Tras los pasos de Wojtyla

Encuentro Interreligioso en Asís 2011 Jornada de Oración por la Paz

beatificacion de Juan Pablo II en Roma - 1 mayo 2011

ANTONIO PELAYO. ROMA | No es necesario recurrir a ningún sondeo de opinión para afirmar, sin peligro a equivocarse, que la beatificación de Juan Pablo II el 1 de mayo ha sido el acontecimiento de mayor relieve vivido en Roma durante el casi ya finalizado año de 2011. [Siga aquí si no es suscriptor]

La elevación a los altares de Karol Wojtyla, seis años y pocos días después de su muerte, fue celebrada en toda la Iglesia –y me atrevería a decir que incluso fuera de ella–, pero la Ciudad Eterna sirvió, una vez más, de escenario para una ceremonia grandiosa y al mismo tiempo íntimamente vivida por el millón y medio de personas que llegaron hasta Roma desde todos los confines de la tierra.

Los que tuvimos la oportunidad de vivirlo en directo no lo olvidaremos mientras Dios nos dé vida. La Plaza de San Pedro no solo estaba bañada de sol, sino impregnada por la intensa emoción que manifestaban todos sus protagonistas, comenzando por Benedicto XVI, durante tantos años estrechísimo colaborador del Pontífice polaco y cuya acción apostólica se inscribe en una línea de continuidad absoluta con la de su predecesor.

Benedicto XVI besa las reliquias del beato Juan Pablo II

Benedicto XVI besa las reliquias del beato Juan Pablo II

Fueron 86 los países que se hicieron presentes con una delegación oficial: cinco eran miembros de casas reales y 17 eran jefes de Estado; entre los restantes, abundaban los primeros ministros, presidentes de parlamentos o ministros, además de altos representantes de diversas organizaciones internacionales y otras personalidades, entre las que destacaban eminentes líderes de las Iglesias cristianas.

En su emocionada homilía, Joseph Ratzinger evocó los funerales de Juan Pablo II y cómo él había decidido que la causa de beatificación procediese con “razonable rapidez”, hasta llegar al día tan esperado de la proclamación pública de su santidad. “Y he aquí que el día tan esperado ha llegado pronto –dijo–, porque el Señor así lo ha querido: Juan Pablo II es beato”. Y aquí, a pesar de la advertencia que se había hecho de no interrumpir la ceremonia, la multitud no pudo refrenar sus impulsos y explotó en un aplauso atronador que se prolongó durante varios minutos.

Los días siguientes fueron testigos del íntimo y personal homenaje que centenares de miles de fieles quisieron tributar al nuevo beato. Recordaremos la muy evidente conmoción de dos de sus más fieles colaboradores: su secretario personal durante casi 40 años, el cardenal Stanislaw Dziwisz, hoy arzobispo de Cracovia, y el cardenal Eduardo Martínez Somalo, nueve años sustituto de la Secretaría de Estado y camarlengo.

Los restos de Juan Pablo II fueron finalmente instalados en la capilla de San Sebastian de la Basílica vaticana, contigua a la de la Piedad de Miguel Ángel, y son todos los días parada obligada de los fieles que visitan el primer templo de la cristiandad.

Cuatro viajes internacionales

En la apretada agenda del Papa, sus viajes internacionales destacan siempre por el eco que suscitan en la opinión pública internacional. Durante 2011, Benedicto XVI ha visitado Croacia (4-5 de junio), Madrid (18-21 de agosto), Alemania (22-25 de septiembre) y Benín (18-20 de noviembre). De la JMJ ya informamos ampliamente en otro lugar de este mismo número y aquí solo destacaremos su indiscutible éxito, que ha puesto en solfa la campaña que la precedió y, con un volumen mucho más reducido, la siguió.Benedicto XVI visita Alemania - septiembre 2011

Del tercer viaje del Papa alemán a su tierra natal, VN dio en su día una información muy completa. Sus tres etapas –la capital, Berlín; Erfurt, cuna de la reforma protestante; y la católica Friburgo, en Brisgovia– tuvieron características muy diversas, pero se cerraron con un balance muy satisfactorio, contradiciendo las pesimistas previsiones que algunos círculos de opinión habían difundido días antes.

