Ángel Galindo: “Somos un apoyo a la evangelización”

Ángel Galindo y Juan Rubio

Rector de la Universidad Pontificia de Salamanca

Ángel Galindo rector Universidad Pontificia Salamanca UPSA

JUAN RUBIO. Fotos: UPSA | Desde el pasado mes de septiembre, la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) cuenta con un nuevo rector, el profesor Ángel Galindo. Fue designado para el cargo en sustitución de Marceliano Arranz, sacerdote agustino que desempeñó esa tarea durante los últimos años. Galindo acaba de cumplir sus primeros cien días de gobierno. Buen momento para un primer balance. [Entrevista con Ángel Galindo – Resumen]

El nuevo rector, sacerdote diocesano de Segovia, donde nació en 1948, es un hombre de la casa, a la que ha dedicado 28 años de docencia, y en donde ha ocupado cargos de responsabilidad. Tiene, pues, la experiencia docente y el conocimiento de esta veterana institución, la única universidad de los obispos españoles.

Los primeros días han sido de tanteo, de ir adquiriendo una visión global de los problemas y de no pocos proyectos; un período de consolidación de algunas cosas y de puesta en marcha de otras. Se le ve ágil en el cargo y con grandes perspectivas y proyectos sobre la mesa. Ilusión y experiencia para no pocos retos.

– ¿Cómo se siente un viejo profesor como nuevo rector ahora?

– Muy feliz y contento. Me siento realmente muy feliz. Llevar a cabo la dirección de una universidad es algo muy significativo dentro de la Iglesia, y también dentro de la sociedad. Cada día que pasa me voy dando más cuenta de la importancia social de esta institución académica. Este tipo de instituciones ocupan un lugar muy significativo en la vida de la sociedad. Además, es algo que llevo muy adentro vocacionalmente, dada mi dedicación profesional como profesor de Moral Social.

En segundo lugar, estoy bastante más tranquilo. Me voy haciendo una visión más global en lo que se refiere a los detalles, y que antes no tenía. Estos primeros días me han ayudado a ver cada situación, proyecto o problema de forma más concreta. Y en ese sentido, aunque creo que me falta aún una buena andadura, puedo decir que me siento muy bien. Pero, además, estoy bastante contento con el equipo formado en estos meses. Es muy trabajador, ofrece mucho a la Universidad en el ámbito intelectual y, al mismo tiempo, me atrevo a decir que está totalmente dentro de la identidad católica de la Universidad. Conocen dónde estamos y qué buscamos. Y eso es muy importante. Cuando hablo del equipo me refiero a los tres vicerrectores y a la Secretaría General de la Universidad. Conocen y saben que estamos en una universidad católica y, desde ahí, apuestan y trabajan por nuestro proyecto.Ángel Galindo rector Universidad Pontificia Salamanca UPSA

Catolicidad

– La “catolicidad” ha sido muy subrayada en sus últimas intervenciones públicas…

– Efectivamente. Eso es algo muy importante, porque no solo está en el origen histórico de esta universidad, sino también en su momento actual, un momento apasionante. La Universidad Pontificia de Salamanca es una institución cuya propiedad es de los obispos españoles, de todos los obispos, a través de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Es la única universidad, en nuestro país, que tienen como colectivo. Se trata de una universidad concordataria, regulada por los Acuerdos Iglesia-Estado, como lo son Comillas, Deusto y Navarra. Las cuatro están regladas y tienen su validez jurídica dentro de España según dichos Acuerdos. Después, existen las universidades católicas que dependen, o bien de una institución católica o bien de un obispado. Y luego, hay también universidades de inspiración cristiana.

Además, Salamanca tiene el título de Pontificia, como lo tienen Comillas y Deusto. Esto nos liga aún más a la Santa Sede y nos da una misión con un peculiar subrayado eclesial. Por lo tanto, hay algo que debemos potenciar y subrayar, y es el significado de la “catolicidad”, de “comunión”, de instrumento de evangelización en el ámbito de la educación, que es el nuestro, como para otros es la parroquia.

– Esto ayuda a conocer el escenario donde han de moverse…

– Efectivamente. En nuestro caso, y por esas razones aludidas, el propietario, por utilizar términos empresariales, es la Conferencia Episcopal Española. El conjunto de los obispos, que después del concilio aparecen bajo la nomenclatura de la CEE. Estamos muy contentos de depender de ella. Su apoyo y su labor con nosotros es muy importante y significativa. Uno de estos apoyos es el económico, lo que nos da una gran seguridad. Los obispos siempre nos han respaldado y echado una mano. Y una parte considerable del presupuesto viene de la CEE. Además de lo que esta aporta a los seminarios, a las facultades de teología y también a otras universidades, pero de manera significativa, hay un capítulo especial para la UPSA.

