El aborto se cobra en Sudáfrica un millón de vidas en 15 años

niño pequeño en Sudáfrica

niño pequeño en Sudáfrica

J. L. CELADA | Desde que en 1997 se legalizara el aborto en Sudáfrica, “se estima que a más de un millón de niños no nacidos se les ha negado el más básico de los derechos humanos, el derecho a la vida”, denuncia un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de África Austral (SACBC), firmado por su presidente y arzobispo de Johannesburgo, Buti Tlhagale.

El texto, dado a conocer el 30 de enero en www.sacbc.org.za coincidiendo con los 15 años de la aprobación de dicha ley y difundido días más tarde por la agencia Fides, recuerda a “ese millón de niños no nacidos” y lamenta que “a esos hijos de Dios se le haya negado el derecho a nacer en el mundo creado por Dios y a enriquecerlo con sus propios dones y talentos únicos. Nunca podremos darnos cuenta de lo que estamos perdiendo porque la ley dice que ‘el aborto está bien’”.

Según el presidente de la SACBC, la posición de la Iglesia católica sobre el aborto ha sido siempre “clara e inequívoca”: cada niño no nacido “ha sido creado por Dios” y “tiene derecho a la vida, un derecho que debe ser respetado por parte de la madre y protegido por parte del Estado”.

“Otro derecho que debe ser respetado por el Estado y por sus funcionarios –añade el pronunciamiento episcopal– es el de la objeción de conciencia: aquellos que creen que el aborto es moralmente malo tienen el derecho de negarse a participar en los procedimientos para ponerlo en práctica”.

Tlhagale exhorta a que “cada uno de nosotros, padres, maestros, miembros de la Iglesia”, entienda lo que le ocurre a una chica cuando se da cuenta de que está embarazada, y cómo “necesita nuestro amor, nuestro apoyo, nuestra comprensión y, a veces, nuestro perdón”.

Por eso, “como Iglesia, estamos comprometidos en todos los sentidos para ayudar a las jóvenes embarazadas y a las parejas tentadas con tomar el camino del aborto”.

“No condenamos, como Jesús se negó a condenar”, puntualiza Tlhagale, al tiempo que invita a las jóvenes madres a dirigirse a los sacerdotes y a los centros de asesoramiento de la Iglesia católica en caso de necesidad.

Y es que, “si los pequeños abortados durante estos 15 años hubieran nacido, tendrían ahora nueve o diez años, aportarían alegría a sus familias y se estarían construyendo su porvenir, dispuestos a jugar en las calles de los pueblos y ciudades de Sudáfrica, y a cantar y rezar con nosotros en nuestras iglesias el domingo”.

En el nº 2.788 de Vida Nueva.

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