En Berlín, Ratzinger fue acogido con los máximos honores que un país puede dispensar a sus huéspedes en visita de Estado. Entre ellos, se le dio la oportunidad de pronunciar un discurso en el antiguo Reichstag ante el presidente Christian Wulff, la canciller Angela Merkel, el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, y los más altos representantes de otras instituciones del Estado y el Cuerpo Diplomático.

Después de poner en evidencia que las raíces jurídicas del Estado y de la política deben ser “un compromiso por la justicia para crear así la condiciones de la paz”, Benedicto XVI evocó el período nazi, durante el cual “el derecho se separó del derecho, se enfrentó contra el derecho; se transformó en una cuadrilla de bandidos muy bien organizada que podía amenazar al mundo entero y empujarle al borde del abismo”. Entre otros conceptos, recordó que la tradición cristiana “nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado”, pero, por el contrario, “se ha referido a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho, se ha referido a la armonía entre razón subjetiva y objetiva, una armonía que, sin embargo, presupone que ambas estén fundadas en la Razón creadora de Dios”.

Después de su ecuménicamente significativa visita a Erfurt y al santuario mariano de Etzelsbach (donde ni siquiera en los duros años del terror comunista la afluencia de peregrinos cesó), el Santo Padre llegó a Friburgo, que le recibió con expresivas muestras de afecto popular. Poco antes de regresar a Roma, se reunió en la Konzerthaus de la ciudad con centenares de representantes de las que podríamos llamar “fuerzas vivas” de la Iglesia alemana.

Y su discurso reservó una sorpresa al abordar el tema candente de los necesarios “cambios” de la Iglesia, que no pueden confundirse con la necesidad de acomodarse al mundo y de adaptarse a sus criterios. “La Iglesia –subrayó– debe hacer siempre el esfuerzo de separarse de la ‘mundanidad’ del mundo (…). Los ejemplos históricos demuestran que el testimonio misionero de una Iglesia ‘desmundanizada’ emerge de modo más claro. Liberada de su peso material y político, la Iglesia puede dedicarse mejor y de un modo verdaderamente cristiano al mundo entero, puede estar verdaderamente abierta al mundo”.

“La Iglesia se abre al mundo no para obtener la adhesión de los hombres con las propias pretensiones de poder, sino para hacerles entrar en sí mismos y conducirles hacia Dios –continuó–. No se trata de una nueva táctica para relanzar la Iglesia. Se trata más bien de despojarse de todo lo que es táctica y de buscar la plena sinceridadque no descuida ni reprime ninguna de las verdades de nuestro hoy, pero realiza plenamente la fe hoy, viviéndola en la absoluta sobriedad de hoy, llevándola a su plena identidad, despojándola de todo lo que es solo aparentemente fe, pero de verdad son convenciones y hábitos”.

Papa Benedicto XVI firma exhortacion postsinodal Africae Munus en Benin - noviembre 2011

Benedicto XVI firma la exhortacion postsinodal 'Africae Munus' durante su viaje a Benín

Foco en África

En Benín, Benedicto XVI hizo entrega al Episcopado africano de su exhortación apostólica postsinodal Africae Munus, donde se compendian las 57 proposiciones que le entregaron los padres sinodales que participaron en la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, celebrada en el Vaticano en octubre de 2009.

Un documento valiente que enfoca con realismo los desafíos que deben encarar los católicos del Continente Negro, tan lleno, por otra parte, de esperanzas para su futuro y el de toda la humanidad. No estará de más destacar que los benineses y otros fieles llegados de las naciones colindantes le tributaron al Papa un recibimiento entusiasta.

Resulta verdaderamente sorprendente que, al margen de sus actividades diarias, el Pontífice tenga aún tiempo para proseguir la redacción de su obra Jesús de Nazaret. El 14 de marzo apareció el segundo volumen de su libro, que, como el primero, ha sido ya traducido a decenas de lenguas y ha alcanzado cifras impresionantes de ventas, teniendo en cuenta que sus páginas no son precisamente literatura al alcance de todas las mentes.

