Campanadas para una sociedad en crisis

arbol de Navidad en la Puerta del Sol de Madrid

arbol de Navidad en la Puerta del Sol de Madrid

ANTONIO GIL, sacerdote y periodista | El año 2011 se nos marcha ya y queremos decirle adiós, entre pesimistas y esperanzados. Sonarán las doce campanadas en los relojes de medio mundo, mientras nosotros, en esta página, recogemos el eco de otras “doce campanadas” que nos hagan vibrar y caminar, ilusionarnos y soñar, en un brindis de fe, de esperanza y de amor.

  • 1. La fe cristiana es una relación personal con Jesucristo (Benedicto XVI). Así lo proclamó el Papa en su mensaje para la JMJ 2011, y así lo repitió durante las jornadas apasionantes y vibrantes, desarrolladas en Madrid. “La fe cristiana no es solo creer en la verdad, sino, sobre todo, una relación personal con Jesucristo. Cuando comenzamos a tenerla, la vida crece y se realiza en plenitud”. Primera campanada para nuestras conciencias libres, clave para adentrarnos en el misterio de Dios.
  • 2. El coraje es hacer frente a la vida (Rosario Bofill). La directora de El Ciervo fallecía el 12 de octubre. Escogemos una de sus reflexiones: “El coraje es aceptación, pero no solo aceptación, porque entonces corre el riesgo de que derive en pasividad. El escritor francés G. Bernanos repetía con frecuencia: faire face. Algo que podríamos traducir como ‘hacer frente’, o afrontar. El coraje es eso, hacer frente a la vida”. Segunda campanada para nuestras libertades más limpias.
  • 3. La Navidad nos dice que Dios no es el antagonista del hombre (cardenal Martínez Sistach). El arzobispo de Barcelona nos descubre las entrañas de la Navidad: “La Navidad proclama que Dios no es el antagonista del hombre, sino que es el amigo del hombre. Este Dios y este hombre son quienes se han manifestado de manera concreta e histórica en Cristo”. Tercera campanada para nuestras inquietudes temerosas.
  • 4. “Para realizar los propios sueños es mejor tender puentes” (Pedro Poveda). La Institución Teresiana ha celebrado este año su centenario. En su honor, recogemos las hermosas palabras de su fundador: “Para realizar los propios sueños es mejor tender puentes, vivir la solidaridad, invitar a la colaboración, con simpatía por todo lo humano”. Cuarta campanada para nuestras soledades más intensas.
  • 5. “¿Desanimarme? Nunca, porque siempre es Él quien decide” (Teresa de Calcuta). No podía faltarnos su presencia, ni la escucha de su palabra, siempre viva y cercana. “¿Desanimarme? Nunca, porque siempre es Él quien decide. Y yo soy feliz obedeciéndole”. Quinta campanada para nuestras dudas.
  • 6. “Todos somos enfermos” (beato Lolo, periodista). Sería imperdonable no recordar a nuestro periodista que está en los altares, el querido e inolvidable Manuel Lozano Garrido. “Todos somos enfermos, con nuestras obras de almendro en flor o momentos de caída de las hojas; pero también un Dios rutilante brilla siempre al fondo de todos los sucesos”. Sexta campanada para nuestros desánimos.
  • 7. “Humanizar la globalización” (beato Juan Pablo II). No podía faltar a la cita de las campanadas. “Debemos aspirar a otro tipo de civilización, basada en otros valores distintos al dinero”. Séptima campanada para nuestras ambiciones.
  • 8. “No tengas miedo de adelantarte a la aurora” (Hermano Roger). Estas son las palabras pronunciadas por los hermanos de Taizé, el día de su compromiso: “Renunciando en lo sucesivo a mirar hacia atrás, y con el gozo de un infinito agradecimiento, no tengas nunca miedo de adelantarte a la aurora para alabar y bendecir y cantar a Cristo tu Señor”. Octava campanada para nuestros anhelos de unidad.
  • 9. “La vida es una sala de espera” (Raniero Cantalamessa). El predicador de la Casa Pontificia nos define así la vida: “La vida es una sala de espera. Nos impacientamos cuando estamos obligados a esperar una visita o una experiencia. Pero ¡ay si dejáramos de esperar algo!”. Novena campanada para nuestras metas.
  • 10. “Al final de la tarde…” (Ernestina de Champourcin). Fue una gran poetisa que buscó, encontró y amó a Dios. En uno de sus poemas nos da la clave del tiempo: “Al final de la tarde, / no vale lo que queda / sino el impulso mágico / de la verdad completa”. Décima campanada para nuestros atardeceres soñolientos.
  • 11. “El monasterio de Silos me ha enseñado…” (P. Moisés Salgado, OSB). En un encuentro, el maestro de novicios del monasterio de Silos, me decía: “El monasterio me he enseñado a ver la pobreza del ser humano, la ceguera de tanta gente y el misterio del mal”. Undécima campanada para nuestra ignorancia.
  • 12. “El corazón de María, camino del cielo” (Mónica Vidal). No puede faltar aquí la sonrisa y el corazón de una Madre. Por eso, evocamos a María: “Dios, que nos conoce y nos ama, nos da una ayuda segura, el resguardo cierto para llegar al triunfo final de la resurrección: nos da a su propia Madre”. Duodécima campanada para nuestro corazón.

En el nº 2.782 de Vida Nueva. Número especial Navidad–Fin de año 2011

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