La verdad de nieve

ilustración Nacho Molano - Cuento de Navidad - La verdad de Nieve Use Lahoz

Un cuento de Navidad de Use Lahoz

ilustracion de Nacho Molano - La verdad de nieve - Cuento de Navidad de Use Lahoz

USE LAHOZ (*). Ilustraciones: NACHO MOLANO | Según el tío Armando, el único requisito para ser admitido en el orfanato de San José de la Montaña era llevar consigo tres o cuatro mudas, cubiertos de alpaca y un colchón. Desde hacía un mes, cada noche repetía lo mismo. Cuando salía el tema, una sospecha atravesaba mi entendimiento con intención de adivinar el futuro.

Yo tenía once años y por nada del mundo quería abandonar a mis amigos, las eras, los corrales, el monte, las cabras. La idea de verme lejos me desconcertaba, pero sabía que tarde o temprano llegaría el momento.

En cuanto mi tío consiguió los cubiertos y el colchón, mi tía se apresuró en comprar un par de mudas más y enseguida se enteraron del día en que pasaría por nuestro pueblo el hombre de la DKW.

ilustración Nacho Molano - Cuento de Navidad - La verdad de Nieve Use LahozEn el pueblo se sabía de su existencia. Era un secreto que no salía de la comarca. La fábrica de las DWKS estaba en Vitoria y los coches se trasladaban de uno en uno. Quien los conducía hasta su destino era el “probador”, que casi siempre salía desde la fábrica rumbo a las grandes ciudades.

El probador pasaba de vez en cuando por el pueblo. Alguien daba el aviso y en el bar se apañaba el trámite. A veces había que esperar turno, porque bajo ningún concepto aceptaba el probador llevar a más de uno o dos polizones. Era un trabajo que hacía de noche y a escondidas para sacarse un sobresueldo.

La tarde antes de abandonar el pueblo me despedí de mis amigos sin saber que no volvería. Tan ingenuo fui que les prometí que cuando regresara haríamos esto, lo otro y lo de más allá.

–Cuando vuelvas, a lo mejor ya hay agua y podemos ir a regar los huertos con mi hermano mayor –decía el Jacinto.

–Eso, y en la era larga haremos un campo con porterías de verdad –añadía el Angelito.

–Sí –decía yo–, y dejaremos sin moras la morera del barranco… Pero de momento no le digáis nunca al Domingo que era yo el que le daba el vino a sus mardanos, ¿eh?

Y riendo entre lágrimas nos fundimos los tres en un abrazo.

Por la noche no logré cenar y apenas pude dormir. A las tres de la mañana me despertaron mis tíos. Mientras me vestía, mi tía Anunciada empezó a llorar. Se notaba que tampoco había pegado ojo. Estaba viviendo ese terrible momento en que estás a punto de liberarte de alguien que la conciencia no te permitirá olvidar nunca.

Puede seguir leyendo el cuento aquí (PDF).


(*) Use Lahoz (Barcelona, 1976), joven promesa de la narrativa española, ha publicado las novelas Leer del revés (El Cobre); Los Baldrich (Alfaguara), que le valió la designación como Talento FNAC; La estación perdida (Alfaguara) y los poemarios Envío sin cargo y A todo pasado. Junto con Josan Hatero, acaba de recibir el Premio Jóvenes Lectores, que otorga la editorial La Galera, por la novela Volverán a por mí. [Entrevista con Use Lahoz]

En el nº 2.782 de Vida Nueva. Número especial Navidad–Fin de año 2011

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