Como pusieron de manifiesto en la presentación de la edición española que hicieron en la Embajada de España ante la Santa Sede Luis F. Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y Olegario González de Cardedal (quien recibió el primer Premio Ratzinger de Teología), “lo que el Papa quiere descubrir es el Jesús real”.libro 'Jesús de Nazaret' de Ratzinger-Benedicto XVI - segundo tomo

“Si Jesús no hubiese resucitado –afirmó el jesuita monseñor, después de matizar que el libro tiene la autoridad de su autor pero no es magisterial–, es una personalidad religiosa fallida. Solo si ha resucitado, ha sucedido algo que ha cambiado el mundo”.

Por su parte, el profesor emérito de la Universidad Pontificia de Salamanca insistió en que, entre los criterios de historicidad y los de la fe, “la solución consiste en mostrar su coherencia, la concordancia y complementariedad de ambas palabras, aun manteniendo su diferencia, en la medida en que desde ambas se iluminan las cuestiones de la vida humana: sentido de la existencia, realidad de Dios, su presencia y revelación en el mundo, continuidad y novedad de la persona de Cristo en el horizonte del mundo”.

Continuidad en Asís

Otro acontecimiento mayor de 2011 ha sido el IV Encuentro Interreligioso celebrado en la ciudad de Asís el 27 de octubre, a los 25 años de la primera Cumbre de todas las religiones para orar por la paz, convocada por Juan Pablo II.

Aunque no haya tenido en la opinión pública eclesial y extraeclesial el impacto que se merecía, quisiera subrayar que lo verdaderamente significativo es que Benedicto XVI haya querido dar continuidad a la que fue en su día una discutida iniciativa wojtyliana.

Ciertamente, su sucesor ha introducido algunas variantes de no pequeña monta, descartando toda sospecha de sincretismo y abriendo las puertas a una representación de los no creyentes, considerando a los agnósticos como buscadores de Dios.Encuentro Interreligioso en Asís 2011 Jornada de Oración por la Paz

Como ha subrayado recientemente el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, “hay que ver en el pluralismo religioso un estímulo para vivir y confesar la propia fe sin timideces pero con humildad y respetando la libertad de conciencia”.

Que en estos 25 años se han dado grandes pasos en este camino lo demuestra que la respuesta a la invitación del Papa fue numerosa y de primer orden: el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I; el primado de la Comunión Anglicana, Rowan Williams; el rabino David Rosen; el secretario del Consejo Ecuménico de las Iglesias, Olav Fyske Tveit; y el portavoz mundial de las religiones tradicionales de origen africano, Wande Abimbola; así como líderes de las religiones budista, sintoísta, hinduista y musulmana.

En el discurso papal, la nota novedosa fue la relativa a la no creencia o agnosticismo: “Estas personas llaman en causa a los seguidores de las religiones para que no consideren a Dios como una propiedad que les pertenece a ellos, hasta tal punto de sentirse autorizados a la violencia respecto a los demás. Estas personas buscan la verdad, buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta”.

En el capítulo de cambios, el más importante se registró en la Secretaría de Estado, a cuyo sustituto, Fernando Filoni (nombrado prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos), ha sucedido Giovanni Becciu, exnuncio en Angola y Cuba.

En la Embajada española ante la Santa Sede, después de cinco años de fecunda labor, Francisco Vázquez dejó el puesto a María Jesús Figa López-Palop, que se convertía así en la primer mujer que ocupa dicho cargo en cinco siglos de relaciones diplomáticas.

Sigue abierto el capítulo de las negociaciones con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, insensible a los gestos de Benedicto XVI para facilitar su reintegración en la comunión eclesial, como la publicación de la instrucción Universae Ecclesiae (del 13 de mayo) sobre los ritos de la liturgia eucarística.

  • Opinión: Papables, por Antonio Pelayo

En el nº 2.782 de Vida Nueva. Número especial Navidad–Fin de año 2011

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