Deusto, 125 años después

universidad Deusto Bilbao jesuitas logotipo

universidad Deusto Bilbao jesuitas logotipo

BORJA VIVANCO DÍAZ, doctor en Economía y licenciado en Sociología | En una tierra como la vasca, tan apegada a sus tradiciones e instituciones históricas, los 125 años de la inauguración de la Universidad de Deusto que ahora se conmemoran tienen que ser motivo de reconocimiento y celebración. A finales del siglo XIX, y a orillas de la ría de Bilbao, la Compañía de Jesús erigió la primera universidad de iniciativa social de España. Si desde los albores de la Edad Moderna, las universidades jesuitas sirvieron de foco de difusión del humanismo, Deusto jugó, además, un papel fundamental para humanizar e iluminar el naciente proceso de industrialización de Vizcaya. [Deusto, 125 años después – Extracto]

Borja Vivanco doctor en Economía y licenciado en Sociología

B. Vivanco

Deusto, hoy, forma parte de una red de más de dos centenares de universidades de la Compañía de Jesús distribuidas por todo el mundo. La Iglesia católica constituyó –hace ocho siglos– la institución universitaria, y los jesuitas la dotaron, por primera vez, de un plan de estudios detallado que terminaron de elaborar en 1599, y que llamaron Ratio Studiorum.

Hay un hecho que, en estos momentos, caracteriza a las universidades de la Compañía de Jesús –de acuerdo con su carisma– entre las que pertenecen a la Iglesia católica. Nos referimos a que, en los últimos diez años, está tomando cuerpo –a partir de los discursos universitarios del anterior prepósito general, Peter Hans Kolvenbach– un paradigma destinado a orientar su trayectoria.

El jesuita español Melecio Agúndez lo ha bautizado como “paradigma Ledesma–Kolvenbach”, en alusión también a su convergencia con el pensamiento pedagógico de Diego de Ledesma, jesuita de la segunda generación que, desde la hoy Universidad Gregoriana de Roma, trabajó en el diseño de la Ratio Studiorum.

Es más, si esta no tardó en servir de referencia a centros ajenos a la Compañía de Jesús, e incluso a la Iglesia católica, es muy probable que, una vez que madure, el “paradigma Ledesma- Kolvenbach” inspire asimismo a universidades no jesuitas.

El propio rector de Deusto, Jaime Oraá, ha acuñado, casi a modo de eslogan, las siglas I+M para que el cambio organizativo que, por ejemplo la Declaración de Bolonia y las nuevas titulaciones exigían, viniera acompañado, en su aspecto más sustantivo, desde la reflexión en el ámbito de la Identidad y Misión.

Para ello, y desde el “paradigma Ledesma–Kolvenbach”, la difusión de conocimiento práctico (utilitas) debe ubicarse a la par y gozar de la misma entidad que la formación intelectual y racional (humanitas), que la opción preferencial por los más vulnerables (iustitia) y que la evangelización (fides).

Que una estatua del Sagrado Corazón de Jesús
ocupe el epicentro del edificio principal de Deusto,
ni es casual ni pretende ser un elemento decorativo,
sino constatar del carácter cristocéntrico
que sustenta su proyecto educativo.

Justamente, que una estatua del Sagrado Corazón de Jesús ocupe el epicentro del edificio principal de Deusto, sobre la leyenda Dominus et magister, ni es casual ni pretende ser un elemento decorativo, sino constatar del carácter cristocéntrico que sustenta su proyecto educativo.

Responsabilidad social

Adolfo Nicolás, actual prepósito general de la Compañía de Jesús y gran canciller de Deusto, reconocía en esta universidad el difícil reto que supone “armonizar el necesario desarrollo y la dimensión utilitaria del saber con la reflexión sobre los fines y el sentido; con el conjunto de las dimensiones de la misma realidad que no se circunscriben a la mera utilidad práctica”.

La preocupación de la deriva hacia el “utilitarismo” era también la inquietud que Benedicto XVI confesó el pasado verano en el marco de la JMJ.

Debemos anotar que, paralelamente al incipiente modelo de Ledesma–Kolvenbach, se está desarrollando el paradigma de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU), que puede salir en ayuda de los centros de estudios superiores, confesionales y civiles, para neutralizar las tentaciones y la cultura utilitaristas.

Últimamente, la Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) ha contrastado y divulgado buenas prácticas en RSU, de manera no muy diferente a como, cuatro siglos atrás, los colegios y las universidades jesuitas recopilaban las mejores iniciativas educativas que condujeron a la redacción de la Ratio Studiorum.

La Universidad de Deusto tampoco es ajena a la RSU, y es consciente de que, siguiendo la mejor tradición jesuita, y sin descuidar su trabajo por la calidad académica, que le ha valido recientemente la mención de “campus de excelencia”, su elemento diferenciador pasa, de aquí en adelante, por capacitar jóvenes con valores y comprometidos por el cambio social desde las claves de la fe y la justicia.

En el nº 2.787 de Vida Nueva.

 

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir