Los recortes no acabarán con la crisis

dos jóvenes buscan trabajo en una oficina de empleo

La Iglesia cree que la solución debe ir más allá de medidas técnicas

dos jóvenes buscan trabajo en una oficina de empleo

El desempleo se agrava; hay ya 5,3 millones de parados

FRAN OTERO | Era de esperar. No le tembló el pulso al nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. Nada más tomar posesión, empezó a tomar medidas –subida de impuestos incluida– que el propio presidente considera “duras y dolorosas”, y que no tenían cabida en su programa electoral, pero “imprescindibles para detener la espiral en la que podíamos caer”. [Siga aquí si no es suscriptor]

Rajoy apareció públicamente, por primera vez después de su investidura y tras empezar hace unas semanas un ajuste muy importante, en una entrevista con la Agencia Efe que recorrió las páginas de todos los diarios y las escaletas de radios y televisiones para justificar los recortes y para decir que no tiene previsto subir el IVA.

La situación, según se deduce de sus palabras, está lejos de mejorar; va a empeorar. Lo más preocupante es la cifra del paro, pues, según anunció, ya ha alcanzado los 5,3 millones de personas.

Y mientras el presidente del Gobierno insiste en la austeridad, ahorro y déficit público, la Iglesia posa su mirada sobre las víctimas de la crisis: familias, jóvenes, inmigrantes…, aunque valoran que la austeridad y el ahorro son un valores importantes, creen que la recuperación no puede pasar exclusivamente por medidas técnicas que, en muchos casos, han sido causantes de la crisis.

Fernando Díaz Abajo, secretario del Departamento de Pastoral Obrera de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), cree que con las nuevas medidas no se va a solucionar el principal problema de nuestro país, el empleo; es más, dice que “va a ser más precario”.

Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría

El presidente Rajoy y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría

Las expectativas tampoco son mejores para el año que acaba de empezar, pues “será mucho más duro; habrá más despidos, más ERE, y más personas que agoten su prestación por desempleo”. “No se está poniendo en el centro de las decisiones a la persona humana, se someten a los dictados de los poderes financieros”, añade.

Díaz Abajo recuerda las últimas Jornadas Generales de Pastoral Obrera, el pasado mes de noviembre, de las que salió una nota que mostraba la voluntad de la Iglesia de “seguir denunciando los mecanismos perversos de esta economía que impiden que esté al servicio de las personas y su dignidad”.

“Debemos rechazar la deshumanización que lleva consigo la situación de desempleo que afecta a tantísimas personas y familias. (…) Otra economía es posible, siempre que pongamos en el centro de la vida las necesidades de los más pobres”, decía la declaración. En ella ya se hacía referencia a los recortes denunciando “la involución de derechos perpetrada en aras de una salida de la crisis que no se ve por ningún lado”.

Las medidas del nuevo Gobierno:

– Ajuste de 8.900 millones de euros en presupuesto.
– Reducción de estructuras administrativas.

– Reducción de subvenciones a partidos políticos, sindicatos y empresas (20%).

– Recorte de presupuesto en empresas y corporaciones públicas.

– Subida del IRPF.

– Se suprime la bonificación al gasóleo profesional.

– Sube el IBI.

– Vuelve la deducción por compra de vivienda habitual.

– Se mantiene el IVA reducido para compra de vivienda nueva habitual.

– Desaparece la Renta Básica de Emancipación.

– Se congela el salario mínimo.

– Se suspende durante un año la incorporación de nuevas categorías a la Ley de Dependencia.

– Plan contra el fraude fiscal.

Por otra parte, Díaz Abajo opina que, además del trabajo hacia afuera, la Iglesia tiene una importante tarea hacia adentro. “Hoy se cuestiona la existencia de la Pastoral Obrera como específica, y yo creo que es más necesaria que nunca para dejar de regirnos por los dictados económicos actuales y así apostar por la humanidad y la solidaridad”, añade.

Hacia afuera, explica que se está trabajando mucho, tanto en la conciencia social como en el acompañamiento a las víctimas, aunque la Iglesia, a nivel oficial, “esté más callada”. En cualquier caso, reconoce que Benedicto XVI está diciendo continuamente, en todos sus viajes y discursos, que el camino que lleva la economía actualmente “es deshumanizador”.

“Las medidas favorecen a los que más tienen”

Desde la Juventud Obrera Cristiana (JOC), su presidente, Saúl Pérez, coincide con Díaz Abajo en el sometimiento de la economía y de los ajustes a los dictados de los mercados financieros, bancos y multinacionales; con unas medidas que, además, “no favorecen a los más necesitados, sino a los que más tienen”.

Critica especialmente las medidas sobre vivienda –desgravación, eliminación de la Renta Básica de Emancipación o el IVA superreducido para compra de vivienda habitual–, pues, en su opinión, se está intentando potenciar un mercado que ha tenido mucho que ver en la crisis económica actual y cuyos beneficiados “son los bancos, con importantes bolsas de viviendas”.

Asimismo, cree que los ciudadanos están pagando, ya sea con recortes sociales o subidas de impuestos, las consecuencias de una crisis que no han creado.

El responsable de JOC no confía en un cambio a corto plazo, pues es necesario que se modifiquen muchas cosas y que se den respuestas desde la política, “respuestas a las necesidades de la ciudadanía”. “La economía debe ser más real, donde prime lo productivo sobre lo financiero”, añade.

Ante esta situación, la Iglesia, continúa Saúl Pérez, “debe prestar una especial atención a las situaciones de pobreza y de exclusión” y tabajar por un economía “más social, más justa y más ética”.

A la jerarquía, con más posibilidades de hacerse oír ante la opinión pública, pide que ponga foco a esta crisis, pues se dan situaciones que atañen a la dignidad humana”. “Debería poner más acento en esta realidad social y menos en otras cosas, o, al menos, equilibrar su voz”, concluye.

Una acción callada, pero vital

Tal y como están las cosas, casi nadie duda ya de que sin la labor de los cristianos, de la Iglesia, la situación de muchas personas sería todavía más grave. Basta con echar mano a Vida Nueva en los últimos años para comprobar la cantidad de iniciativas, que ya existían y nuevas, que trabajan desde del silencio y el amor a los más pobres, promoviendo una salida de la crisis que pasa por la justicia, la dignidad humana y la solidaridad.

ONG, religiosos, parroquias, diócesis, colegios… Qué gran labor hacen tantas comunidades religiosas que continúan, pese al descenso drástico de subvenciones públicas, ofreciendo comida cada día o un techo para dormir… aportando desde la atención más básica hasta la formación para un empleo. Una acción que se antoja vital, sobre todo, ante la escasez de recursos de las administraciones que, incapaces de atender a los ciudadanos, responden: “Vaya usted a Cáritas”.

En el nº 2.784 de Vida Nueva.

 

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