“Estamos muy contentos de depender
de la Conferencia Episcopal Española. Su apoyo
y su labor con nosotros es
muy importante y significativa”.

La Pontificia sabe que, en relación con la Iglesia católica en España, tiene como dos frentes que responden a dos aportaciones que podemos prestar desde aquí. Una es en el campo científico. Y es que la Iglesia tiene mucho que decir en el ámbito de la ciencia, tanto en la llamada ciencia laica, como en la religiosa. La universidad no solamente ofrece titulaciones teológicas y filosóficas, sino que tiene titulaciones mediante las cuales se forman profesionales que pueden aportar mucho en el ámbito científico a la sociedad española, con el bagaje que lleva consigo el ideario católico. Y, en el otro frente, también está la ayuda que se ofrece a la Iglesia, que en este momento necesita que se apoye el proyecto de evangelización.

De tal manera, que las ofertas que hacemos a través de las titulaciones tienen esa proyección. Por ejemplo, la titulación de Magisterio o la de Comunicación. La universidad no es una parroquia, pero se sitúa en el ámbito científico y, desde el ámbito científico, aportamos una palabra de cara a la evangelización y a la transmisión del mensaje cristiano. Y así vivimos nuestra pertenencia a la misión de la Iglesia.

– Es algo que los obispos españoles apoyan y venían demandando desde hace tiempo…

– Por supuesto. Me siento totalmente respaldado por el Episcopado español. En estos días, he tenido la ocasión de tener varios contactos, tanto con el cardenal Rouco como con el Vice Gran Canciller y con el Gran Canciller, el obispo de Salamanca, Carlos López, con quien me une una buena amistad. También he conversado con el presidente de la Subcomisión Episcopal de Universidades, el obispo de San Feliu de Llobregat, Agustín Cortés, y otros miembros del patronato. Y puedo decir que no solamente siento su cercanía, sino también su apoyo; no solo teórico, sino afectivo. Puedo decir sin ningún miedo que, en este momento, después de cien días, me siento no solo suficientemente, sino muy apoyado por la CEE, y puedo constatar que el apoyo es sólido y muestra una confianza que espero no defraudar.

Ángel Galindo y Juan Rubio

Ángel Galindo con Juan Rubio

– Este tipo de universidades no puede olvidar la importancia de los estudios teológicos…

– Desde el siglo XIII, la teología fue lo troncal, pero en la medida en que estaba unida a las ciencias de la época. ¿Qué es lo que estamos haciendo y cómo vemos nosotros la presencia de la teología en el ámbito universitario en relación con las otras ciencias?

Primero: la teología es básica según el ideario. La carta de identidad de nuestra universidad y los estatutos marcan y sitúan a la teología en un lugar privilegiado. Es un lugar más que privilegiado: es un lugar central. Hay un equipo de diez profesores que imparten las asignaturas comunes a todas las titulaciones y que abordan Teología, el Hecho Religioso, la Doctrina Social de la Iglesia y la Deontología. Son las asignaturas que llamamos “identitarias” y que se imparten en todas las facultades.

Y hay una segunda orientación, y es que la UPSA no queda reducida a los límites de la calle Compañía, sino que la Facultad de Teología de la UPSA tiene que salir. En estos momentos atiende a 27 centros repartidos por toda España y por América Latina. Hoy en día, nosotros estamos impartiendo cada año en torno a 80 títulos de Bachillerato. Es decir, el título después de terminar el grado de Teología o de Ciencias Religiosas. Esto significa que, en estos momentos, bajo la Facultad de Teología tendremos aproximadamente 1.200 estudiantes, lo cual no es poco, dadas las circunstancias.

Más matriculaciones

– Pero se ha hablado de cierta fuga de diócesis y de religiosos a otras universidades.

– De momento, que yo sepa, solamente ha habido un seminario diocesano que se ha ido, por decirlo de alguna manera. Fue la diócesis de Palencia, y lo hizo por razones coyunturales que tuvieron que ver con la decisión respetable de su obispo de trasladarlos a otro centro. No ha habido más, sino que, por el contrario, ha aumentado el número de matrículas en Ciencia Religiosas. Es el caso del centro de Jerez, recientemente adscrito. En Sevilla se iniciaron las conversaciones, pero no llegaron a término para que el Instituto de Ciencias Religiosas dependiera de nosotros.

“Es verdad que ha habido, en general,
un descenso de alumnos,
pero se debe más a la falta de
vocaciones religiosas”.

