Diálogo, también intraeclesial

reunión de comunidades capuchinas de Cataluña sobre fraternidad eclesial

Los capuchinos de Cataluña demuestran que la comunión es posible pese a las diferencias

reunión de comunidades capuchinas de Cataluña sobre fraternidad eclesial

Un momento de la reunión de los capuchinos

F. OTERO | Hace un par de semanas, las comunidades capuchinas de Cataluña se reunieron en Barcelona para encontrarse, reflexionar y potenciar la pastoral en común. También para innovar, porque el encuentro, bajo el lema Comunión y Diversidad, incluyó una “experiencia de fraternidad y diálogo con grupos de Iglesia de signo diverso”. Algo que el capuchino Josep Manuel Vallejo llamó “ecumenismo intracatólico”, por eso de que se celebró durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y porque, para que los católicos sean creíbles, es necesaria “la comunión y la unidad”.

Y esa comunión y unidad se plasmó en la mesa redonda que abrió el evento. Sentados a ella, varios ponentes de distintas sensibilidades eclesiales: Juan Oñate, de Església Plural; Jaume Castro, de la Comunidad de Sant’Egidio; Ferran Blasi, del Opus Dei; Ricard Martínez, de la Renovación Carimática; Josep Lligadas, de Acción Católica Obrera (ACO); y el propio Vallejo.

Aunque este reconoce que lanzaban esta mesa con cierta cautela, la experiencia ha sido muy bien acogida por los 200 asistentes. “Ellos fueron los primeros entusiasmados”, explica a Vida Nueva. Por eso, cree que es “acertado” que estas iniciativas proliferen en la Iglesia, porque permiten comprobar “lo rica que es”.

El clima fue de respeto y libertad, donde los invitados respondieron a tres preguntas sobre la situación actual de la sociedad, sobre cómo se sitúa su grupo respecto a esta y cómo perciben la comunión eclesial. En este sentido,

Oñate reivindicó la acción transformadora de los cristianos en su entorno, el papel de la mujer o “el necesario cambio en el trato hacia los divorciados y las personas homosexuales”.

Por su parte, Martínez ahondó en el “relativismo y sincretismo” de la sociedad y propuso a las pequeñas comunidades como fuerza renovadora; Lligadas propuso fraternidad y cuidar el testimonio y al transmisor. Finalmente, Blasi insistió en la necesidad de releer los textos del Vaticano II y cuidar los medios de comunicación.

Un diálogo fructífero que resume Lligadas: “Hablar con personas muy diferentes me ayuda a relativizar y a enriquecer mi mirada”. Una iniciativa que Vallejo planteará realizar a nivel diocesano.

En el nº 2.786 de Vida Nueva.

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