MAITE LÓPEZ MARTÍNEZ | Un año más, la editorial San Pablo cumple con su ya tradicional cita discográfica navideña editando Tu vida, una eterna Navidad. El disco está interpretado por dos jóvenes religiosas, las hermanas Marta y Sandra, pertenecientes a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel.
Al igual que ocurrió con su primer disco, En camino a Santiago, los arreglos han sido realizados por Andrés Tejero, músico con una especial sensibilidad para la música religiosa.
Se abre con Ven, Señor Jesús y Caminemos hacia Belén, dos temas de Adviento que, a modo de pórtico al misterio central de la Navidad, nos animan a adentrarnos en este tiempo de esperanza. El último, sobre todo, resulta francamente alegre y didáctico, muy adecuado para el trabajo catequético y educativo.
Tras estos temas, encontramos un original y movido rock and roll dedicado a la Virgen Inmaculada. El resto del disco son ya canciones navideñas propiamente hablando y resultan muy adecuadas para orar y entrar en el Misterio de la Encarnación, haciendo una lectura actual y creyente de la realidad.
Otro rasgo llamativo del álbum es el tono de alabanza, esperanza y alegría, así como el protagonismo de María y la intención (explícita en muchos casos) de hablar de la Navidad como de una profunda experiencia de fe. De entre los temas, dos destacan por su especial belleza, tanto musical como textual.
El primero lleva el título de Posada, y es la súplica de una madre emigrante llena de dulzura hecha canto, que busca cobijo para su hijo y que termina en un ¡gloria! solemne y tierno a la vez. El segundo es La nana, otra hermosa balada, aportación nueva a este subgénero de villancicos tan entrañable: “Pequeño y dulce maestro, qué te puedo ofrecer. Toma mi amor y mi aliento, si es que de noche tienes sed”.
En el nº 2.781 de Vida Nueva.
