio de los gentiles.

En el nº 2.788 de Vida Nueva.

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