Marta Guijarro Ruiz: “El modelo actual no funciona”

Marta Guijarro Ruiz portavoz Coordinadora Estatal Comercio Justo

Portavoz de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo

Marta Guijarro Ruiz portavoz Coordinadora Estatal Comercio Justo

FRAN OTERO | “Lo deseable sería que todo el comercio fuera siempre justo”. Así lo desea Marta Guijarro Ruiz, portavoz de la Coordinadora Estatal que agrupa a las asociaciones y ONG vinculadas a esta tarea. Sobre las ventajas de este tipo de comercio, Marta defiende: “Además de los aspectos económicos, hay que tener en cuenta los criterios sociales y medioambientales”.

– ¿Por qué es importante hoy que exista el Comercio Justo, que se promueva?

– La finalidad es la lucha contra la pobreza de las comunidades más desfavorecidas. Constituye una herramienta muy potente de cooperación al desarrollo, ya que asegura una serie de derechos: ingresos estables y que permiten llevar una vida digna, igualdad entre hombres y mujeres, promoción de las mujeres en los cargos de decisión, no explotación laboral infantil y cuidado del medio ambiente.

– ¿No debería ser todo el comercio siempre justo?

– Desde luego. Sería lo deseable, ya que nos beneficiaría a todos en todos los aspectos. La filosofía del Comercio Justo sería deseable que estuviera presente per se en todo tipo de relaciones comerciales a pequeña y a gran escala.

– ¿Qué marca la diferencia entre un producto de Comercio Justo y otro que no lo es?

– Por un lado, están las condiciones laborales de las personas que los han elaborado. Si se garantiza que por su trabajo han recibido una cantidad de dinero que les permita cubrir sus costes de producción y unos salarios que garanticen una vida digna, estaremos ante un producto justo. También es importante que este trabajo no haya sido perjudicial para la salud de los trabajadores, es decir, que se trabaje en lugares apropiados y con unas condiciones de salubridad dignas. Y por supuesto, que no haya existido explotación infantil. Otra de las condiciones esenciales sería la protección del medio ambiente, ya que es clave que la producción de determinados artículos no “hipoteque” el entorno en el que viven las comunidades. Y por último, otra diferencia sería el aspecto de género: estaremos ante un producto justo si en su proceso de elaboración tantos las mujeres como los hombres han recibido un trato igualitario.

– ¿Es posible que las relaciones económicas pongan en el centro a la persona?

– Sí, sí que es posible, y deseable, por supuesto. En los 50-60 años que lleva, el Comercio Justo ha demostrado que es un modelo que funciona y que favorece el desarrollo de los pueblos. Asimismo, otras experiencias de economía social, tanto en nuestro país como en otros, muestran otras maneras de hacer economía mucho más respetuosas y “sanas”. Creo que somos muchos los que queremos otra economía y sabemos que no es una utopía conseguirlo. Lo importante es demostrarlo en nuestro día a día, a través de un cambio en nuestras formas de consumo.

– ¿Es la crisis una oportunidad para cambiar?

– Pues efectivamente, la crisis actual debería de hacernos reflexionar, a nosotros y a nuestros gobernantes, sobre este modelo consumista, que no es una solución adecuada. Ha demostrado que no funciona porque deja “fuera” a muchos pueblos, a muchas personas. Un modelo solo centrado en lo económico no asegura los derechos fundamentales ni garantiza un desarrollo adecuado. Sin embargo, parece que las reflexiones de quienes deben tomar decisiones no van por ahí. Las últimas cumbres internacionales, tanto económicas como políticas o medioambientales, parece que insisten en no cambiar el modelo. Ante ello, las personas que creemos en otro modelo debemos seguir proponiendo otras vías y manifestando nuestra opinión.

– ¿Por qué hay que comprar Comercio Justo?

– Nosotros solemos decir que con cada compra elegimos el mundo que queremos. Pensamos que el Comercio Justo constituye otro modelo de comercio que sienta las bases de otro modelo de mundo. El modelo actual se rige únicamente por criterios económicos. Sin embargo, el Comercio Justo plantea que, además de los aspectos económicos, hay que tener en cuenta, en igualdad de condiciones, los criterios sociales y medioambientales. Por eso, creemos que es fundamental promover este otro tipo de Comercio (y de modelo global), mucho más humano y positivo para todos y todas. Con el Comercio Justo se benefician tanto las personas que elaboran los productos como quienes los consumen. dado que son productos de gran calidad (ecológicos, elaborados de manera casi artesanal). En este sentido, el Comercio Justo constituye una manera de acercar a los productores y a los consumidores, es una manera de pensar en quién está al otro lado de la cadena comercial, y no únicamente en nuestra propia satisfacción.

En el nº 2.781 de Vida Nueva.

 

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