Es verdad que ha habido, en general, un descenso de alumnos, pero se debe más a la falta de vocaciones religiosas. En esto hay que conocer un poco la historia. Salamanca tuvo una época igual que Comillas, en la que los sacerdotes y estudiantes más valiosos de cada seminario acudían a estos lugares. Estamos hablando de los años 40 y 50, hasta los 70. A partir de los 70 y 80, con la disminución de vocaciones, las diócesis no enviaban a estas dos universidades a los mejores de sus diócesis. Los enviaban para hacer postgrados, pero no para estudiar los grados. A partir de la década de los 80, nosotros utilizamos, por iniciativa de los obispos, la política de formar a los futuros sacerdotes y profesores en sus respectivos lugares. Surgen así los centros afiliados y los centros de Ciencias Religiosas.

En los últimos años ha surgido otra universidad eclesiástica, San Dámaso, que tiene sus propias finalidades y sus propios objetivos. En principio, para nosotros, la existencia de San Dámaso no ha significado una disminución en los estudios de grado, es decir, la Facultad de Teología de los primeros años. Si ha habido una disminución, se debe a la falta de vocaciones religiosas y a la falta de vocaciones en los seminarios. Y también a que Salamanca es una ciudad pequeña.

Y en lo que se refiere a los postgrados, a la licenciatura o doctorado, nosotros hemos aumentado. Tenemos en estos momentos, en número globales, el doble de alumnos en licenciaturas y en doctorado que en los años 80. ¿A qué se debe? Pues a que ha venido gente de Portugal y de América Latina a hacer grados; y, sobre todo, han venido de los seminarios afiliados, de institutos de Ciencias Religiosas, cuyos obispos han enviado futuros sacerdotes para adquirir la licenciatura de doctorado y poder volver a impartir clases en sus respectivos seminarios. Por tanto, la creación de institutos de Ciencias Religiosas nos ha favorecido en la potenciación de las licenciaturas y de los postgrados.

– ¿Y ha aumentado la formación de los laicos?

– Dado que Salamanca tiene pocos habitantes, hemos promovido la creación de varios institutos de Ciencias Religiosas. Ahora son ocho los que dependen de nosotros. También estamos promoviendo en algún caso la formación on line del laicado a través del Grupo SM en América Latina y, de alguna manera, a través de regímenes semipresenciales, y de los másters que vamos creando poco a poco, ya sea el de Familia, el de Arte o el de Formación del Profesorado de Religión.

También hay que contar con nuestra presencia en el campus de Madrid. Madrid es una metrópoli, una ciudad cosmopolita y la vocación de la UPSA es una vocación universal. En Madrid tenemos centros que ocupan el mismo lugar que los centros afiliados en otras diócesis, pero en ese caso, son centros que dependen de instituciones religiosas. Dígase el Instituto de Vida Religiosa, de los claretianos, con un buen nivel; San Pío X, o El Escorial. Y después, ya de tradición, tenemos convenios y presencia a través de instituciones señeras que vienen de muy atrás, de los años 40 y 50, como es nuestro convenio con la Fundación Pablo VI y algunos acuerdos se han establecido después con la fundación MAPFRE.

“La finalidad de la UPSA es el servicio universal
que hacemos, en orden a preparar
a gente de pastoral o a otros profesionales
que pueden transmitir desde el punto de vista científico
la fe cristiana a otros lugares”.

Nuestra presencia no solo es del ámbito de la teología, de la reflexión teológica, sino que también lo es en el ámbito de la aportación con otras instituciones. La finalidad es el servicio universal que hacemos desde otras titulaciones o desde otras ciencias como he señalado anteriormente, en orden a preparar a gente de pastoral o a otros profesionales que pueden transmitir desde el punto de vista científico la fe cristiana a otros lugares. Y nuestra presencia en Madrid, por tanto, viene de antaño, con algo que es muy peculiar, como es el ideario del cardenal Ángel Herrera Oria, que propuso a través de la Fundación Pablo VI y también a través del CEU, para potenciar el pensamiento social.

Y ahí tenemos la Facultad de Sociología. Y también se trataba de potenciar la comunicación. Herrera Oria nace y vive en ese contexto, el de la comunicación, el del periodismo, que también quiso impulsar. El tiempo nos ha ido diciendo que había igualmente otras propuestas que podíamos hacer, como en el ámbito de la informática y de la arquitectura, que son las facultades que ahora tenemos.

