La Iglesia coreana aprecia una cierta “apertura” en el Norte

M. Á. MALAVIA | Pese a la imagen férrea e inexpugnable que Corea del Norte mostró semanas atrás en el funeral de su “Querido Líder”, Kim Jong-il, parece que algo pueda estar moviéndose en el régimen comunista después de la ascensión al poder de su hijo Kim Jong-un.

Así lo entiende el ministro de Unificación surcoreano, Yu Woo Ik, quien ha transmitido el ofrecimiento de su Gobierno a entablar un proceso de diálogo con Pyongyang.

Esta predisposición ha sido bienvenida por el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Corea, Peter Kang. El obispo de Cheju, que ya calificó el cambio en el poder en el Norte como “una oportunidad para la paz y la reconciliación”, en declaraciones a la agencia Fides, profundiza esta impresión: “Estamos en el buen camino. Es un paso importante de apertura”.

A su vez, reconoce que aún es pronto para que se den avances significativos de acercamiento entre las dos Coreas. Principalmente, porque en el Sur, en este 2012, tendrán lugar dos citas electorales –en abril, parlamentarias; y, a finales del año, presidenciales– que decidirán si el actual jefe del Ejecutivo, Lee Myung Bak, se mantiene o no en el cargo.

Para Kang, Kim Jong-un retrasaría un posible diálogo hasta conocer el perfil de su interlocutor. Lee Myung Bak, quien mostró siempre una fuerte oposición al anterior dictador, habría iniciado un leve cambio de estrategia. De ahí que desde la Iglesia se llame a ambas partes a no desaprovechar la oportunidad.

Mientras, Cáritas sigue trabajando en la lucha contra la crisis alimentaria que se vive en el Norte. Tras la elevada tensión que se registró por unos incidentes en la frontera en noviembre de 2010, y por la que el Gobierno de Pyongyang cortó toda la acción de entidades provenientes del Sur, parece que, como expresa el obispo Kang, el nuevo líder “quiere abrir la puerta”.

En el nº 2.786 de Vida Nueva.

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