Por tanto, nuestra presencia en Madrid es una presencia que se entiende desde el horizonte universal que tiene la Pontificia de Salamanca. Es decir, los obispos españoles, con la UPSA, desean que la ciencia que puede aportar y transmitir no quede limitada a Salamanca, sino que trascienda los límites de la geografía española. Y uno de los lugares señeros para cumplir con tal fin es Madrid. Porque Madrid no se compone de los límites en torno a la sierra de Guadarrama, si no que Madrid es una ciudad cosmopolita. Es una metrópoli.Ángel Galindo rector Universidad Pontificia Salamanca UPSA

América Latina

– ¿Cuál es la apuesta por América Latina?

– Es un ámbito geográfico que estoy intentando promover de forma especial. Es una de mis principales propuestas como rector. Ya se había realizado algo desde dos ámbitos: el de la Fundación Pablo VI y el de algunas facultades. Cuando yo tomo las riendas del rectorado, conozco ambas, y lo que estoy haciendo ahora es institucionalizar y promover, desde el ámbito del rectorado, del gobierno de la universidad, lo que ya se estaba haciendo, a la vez que vamos creando nuevas iniciativas. Desde el ámbito de la Fundación Pablo VI, hay actividades muy interesantes que se están realizando desde hace años en el campo sobre todo de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).

En estos momentos, hay alrededor de 300 alumnos semipresenciales que están estudiando DSI en América Latina, promovido por el máster de la UPSA y de la Fundación Pablo VI. Ese máster lo vamos a incorporar a la Pontificia, aunque la gestión la lleven ellos, pero el título lo daremos de manera directa y propia nosotros.

Estamos presentes en México desde hace años, en Argentina, en Honduras, en Panamá y en Guatemala, con el máster de Doctrina Social de la Iglesia.

Y existían y hemos promovido algunos convenios, sobre todo con el máster de formación de asesores de políticos, en un continente en el que hay un gran interés por la capacitación de los agentes políticos y del mundo de la economía. Desde ese sentido, nosotros tenemos un máster que tiene presencia en Miami, Argentina, Colombia, Brasil y Portugal, con una gran actividad y un gran atractivo. Está muy bien considerado en América Latina. Eso se está potenciando y se van a firmar algunos convenios con otras instituciones. Sobre todo en el ámbito de la Enfermería, de Magisterio y de la Teología, en concreto, de Teología Pastoral con Panamá.

Con la Universidad Católica de la USMA acabamos de firmar otro convenio en ese contexto. Por tanto, se puede decir que seguimos apostando por América Latina, siguiendo la tradición que nace en el siglo XVI, y que ha tenido una gran presencia desde aquí a través del Colegio de Guadalupe y de la presencia de latinoamericanos, desde siempre, en nuestra universidad. Es algo que está en nuestras raíces y que seguimos potenciando. Yo creo que con bastante clarividencia, desde la nueva legislación y las aportaciones que proceden desde Bolonia. Desde ese contexto, estamos promoviendo nuestra presencia en América Latina.

“Los obispos españoles, con la UPSA,
desean que la ciencia que puede aportar y transmitir
no quede limitada a Salamanca,
sino que trascienda los límites de la geografía española”.

– ¿Y, precisamente, cómo incide en todo ello el Plan Bolonia?

– Los estudiantes de América Latina tienen una gran simpatía no solamente por Salamanca, sino también por la UPSA. Los profesores que van a América Latina, van con el “logotipo” de la UPSA y son recibidos de inmediato, de una manera espontánea. Por una doble razón, que tiene la UPSA y que no tiene la USAL (la universidad pública de Salamanca): que a través de nuestra universidad, los latinoamericanos pueden adquirir un título europeo, español. Eso les abre una puerta para entrar en relación con el mundo empresarial europeo.

Pero hay otra razón que tiene la UPSA, y es muy característica de ella. Y es que nuestros títulos son “pontificios”. Y para un estudiante latinoamericano, el título “pontificio” le ayuda a estar presente en cualquier nación del mundo. Porque el título es reconocido normalmente a través de la nunciatura de cada país. Lo que no sucedía antes del Plan Bolonia. Con España, un título “español” no era atractivo para los latinoamericanos. Lo era en cuanto que entraba en Europa. Pero, en nuestro caso, lo es porque les puede servir para ser reconocidos en cualquier otro país del mundo. No solo el título pontificio de Teología, sino también el de Ciencias de la Educación o cualquier otro…

Por tanto, los planes de Bolonia son atractivos para fuera de Europa precisamente porque son reconocidos y afectivamente atractivos para el mundo latinoamericano. Por otra parte, Salamanca es conocida en toda Latinoamérica como la ciudad propia de la universidad. No quiero decir que no haya otras universidades fuera de Salamanca de categoría, que las hay y de titulaciones mejores, pero el “logotipo” y el título de Salamanca es atractivo.

En el nº 2.786 de Vida Nueva.

 

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